El año pasado cerramos nuestra estancia en de once días en las tierras de leonesas de Babia con una gran ruta circular. Primero subimos desde Torrebarrio los picos del Prau y Fontan. Después pasamos a Asturias para bajar al refugio de Meicín. La vuelta la hicimos pasando por el Alto de Terreros y el collado de Ronzón. Fue un recorrido magnífico pero algo deslucido por la niebla. Las nubes nos privaron de buena parte de las vistas y, sumadas a nuestro desconocimiento de la zona, nos impidieron recorrer la Senda de las Merinas. También nos quedamos con las ganas de cerrar el circuito subiendo al Peña Ubiña desde el Alto de Terreros. Pero aquí fueron las fuerzas y, sobre todo, un nada gratificante cordal pedregoso e inestable, las que nos echaron para atrás. Cuando después de 10.5 h de caminata y algo mas de 1700 m de desnivel, llegamos a Torrebarrio estábamos contentos y satisfechos. Pero teníamos la sensación de que la ruta que habíamos hecho, de por si excepcional, podía mejorarse notablemente sin incrementar en exceso el gasto físico.
Trece meses mas tarde hemos vuelto a Babia. Con un tiempo estupendo hemos realizado la Travesía de las Ubiñas como nos habría gustado hacerla el año pasado. La ruta coincidie en la primera y última parte con nuestro recorrido anterior. Primero se sube a los picos del Prau y Fontan. Tras bajar el Canalón del Buey, se deja el camino del refugio de Meicín para ascender a la Pasada del Siete por una canal corta pero “entretenida”. La ruta continua por la sorprendente Senda de las Merinas, que se abandona al pasar por debajo de la cresta-espolón oriental de la Peña Ubiña. Por el mismo se alcanza la cima de la montaña, con una trepada larga y aérea. La bajada de la Ubiña al collado de Ronzón se hace por su cresta sur, siguiendo la senda balizada de la vía normal. Después, solo queda seguir un buen camino y un tramo de pista para volver a Torrebarrio. En total han sido 14 horas largas (yendo muy tranquilos), 1800 m desnivel, mas de 400 fotografías, dos días de agujetas y una satisfacción que durará semanas…
Tipo Actividad
|
Ascensión de alta montaña estival
| |||
Fecha
|
Martes, 31 de Julio 2012
| |||
Asistentes
|
Encarna, Enric
| |||
Zona
|
Macizo de las Ubiñas. Babia. Cordillera Cantabrica. Entre León y Asturias
| |||
Inicio ruta
|
Torrebarrio A unos 3 Km de San Emiliano, por la ctra LE-481 que va al Puerto de la Ventana.
| |||
Final ruta
| ||||
Recorrido
|
Torrebarrio- Pista hasta el Torrente de los Muriales-Camino-Lomba Verde- Collada y pico del Prau-Horcada N de Fontan- Cresta NO Fontan- Fontan N-Fontan S-Horcada S de Fontan-Canalón del Buey-Passada del Siete-Senda de las Merinas-Cresta E de la Peña Ubiña-Peña Ubiña- Cresta S de la Peña Ubiña (via normal)- Collado del Ronzón-Pista-Torrebarrio
| |||
Noche
|
No
| |||
Horario
|
Total
|
12 h 17 min
|
Efectivo
|
10 h 15 min aprox
|
Cota (m)
|
Mínima
|
1250 m (Torrebarrio)
|
Máxima
|
2422 m (Fontan S)
|
Climatología
|
Buen tiempo
| |||
Nieve-hielo
|
No
| |||
Desnivel Acum (m)
|
Ascenso
|
1800
|
Descenso
|
1800
|
Distancia (Km)
|
17.6
| |||
Dific.Física
|
Muy Alta. Longitud y desnivel acumulado importante (los últimos 350 m son de trepada PD)
| |||
Dific.Orientación
|
Media en la subida del Prau y en la senda de las Merinas (poco clara), que con niebla debe ser muy perdedora (dificultad orientación alta). La cresta E de la Peña Ubiña no da muchas opciones de itinerario y hay hitos, pero se han de buscar los mejores pasos
Baja para el resto de la excursión (pista, caminos o sendas bien marcados).
| |||
Dific.Psicológica
|
Alta en la cresta E de la Peña Ubiña y la canal de acceso a la Pasada del Siete.
Media, en la subida al Prau, la cresta de Fontan (un tramo aéreo), la bajada del Canalón del Buey (sencilla pero un poco agobiante por la inestabilidad del terreno), la senda de las Merinas (bajada de un escalón rococó intermedio) y el descenso (muy pendiente y algo aéreo) por la senda balizada de la cresta S de la Peña Ubiña.
Baja en el resto de la excursión
| |||
Dific.Técnica
|
Alta, por la subida de la canal de la Pasada del Siete (terreno húmedo con pasos de I/I+) y la cresta E del Peña Ubiña (PD, pasos de II/II+, 350 m). Resto de la ruta dificultad media-baja.
| |||
Material
|
Alta montaña estival. Casco y bastones aconsejables.Cuerda opcional
| |||
Cartografía
|
“Cordillera Cantábrica. Macizo de las Ubiñas”,1:25000,Ediciones Adrados, 2006
| |||
Bibliografía
|
Descenso de Peña Ubiña a Torrebarrio: “Cordillera Cantábrica Central y Occidental”,Itin.24a y 25a, David Atela, Ed.Desnivel, 201
| |||
Valoración
|
Ruta excepcional pero muy exigente que permite conocer las distintas vertientes del macizo de las Ubiñas. Paisajes grandiosos. Absolutamente recomendable, si se esta preparado…
| |||
Comentarios
|
Al igual que el año pasado nos hospedamos en el Hostal Valle de San Emiliano, en el pueblo de San Emiliano. Las habitaciones y el servicio son mas que correctos, se come bien, el precio es razonable y está a sólo 5 Km de Torrebarrio (inicio y final de la ruta)
Teniendo en cuenta que la parte mas difícil y exigente (cresta E Peña Ubiña) esta al final (cuando llevamos 1400 m de desnivel) es muy importante no forzar y guardar fuerzas
No aconsejable con niebla (la ruta se hace difícil de seguir y se pierden las vistas). Tampoco si el terreno está mojado (hay tramos empinados de hierba que pueden ser peligrosos).
Llevar una buena provisión de agua (no se encuentra en todo el recorrido)
La ruta es abandonable en varios sitios:
-Desde el Prau o los Fontanes por donde se ha subido (con cuidado).
-De los Fontanes se puede bajar por la ruta normal hasta el refugio de Meicin y del mismo volver a Torrebarrio por el Alto de Terreros y el collado de Ronzón (sin dificultad pero largo).
-A medio recorrido de la seda de las Merinas puede subirse sin problemas a la Pasada de la Puerta del Arco y descender por el otro lado (I/I+,con cuidado) a la pista que viene de Torrebarrio
-Podemos evitar la cresta E del Peña Ubiña siguiendo la senda de las Merinas hasta su final en el Alto de Terreros y seguir al collado del Rozón y Torrebarrio.
Por último indicar que puede ascenderse a la Peña Ubiña por la cresta N (PD+, pasos de II/III) algo mas corta y discontinua que la cresta E, pero más técnica (y dicen que mas bonita). Se accede a la misma desde la senda de las Merinas, subiendo a la Pasada de la Puerta del Arco y el Prau Capón.
| |||
Con perros…
|
Absolutamente desaconsejable. No es un recorrido para ir con nuestro amigo peludo.
| |||
Track (en formato gpx): http://es.wikiloc.com/wikiloc/spatialArtifacts.do?event=setCurrentSpatialArtifact&id=3258335
|
A tener en cuenta:
El desnivel y la distancia se obtienen a partir del track con Garmin BaseCamp
La estimación de la dificultad se realiza considerando la actividad como excursión/ascensión y no como escalada.
Si la actividad comporta escalda u otra disciplina técnica, se indica específicamente
Domingo
31 de Julio 2012. Al
igual que el año pasado, aparcamos en la plaza que hay al SE de Torrebarrio,
junto al parque infantil y cerca de la fuente-abrevadero. Son las 6.30 h, es de noche, el cielo está sereno y hace frío (el termómetro de la
farmacia de San Emiliano marcaba 7ºC). Enseguida empezamos a caminar (6.37
h, 1250 m).
Durante
las próximas cinco horas y media (contando paradas) seguiremos la ruta que hicimos el año
pasado (http://relatosenien.blogspot.com.es/2011/08/once-dias-en-babia-final.html). Conscientes de que el recorrido es
largo, y de que la parte mas dura y complicada está al final, adoptamos un ritmo
cómodo. Sin prisas remontamos la larga pista que se adentra en la
vertiente occidental del macizo de las Ubiñas. Tardamos 40 min en llegar a la
curva donde sale el camino del Collado del Ronzón (marcas blancas y amarillas,
7.18 h, 1540 m). Seguimos subiendo… Otros 40 min para situarnos bajo la cresta
Fontan-Peña Ubiña y cruzar el torrente de los Muriales (7.57 h, 1750 m). Poco
después tomamos un camino que sale a la derecha (7.59 h,
1758 m). Tras un breve tramo en subida (N) el terreno se allana y la senda se
difumina. Pero la línea de avance es clara. Por lomas y canales de hierba vamos
al norte y nos situamos bajo la ladera herbosa de la base de la vertiente SO
del Prau (según el plano Lomba Verde, 8.15 h, 1830 m).
Subimos
directamente (NE) por el borde derecho de la Lomba Verde, al límite de la
enorme pedrera que, como un gran embudo invertido, baja desde una canal oblicua
a la izquierda (NO) que hay bastantes metros mas arriba. La subida es dura pero
se hace bien. Tras superar algo menos de 200 m de desnivel, llegamos al pie de
una banda rocosa. La rodeamos por la derecha (huella de paso). Desestimamos una
primera canal rocosa vertical que sale a la izquierda.
Enseguida encontramos una segunda de hierba y roca mas ancha (hito, 8.48
h, 2031 m). Ascendemos por la misma (N-NO) y llegamos a un rellano. En vez de
flanquear a la izquierda (NO), como hicimos el año pasado, subimos recto por la ladera rocosa de
la derecha (NE), apoyando las manos de cuando en cuando. Mas arriba el terreno se
abre, y pierde inclinación. Avanzamos por zonas de hierba, roca y pequeñas pedreras en las que se dibuja algún tímido sendero (hitos inconexos). Subimos cerca del borde de un espolón que queda a nuestra derecha. No tardamos en alcanzar una especie de
collado-hombro en este espolón de tierra marrón claro, en el que hay
un hito muy visible (9.18 h, 2177 m). Al
otro lado se abre la importante canal oblicua que muere en lo alto de la gran de pedrera vecina de la Lomba Verde. Se ve muy derecha, sin cortados y con una huella de paso. Se podría bajar sin problemas…
También subir, pero sería una auténtica penitencia…
En
adelante la ruta de ascensión coincide con la del año pasado. Remontamos (N-NE)
una amplia y empinada ladera en llena de pequeñas pedreras. Lo hacemos poco a
poco, intentando evitar aquellas zonas incómodas o
descompuestas. Una última canal por debajo de los muros de la cresta rocosa que
remata la vertiente nos deja a pocos metros de un estrecho collado en la cresta
Prau-Fontan. Antes del mismo giramos a la izquierda y vamos en busca de la
cresta SE del Prau. Por fin nos da el sol. Un pequeño sendero remonta la cresta
y nos lleva a la cumbre (9.52 h, 2357 m). Sólo hay un pequeño hito. ¿Qué habrá sido del buzón del año pasado...?.
Estamos
contentos. Mas que por la cumbre (que hoy es un punto de paso)
por haberla alcanzado sin grandes esfuerzos. También por que el día (algo frío
y ventoso, pero espléndido) nos permite disfrutar y fotografiar las vistas que la
otra vez no pudimos ver. Al NO el pico Colines, la Peña Ranchón, el Socellares...,
todos viejos amigos. Al N la Peña Rueda, un monte que algún día tendremos
que hacer. Al SO el valle de Torrebarrio y la pista por donde vinimos… Al O mas picos conocidos (Peña Orniz,Morronegro,
Montihuero) y no conocidos. Al SE los picos de Fontan, nuestro siguiente
objetivo. Nos gustaría hacer una buena parada y disfrutar de esta cumbre
solitaria. Pero la ruta es larga... Cinco minutos escasos
después de llegar (9.56 h) volvemos por la cresta por donde hemos venido.
Enseguida
llegamos al estrecho collado que hay al pie de la primera punta rocosa de la
cresta Prau-Fontan. La otra vez la rodeamos bajando por la derecha. Hoy nos
fiamos del hito que hay en lo alto de la elevación y probamos a ir por arriba. Es un acierto… Sin apenas apoyar las manos alcanzamos la cima de la
punta. La cresta opuesta, básicamente herbosa, nos lleva hasta un nuevo collado
rápidamente y sin problemas (Horcada N de Fontàn, 10.08 h, 2313 m). Ahora toca
enfrentar el paso “clave” (que no difícil) de la cresta Prau-Fontan. Una repisa
horizontal corta, estrecha y algo colgada, nos deja en una canal rocosa,
bastante tiesa, angosta y protegida. Trepamos fácilmente, primero
por el fondo de la misma. Después salimos por la derecha y enfrentamos unas
placas cortadas por pequeñas repisas herbosas. El conjunto del paso no llega a
los 15 m de altura y es sencillo (I/I+).
Continuamos caminando por una cresta
herbosa. Mas arriba se ensancha y forma el borde derecho de la amplia ladera colgada de
hierba y piedras, que corona la vertiente NO de los picos de Fontan. Vamos en
busca de un sendero que la cruza horizontalmente, por debajo del Fontan S, y
alcanza el collado-brecha situado antes de la pirámide rocosa del Fontan N. Una
trepada sencilla y divertida, nos lleva a la cima (10.34 h, 2412 m). Aquí el buzón continua en su sitio e igual de torcido que el
año pasado.
La
soledad, el ambiente, las vistas (inmensas, ver las fotografías) y las ganas de
descansar, comer e hidratarnos, alargan la parada. A lo lejos, el Peña Ubiña muestra imponente tres de sus crestas, la oeste, la norte y la este, por
donde tenemos pensado subirlo. Pero eso será bastante mas adelante. Antes
tendremos que la canal de acceso a la Pasada del Siete (de aspecto algo
siniestro) y recorrer la Senda de las Merinas, si logramos encontrarla…
Cuando
pensábamos que no veríamos a nadie, aparecen dos montañeros. En un plis
plas se plantan en el Fontan Sur. Después continúan hacia el Norte que alcanzan
en unos minutos. Son Sandra y Miguel Angel, una joven pareja de Guadalajara
que, con indumentaria de sky-runner, una mini-mochila y andar ligero, vienen del refugio de
Meicín. Tras recomendarles que vayan al Prau (a su ritmo les supondrá poco
tiempo) nos despedimos y continuamos nuestra ruta. Son las 11.18 h. Hemos permanecido
casi tres cuartos de hora en la cima…
Sin
prisas, que hay que guardar fuerzas (la frase del día), bajamos por la senda y
subimos al Fontan Sur (11.25 h, 2415 m). La vista del Fontan Norte y su pared es impresionante. También acongoja el cresterío que,
partiendo de la Horcada S de Fontan (que no vemos pero intuimos), finaliza en
el Peña Ubiña. Un desfile de agudas puntas rocosas de nombres enigmáticos y
sugerentes. Crestón del Pasu Malu, el Siete, los Castillines, el Prau Capon… El
recorrido de esta cresta (Integral de las Ubiñas) es una larga escalada con
dificultades de hasta IV+o V grado, que requiere ir rápido y seguro para
poderlo hacer en el día. Una pasada…
Tras
permanecer 5 minutos escasos en la cima, volvemos a la carga. Bajamos caminando
por el cordal NO, como si volviéramos al Prau. Enseguida encontramos a la
izquierda el embudo de una canal de hierba y roca que mas abajo se estrecha y
queda colgada. A la izquierda del
mismo (S) se encuentra la Horcada S de Fontán. Nuestra ruta pasa por este
collado, que puede alcanzarse de dos maneras. Una es bajar directamente (muy
tieso y descompuesto, desaconsejable). Pero preferimos la otra opción...Vamos unos metros a la derecha (hitos) y descendemos a
la izquierda por hierba y roca hasta el borde derecho (NO) del embudo. Lo cruzamos
(fácil, caminar, pero algo vertiginoso) primero en ligera bajada, después en una
corta subida diagonal que finaliza en la Horcada S de Fontan (11.38 h, 2375 m).
Nos encontramos en un collado que da a tres vertientes. La de los picos de
Fontan (N, por donde hemos venido), la de Torrebarrio (O, vistas vertiginosas)
y la de la canal del Canalón del Buey (E). Al SE se inicia la complicada cresta
que finaliza en la Peña Ubiña. Breve alto para hacer fotografías y ponernos el
casco (mas que aconsejable). Después iniciamos el descenso del Canalón del
Buey.
La bajada del tramo superior del Canalón es ingrata. La fuerte pendiente (unos 40º), las piedras sueltas y la inestabilidad
de las zonas sin pedrera (tierra endurecida que resbala muchísimo) nos complican
la vida. Bajamos poco a poco por el borde izquierdo de la
canal (huella de paso), donde la pared y algunas rocas nos dan apoyos fiables. Con
todo, los desprendimientos (por suerte pequeños) son frecuentes. Tras perder un
centenar de metros, la canal se abre, pierde inclinación y se hace algo mas "cómoda" y
segura. Pasamos a su lado derecho donde un sendero facilita un poco el descenso. Nos lleva a una enorme tartera que ocupa la cabecera del valle de Cueva
Palacios. A nuestra derecha tenemos los muros de las caras oriental del Crestón
del Pasu Malu y de El Siete. Delante y mas abajo, la aguda cresta de los picos
del Portillín sale perpendicular a esta pared (E) y cierra el valle. En el extremo
derecho (O) de esta cresta, bajo el paredón de El Siete, hay una brecha muy
marcada (Pasada de El Siete). De la misma baja un canalón de unos 70 m de altura,
sombrío, estrecho, y empinado, cuya parte inferior esta ocupada por un estrecho nevero
residual. Es la canal “siniestra”, por la que necesariamente habremos de subir. El
problema es que no tenemos claro por donde…
Detrás nuestro, algo separados, aparecen
Sanda y Miguel Angel. Finalmente no han ido al Prau y vienen a nuestro
encuentro. Al igual que nosotros, quieren recorrer la Senda de las Merinas y
tampoco conocen el itinerario. Juntos descendemos
la incómoda pedrera hasta una zona mas o menos llana situada al pie del canaló (12.11 h, 2170 m). Llego el momento de
abandonar la ruta que seguimos el año pasado.
Una huella de paso remonta la pedrera en
busca de la entrada del canalón. Su aspecto, que de lejos era poco tranquilizador, no mejora
al acercarnos. Miguel Angel tiene dudas, pero sube tras el paso rápido y
decidido de Sandra. Llegamos al inicio de la canal. Nuestros acompañantes
la atacan por el fondo, trepando entre la roca y el angosto nevero residual.
Sandra, una mujer decidida, supera el paso sin problemas. Miguel suda la gota
gorda… Como no nos convence lo que vemos buscamos otra vía de ascenso…
Salvamos un corto tramo de la pared de la
izquierda (pisado) y salimos a una fuerte pendiente herbosa.
Aprovechando minúsculas terrazas de tierra mojada, subimos por la hierba.
Técnicamente es fácil, pero el terreno empinado, resbaladizo y expuesto,
aumenta la producción de adrenalina. Una veintena de metros y varios pequeños
resbalones mas arriba, nuestra capacidad de sufrimiento toca techo. Hay que
salir de aquí. A la derecha la pared forma una comba rocosa que finaliza en el
fondo de la canal, justo en el lugar donde acaba la nieve. El paso es
corto, las presas de mano no son buenas pero hay apoyos para los pies. El
problema es que las botas están embarradas. Un bonito marrón…Poco a poco
salvamos este tramo rocoso. Cuando alcanzamos el fondo de
la canal respiramos aliviados.
Los 50 metros que restan son sombríos,tiesos
y guarros (roca, hierba húmeda y tierra mojada). Pero sin prisas y con cuidado
se hacen sin excesivos problemas. Algún corto tramo de trepada anima la subida.
Finalmente salimos a la estrecha brecha de la Pasada del Siete (12.37 h, 2265
m). Al otro lado nos recibe el sol y un basto paisaje de laderas pedregosas ,
paredones de caliza y agujas imposibles, que nos parece mucho mas humano que el
canalón . “Curioso sendero”, le digo a Encarna,
refiriéndome al mismo. Y añado, “esperemos que lo que venga no sea así”. Ella
calla, pero su cara lo dice todo…
Sandra y Miguel Angel nos esperan para
continuar la travesía. Hacemos un breve alto que aprovechamos para sacarnos los
cascos. Hemos de encontrar el inicio de la Senda de las Merinas. Miguel saca un mapa de la edad de piedra, que nos da una idea de lo que tenemos que
hacer. Siguiendo una huella de paso bajamos (E) una cincuentena de metros de
desnivel. Pero no nos gusta. Hemos de ir a la derecha, en horizontal, no hacia
abajo. Parada para estudiar el terreno y volver a consultar el mapa de los
Picapiedra. Un poco mas arriba vemos un hito. Vamos en su busca. ¡Premio!. Un sendero razonablemente marcado va en la buena dirección. Lo seguimos. La
senda, balizada con hitos, se confirma. Enseguida encontramos otra línea de
hitos que sube por el paredón de la derecha. Es el “camino” de El Siete. En el
mismo, unas decenas de metros mas arriba, descubrimos otra pareja de montañeros que trepan
penosamente por la pared. Menuda ruta…
Continuamos relajados por nuestro sendero.
Con tramos horizontales alternados con breves subidas y bajadas, recorre en ligero descenso una
faja colgada y pedregosa. Bastante mas abajo, a nuestra izquierda, vemos los prados donde se encuentra el refugio de Meicín. Avanzamos
rápidamente. Cruzamos varias canales de tartera y llegamos a un hombro situado
en un espolón rocoso que baja de los Castillines. Al otro lado la senda se
difumina en una la ladera muy inclinado. No vemos si tiene continuidad, ni
donde va. Ningún hito. Con muchas dudas empezamos a bajar por este un escalón
empinado, pedregoso y aéreo. El paso, bastante largo, es fácil y a la vez delicado
por la inestabilidad del terreno. Sandra, a la que todo le parece sencillo,
abre la marcha bajando en diagonal a la derecha. Los demás, mucho mas lentos,
la seguimos apretando los dientes. El descenso apenas tiene problemas pero pide
atención. Una última sección rocosa, que salvamos sin complejos arrastrando el
culo, nos deja en una nueva y amplía pedrera. Se acabaron las secciones
“curiosas”…
El sendero continua cruzando una nueva y
amplia tartera a media ladera. Arriba, a la derecha, intuimos una brecha de la
que baja una senda en diagonal. Es la Pasada de la Puerta del Arco. Por la
misma podríamos pasar al otro lado de la montaña y bajar a la pista que viene
de Torrebarrio (posible escapatoria). Delante, bastante cercana, tenemos la
mole del Peña Ubiña, con su pared N
enmarcada por las crestas norte y este. Sigue un
largo tramo en el que la senda es algo confusa. Primero en bajada, después
horizontal y finalmente en ligera subida, los hitos nos llevan
por bloques calcáreos y tramos herbosos, hasta la amplia horcada que separa el
paredón del Peña Ubiña y la punta rocosa del Cuetu las Cabras (13.43 h, 2065
m). En una roca, una pintada amarilla dice “Fin y comienzo Senda Merinas”. Nos
damos cuenta de que el sendero que hemos recorrido desde la Pasada del Siete no
es mas que la ruta para enlazar con la Senda. Hacemos un breve alto.
La Senda de las Merinas es un camino bueno y balizado con marcas amarillas. Sandra y Miguel Angel, que deben estar hartos de
ir a nuestro paso de tortuga, se despiden y parten corriendo. Ha sido agradable
compartir con ellos este precioso tramo de la ruta. Mientras que
nuestros amigos se alejan rápidamente, remprendemos la marcha a ritmo
tranquilo. Ellos llegarán al Alto de Terreros desde el que, en media hora, tal
vez menos, se plantarán en el refugio de Meicín. A nosotros aún nos queda un
buen trecho, en el que habremos de subir el Peña Ubiña por su arista este.
Después vendrá el largo descenso por la cresta sur al collado de
Ronzón, y de ahí a Torrebarrio... Siendo optimistas, unas 5 horas de ruta. Sin
prisas, hay que guardar fuerzas…
Con
un trazado cómodo y mas o menos horizontal, la Senda de las Merinas atraviesa
las laderas de pedrera situadas bajo la imponente pared norte del Peña Ubiña.
Continuamente miramos hacia lo alto de la misma, intentando infructuosamente
descubrir algo de la arista este de la que sólo sabemos que es poco difícil.
Una sección de ladera de hierba y bloques, que el camino salva por arriba (algo
confuso, atención a no perder las marcas amarillas), nos lleva a un amplio lomo
de hierba donde empieza la cresta (14.03 h, 2045 m). A partir de aquí la senda empieza
a bajar en busca del Alto de Terreros. Cerca del mismo descubrimos las figuras
de nuestros amigos.
Esperábamos
encontrar un hito o huella de paso que indicara el comienzo de la ruta de la
arista. Pero no vemos nada. Sólo un lomo de hierba y piedras que se inclina progresivamente
y alcanza, unas decenas de metros mas arriba, la base de una banda rocosa.
“¿Seguro que es por aquí..?”, pregunta Encarna. Sólo hay una forma de saberlo. Dejamos la Senda de las Merinas e
iniciamos el ascenso de la ladera…
El
primer hito es pequeño y se hace esperar. Pero tiene un efecto milagroso.
Nuestras caras se transforman y la moral sube de golpe. Nos convertimos en
sabuesos que escudriñan el terreno buscando la ruta. Un par de mojones mas nos
dejan al pie del primer escalón rocoso. Trepamos por donde nos dice la lógica y
el instinto. La roca, un calcáreo firme y adherente, se deja hacer. Fácil,
disfrutón, bastante aéreo. Sabedores de que la cresta es larga (350 metros de
altura) nos esforzamos en ir poco a poco, pensando en voz alta si vamos por
esta o aquella fisura, placa, o repisa. Recibimos el descubrimiento de nuevos
hitos con expresiones de júbilo. Esto va bien… Dejamos atrás el primer tramo
rocoso y entramos en una nueva zona de hierba y matorrales. Seguimos subiendo
sin prisas pero sin pausas…
Sería
muy difícil y forzosamente inexacto describir en detalle nuestra ruta de
ascenso. La cresta, casi siempre ancha, puede subirse por distintos lugares.
Los tramos de trepada, numerosos y sin gran dificultad (I-II), se alternan con
secciones herbosas mas o menos empinadas. Nos esforzamos en seguir los hitos
(no hay demasiados y se han de buscar). El resultado es un
recorrido sinuoso y algo rebuscado, pero muy bonito y espectacular. Una tras
otro vamos superando sucesivos escalones rocosos. Todo va bien hasta que, a
media altura de la cresta, llegamos a una sección estrecha y muy aérea. Y como
mandan los cánones, por arte de magia los hitos desaparecen…
El
instinto (y algo que leímos en Internet) nos dice que la ruta baja a una canal
pedregosa y empinada que tenemos a la izquierda. Pero, ¿por donde?. Una pared
vertical de una veintena de metros nos separa de esta canal de aspecto
feo e inestable, pero que debe permitir esquivar sin problemas el único sector
afilado de la arista. Miramos y miramos, pero no vemos por donde bajar. Desestimamos
el rapel por que la cuerda de 30 metros que llevamos en la mochila quedaría
corta. No hay mas narices que afrontar la cresta…
El sector es muy
aéreo y mas espectacular que difícil. Salvamos un primer tramo horizontal de
la arista sin problemas. Una breve canal nos deja en una estrecha brecha al pie
de un frontón rocoso alto y vertical. No hay que pensar mucho para ver la
continuación de la ruta. Una fisura-chimenea vertical de unos 8 m de alto que,
gracias a la existencia de buenas presas y de la extraordinaria adherencia de
la roca, salvamos sin cuerda y disfrutando de lo lindo (II+). En lo alto de
este paso, una pequeña repisa nos da un respiro y nos permite descubrir que hay
mucho aire por debajo. La escalada, ahora mas fácil, continua salvando pequeños
muros (I+). Bonito, muy bonito… Un último paso nos deja en una nueva pendiente
herbosa donde descubrimos un hito. ¡Bravo!
La
intensidad del tramo que acabamos de salvar ha hecho que nos olvidemos de hacer
fotografías. Es una lástima, ya que la imágenes habrían sido sensacionales.
Barajamos la posibilidad de bajar hasta la repisa para tomar alguna
instantánea. Pero como que nos da pereza, nos justificamos diciendo que así
tenemos un buen motivo para volver. Mentira cochina… Después de ver lo
magnifica que esta ruta, nuestra próxima ascensión al Peña Ubiña seguro que
será por la cresta norte. Dicen que es un poco mas difícil y mas bonita.
La
cresta continua con nuevas puntas menos fieras y esquivables por la izquierda. El
terreno vuelve a ser sencillo y discontinuo, con muchos tramos caminando. Por
diversión seguimos el filo de la arista con una trepada fácil y a veces aérea. La roca no es tan firme, pero sigue siendo buena. Salvamos
un par de puntas. Después la cresta se convierte en un lomo pedregoso y vemos
la cima relativamente cerca. Se acabaron los problemas.
El cansancio aparece de
repente. La mochila pesa mas que antes y cuesta mover las piernas. Poco a poco
salvamos este último tramo caminando. Llegamos al lugar donde se juntan las
crestas norte y este. El cordal gira a la izquierda y se dirige a la cumbre del
Peña Ubiña. La alcanzamos enseguida (15.48 h, 2411 m). La hora y tres cuartos
que hemos tardado en recorrer la cresta se nos ha pasado volando. Nos
abrazamos. Estamos muy contentos, pero el cansancio hace que apenas se note la
alegría en nuestras caras.
No
estamos solos. Una pareja de vascos que han subido desde Tuiza nos
saludan efusivamente. Cuando les decimos de donde venimos, se sorprenden, nos
felicitan y nos pasan una botella de buen vino. Tal como estamos no es la
bebida mas adecuada, pero aceptamos la invitación y damos un buen trago.
Después nos sacamos las mochilas y nos dejamos caer en la base de cemento del
poste geodésico. Cerramos los ojos y nos relajamos. Ha sido tan bonito…
Comemos.
Bebemos agua, una bebida energética y algún que otro trago de vino que nuestros
vecino se empeñan en ofrecernos. Intentamos recuperar fuerzas, disfrutar del
momento y de las estupendas vistas (ver las
fotografías). Nuestros acompañantes se despiden e inician el descenso. Nos
quedamos solos. Evocamos la vez anterior que estuvimos aquí (http://relatosenien.blogspot.com.es/2011/07/once-dias-en-babia-las-ubinas.html). Entonces subimos por desde
Torrebarrio, por el collado de Ronzón y la senda de la cresta sur. Fue la
primera ascensión que hicimos en la zona y tuvimos la gran suerte de compartir
esta cumbre con un zorro (un habitual de este lugar) que llegó a comer de
nuestra mano, algo que nos dejo sorprendidos y maravillados…
Tras
permanecer cuarenta minutos en la cima iniciamos el descenso (16.29 h). Lo
hacemos por la cresta sur, siguiendo el camino marcado y balizado (hitos y
marcas amarillas) que, en un entorno severo y bravío, baja al collado del Ronzón (vía normal). El descenso es
tranquilo, relajado, con muchos altos fotográficos. El día sigue siendo bueno,
hay tiempo de sobras y no tenemos ninguna prisa. Llegados al collado superior
de Ronzón (17.35 h, 1978 m) hacemos un breve alto para contemplar el Peña Ubiña Pequeña y recorrer con la vista la ruta de la cresta NO, que hicimos el año pasado. Después giramos a la derecha (SO) y vamos en busca del
camino que baja a la pista que viene de Torrebarrio. En contra de lo esperado,
lejos de agotarnos el descenso nos recupera físicamente y nos sentimos mejor.
A
las 18.25 h llegamos a la curva de la pista por la que subimos hace once horas.
Ahí encontramos un grupo de cuatro abueletes que han venido en un 4x4. Van
vestidos de calle y parecen sacados de una película de Berlanga. Nos preguntan
todo tipo de detalles sobre la ruta de la Peña Ubiña. Deducimos que querían
subirla esta misma tarde, pero al oír nuestras explicaciones parece que deciden
aplazar la excursión para otro día.. Tras varios intentos, logramos que finalicen el interrogatorio y proseguimos nuestra marcha
pista abajo con una sonrisa en los labios.
Como
acostumbra a pasar, el último tramo de nuestro periplo es corto pero se nos
hace largo. El sol cae a plomo, no corre el aire, el calor es sofocante.
Finalmente llegamos a Torrebarrio (18.54 h). Nuestra travesía de la Ubiñas ha
terminado. Ahora solo nos queda volver a San Emiliano, darnos una ducha, y
celebrar esta magnífica excursión con unas cervezas y una buena cena. Un digno
final para una jornada memorable…
EniEn - Agosto 2012
La ruta en imágenes
(Recomendamos ver como como presentación -mas calidad- . Para ello pulsar en la foto y después el botón "pantalla completa")
EniEn - Agosto 2012
¡Que pasada de ruta y de fotografías!, yo quiero subir esa cresta la próxima vez...aunque luego cuando esté en harina pensaré: quién me manda...
ResponderEliminarWoah! I'm really enjoying the template/theme of this site. It's simple, yet effective.
ResponderEliminarA lot of times it's hard to get that "perfect balance" between superb usability and visual appeal. I must say you've done a superb job with this.
In addition, the blog loads super fast for me on Firefox.
Excellent Blog!
Also visit my weblog - http://www.ffw-falkenhain.de