Rutas e historias de montaña mas o menos normales, y alguna cosa mas…

jueves, 25 de julio de 2013

PICOS DE LOS VETERANOS Y DE LOS GEMELOS

TRES LIEBRES Y DOS TORTUGAS

En Agosto del 2006 abandonamos la cresta NO del pico de los Veteranos. Desde entonces queríamos volver. En Septiembre del 2008, Amalia nos propuso unirnos a una salida al Veteranos desde las Granjas de Viadós, que tenía previsto hacer con Ana y otros amigos. Ana es una montañera que, a diferencia de Amalia, camina a un ritmo “normal”. Nos pareció que era una excelente oportunidad de acabar de una forma tranquila y relajada lo que hace dos años dejamos a medias . Así que nos apuntamos. Las circunstancias hicieron que la ascensión fuera por derroteros muy distintos a los que habíamos imaginado…


Tipo Actividad
Ascensión de alta montaña
Fecha
Sábado 27 de Septiembre 2008
Asistentes
Las liebres, Amalia, Manel y Teo.  Las tortugas, Encarna y Enric.
Zona
Alto valle de Gistaín. Pirineo oscense
Inicio ruta
Granjas de Viadós. Se llega desde San Juan de Plan por una larga pista estrecha pero en bastante buen estado.
Final ruta
Recorrido
Granjas de Viadós- Valle de Añes Cruzes (GR11)-Cabaña de Añes Cruzes (cruce río Añes Cruzes)- Puerto de Gistaín (GR11)-Estanet Royo-Cresta NO Veteranos-Punta Blanca-Pico Veteranos-Pico de Los Gemelos- Retorno por el mismo itinerario
Noche
Dormimos en el coche, poco antes del final de la pista.
Horario
Total
9 h 35 min
Efectivo
8 h 30 min aprox
Cota (m)
Mínima
1720 (Granjas de Viadós)
Máxima
3160 (Los Gemelos)
Climatología
Nubes y nieblas. Lluvia intermitente. En el retorno el tiempo mejora
Nieve-hielo
Sí. Fina capa de nieve recién caída  a partir de 2600 m que nos complicó bastante la vida.
Desnivel Acum (m)
Ascenso
1570
Descenso
1570
Distancia (Km)
18.1
Dific.Física
Muy alta
Dific.Orientación
Baja hasta el Puerto de Gistaín (GR). Después media. En la cresta la ruta es bastante evidente.
Dific.Psicológica
Media-Alta. Cresta algo aérea  con tramos estrechos y/o verticales poco difíciles. La fina capa de nieve hizo que en algunas zonas el ascenso nos pareciera algo expuesto e impresionante. Sin nieve dificultad Media (debe ser una subida  disfrutona y agradable).
Dific.Técnica
Media-Alta. Larga trepada  que en las condiciones que encontramos puede acotarse como PD+ (pasos de hasta II+). Sin nieve la cresta es PD- (dificultad Media).
Material
Alta montaña estival. No utilizamos la cuerda, pero debido a la nieve estuvimos a punto de hacerlo..
Cartografía
“Posets-Perdiguero”, 1:25000, Ed.Alpina,2006-2007
Bibliografía
“Poset-Perdiguero”, Itins 52 y 53. David Atela. Ed.Sua, 2003
Valoración
Larga ascensión, bonita,  interesante y con gran ambiente, a dos tresmiles poco visitados que, si hay nieve, se complica bastante. Grandes vistas.
Comentarios
Atención a los cambios de tiempo. En la cresta (que no se puede abandonar) una tormenta puede ser temible.
Si hay nieve, aunque sea poca, la trepada se complica. Salvo que se esté preparado o busquen emociones intensas, aconsejamos realizar la ascensión con tiempo estable y terreno seco. Lo pasaremos mucho mejor…
Sin nieve, buen tiempo y con la debida preparación física y técnica, aconsejamos prolongar la ascensión hasta el Posets. Desde el pico de Los Gemelos, bajar a la brecha Carrivé (mejor rapel) y remontar la arista N del Posets (atención a los 100 m sobre la brecha, terreno descompuesto, vertical y delicado, PD+ ; después cresta de I+ hasta la cima). El retorno a Viados puede hacerse por la ruta que pasa por la Cabaña del Clot (debe destreparse parte de la cresta N) o mejor bajar por la vía normal  y, después de la Canal Fonda, flanquear en busca del Ibón de Llardaneta. Desde ahí  seguir el GR 11.2 que, tras subir al collado de Eriste (200 m de ascenso), desciende a Viadós por parajes de gran belleza. Una travesía fantástica…
Con perros…
Ni se os ocurra…
Track (en formato gpx): Debido a un problema del GPS, empezamos a registrar el track en la cabaña de Añes Cruzes
El desnivel y la distancia se obtienen a partir del track con Garmin BaseCamp
La estimación de la dificultad se realiza considerando la actividad como excursión/ascensión y no como escalada.
Si la actividad comporta escalda u otra disciplina técnica, se indica específicamente




Crónica de la actividad

Viernes 26 de Septiembre 2008. A las 16.30 h partimos de Begues rumbo al valle de Gistain. El viaje es largo y algo pasado por agua. La última parte transcurre de noche y por una larga pista en bastante buen estado. Poco antes del final de la misma aparco en una explanada situada a la izquierda, intentando dejar el coche lo mas horizontal posible. Hoy vamos a dormir en su interior y la nivelación es algo fundamental…

En medio de la oscuridad alguien se acerca. Con voz grave nos dice que ahí no se puede dormir, y nos pide la documentación... Tras un momento de desconcierto reconocemos la voz y saludamos a Teo, el amigo ochomilista de Amalia, con el que estuvimos hace dos semanas en Laspaules. También ha venido para unirse a la comitiva del Veteranos. Nos explica que Amalia y Manel están cenando en el refugio de Viadós. El resto de gente aún no han llegado. Tras quedar en vernos mas tarde, Teo marcha a su furgoneta y nos dedicamos a preparar el habitáculo del coche. Finalizadas las tareas de “interiorismo”, sacamos las sillas, la mesa plegable y nos obsequiamos con una cena a base de ensalada, embutido y tortilla “made in Encarna”, todo regado con la bota de vino… Amalia llega para el café, que tomamos en la furgo de Teo. Hablamos de lo que haremos mañana. Los pronósticos del tiempo son variados. Pero la noche fría y estrellada hace pensar que el tiempo será espléndido.

Cuesta ponernos de acuerdo en la hora de salida. Nuestros amigos me miran con terror cuando propongo las 6.00 h. “Pero si a esas horas aún no han puesto las montañas”, me dice Teo… Rebajo mi propuesta a las 7.00 h. Pero sigue siendo pronto. Amalia dice que Ana y el resto del grupo (que ya están en el refugio) hablan de las 8.00 h. Finalmente optamos por empezaremos las 7.30 h… En ningún momento se discute donde iremos. Siguiendo con el plan previsto intentaremos el pico de los Veteranos y, si es posible su vecino, Los Gemelos. A las 22.30 h nos despedimos y vamos a dormir en nuestra “tienda” sobre ruedas. En el cielo oscuro y sin luna lucen infinidad de estrellas…

Sábado 27 de Septiembre. Me despierto a las 2.00 h mañana con un ruido sordo. Tardo unos segundos en comprender lo que ocurre. Me parece tan increíble que abro la puerta del coche para comprobarlo. Una ola de frío, humedad y desencanto me abofetea la cara y el alma. Esta lloviendo… Vuelvo a meterme en el saco. Cuando a las 6.00 h de la mañana suena la alarma del reloj (que olvidé desconectar) la situación no ha cambiado. Permanezco despierto durante tres cuartos de hora, oyendo el rítmico repicar de la lluvia. En otra situación me resultaría agradable y relajante. Hoy es frustrante e inoportuno…  

De haber ido solos habríamos continuado en los sacos. Pero al haber quedado no tenemos mas remedio que levantarnos, recoger los trastos y desayunar bajo la lluvia. Después vamos hasta el cruce de la pista con la senda que va al cercano refugio de Viadós. Ahi encontrarnos a Teo y Amalia. Funda para la mochila, pantalones, chupa de gore… Todos vamos protegidos contra la fina cortina de agua que cae suave pero constantemente.

A las 7.45 h aparece Manel. Por fin conocemos al autor de muchas de las guías que hay en las estanterías de casa. Manel es un “bicho” que no sabe estar quieto y mucho menos callado… En cinco minutos escasos hace un análisis pormenorizado del tiempo, nos habla de las Granjas de Viadós y relata su  anterior, y hasta ahora única, ascensión al pico Veteranos. Después, viendo que el grupo de Ana  no aparece, se acerca “en cuatro zancadas” (como dice él) al refugio para ver que ocurre. Vuelve diez minutos mas tarde y nos dice que si el tiempo mejora saldrán mas tarde. Ante esta situación Manel propone hacer por nuestra cuenta y seguir el GR hasta el Puerto de Gistain. Una vez allí ya veremos lo que hacemos… Todos estamos de acuerdo. Pero no lo vemos demasiado claro. Nosotros dos con Teo, Amalia y Manel... Tres liebres y dos tortugas. ¡Que no nos pase nada! Mis esperanzas de hacer una excursión tranquila y relajada se van al garete…

A las 8.20 empezamos a caminar (1720 m). Desde los primeros metros las “liebres” nos toman ventaja. En pocos minutos desaparecen de nuestra vista. Cuando la niebla y la orografía del terreno lo permiten, los vemos cada vez mas lejos, marchando a un ritmo salvaje. Nosotros vamos mas despacio, pero tampoco lentos. Sin detenernos recorremos el cómodo y marcado camino que atraviesa media ladera la orilla norte del valle de Añes Cruzes. El tiempo sigue malo, con lluvia intermitente. Continuamente miramos hacia arriba, esperando que se abran las nieblas y podamos ver si ha nevado en la parte alta de las montañas, algo mas que probable. Pero las nubes se mantienen cerradas, guardando el secreto del estado de las cumbres. A las 9.30 h llegamos al lugar donde el GR cruza el torrente de Añes Cruzes (2050 m).

Esperábamos encontrar a nuestros amigos. Pero no hay nadie. Frío, niebla, algo de viento… El ambiente no es propicio para detenerse. Continuamos remontando las duras cuestas iniciales del camino que va al Puerto de Gistain. Tras superar 200 metros de desnivel el terreno pierde algo de pendiente y la senda se hace mas cómoda. Incrementamos la cadencia del paso con la finalidad de hacer mas corta la espera de los que nos preceden, que a buen seguro deben de haber llegado al collado. A pesar del tiempo, la subida por la larguísima ladera de hierba y roquedos nos parece bonita, hasta relajante, algo que no deja de sorprendernos. ¿Nos estaremos convirtiendo en pequeñas liebres?

A las 10.40 h llegamos al Puerto de Gistain (2577 m). Hace rato que no llueve. Pero la niebla es espesa. . Aquí tampoco hay nadie. Sorpresa,desconcierto. Se nos ocurren tres explicaciones. La primera es que hayan seguido subiendo. La segunda es que se hayan parado en la cabaña de Añes Cruzes, poco antes de cruzar el torrente, y a causa de la niebla, hayamos pasado de largo. La tercera es que nos estén esperando mas arriba, en un lugar mas abrigado de los elementos. Lo único que tenemos claro es que, independientemente de si nuestros amigos van o no por delante, no hay motivo para darnos la vuelta. Proseguimos la ascensión.

Cuando el GR empieza a bajar hacia el valle de Estós lo abandonamos para ir hacia el sur por suaves pendientes herbosas. Con la niebla el terreno es perdedor. Pero los recuerdos del intento anterior nos permiten seguir la ruta sin problemas. Enseguida llegamos al pie de la ladera roco-pedregosa que defiende el acceso al circo del Ibon Royo (10.50 h, 2580m). Una traza de senda señalizada con hitos remonta la pendiente con algunas lazadas. A media subida empezamos a encontrar una fina capa de nieve en la que hay huellas recientes. Unas grandes (Teo y Manel). Otras pequeñas (Amalia). Las liebres van por delante…

A medida que ganamos altura las nieblas se abren. Aparecen retazos de cielo azul entre los que se cuelan los rayos de sol. La temperatura se hace mas agradable. Llovizna de cuando en cuando. Tras 25 minutos de subida llegamos al borde superior del escalón (11.27 h, 2760 m). Delante nuestro (S-SO) tenemos el pequeño Ibonet Royo y el circo formado por el cordal del pico Royo a la izquierda (E), el pico Veteranos y su cresta. La montaña, espolvoreada con la nieve caída recientemente, presenta un aspecto precioso e inquietante.  No son las mejores condiciones para un itinerario de trepada…

Como era de esperar aquí tampoco hay nadie. Inspeccionamos la cresta. Localizamos tres puntitos cerca de lo alto de la primera elevación de la misma. “Nos llevan media hora de ventaja, tal vez algo mas” le digo a Encarna. Nos detenemos para almorzar junto el pequeño lago. Mientras comemos seguimos las evoluciones de nuestros amigos. Con aparente rapidez recorren la parte horizontal de la cresta. Después se toman mas tiempo para remontar la pirámide de la Punta Blanca que precede la cima del Veteranos. “Ahí la cosa debe ser mas difícil”, comento mientras engullo una barrita.

A las 11.53 h volvemos a la carga. El día ha mejorado sensiblemente. Ya no llueve. El cielo cada vez está mas azul. Las nieblas siguen barriendo las montañas que toman un aire enigmático. Hace rato que no vemos a las liebres, por lo que suponemos que deben haber ido hacia el pico Gemelos. Nos ponemos el casco y dejamos a mano la cuerda. Remontamos en diagonal la incómoda pendiente de piedra fina que nos lleva al collado donde empieza la cresta N-NO del Veteranos que, envuelta en un fina niebla, tiene un aspecto fantasmagórico (12.06 h, 2878 m).

Tras un breve alto para tomar aire y ánimos, iniciamos el ascenso por un terreno fácil que se empina progresivamente. Poco antes del inicio de las dificultades dejamos los bastones entre unas piedras (12.11 h, 2910 m). Remontamos unos metros entre bloques de roca y alcanzamos una repisa al pie de un murito casi vertical. Nos encontramos en el punto donde nos retiramos hace dos años. Entonces subí en diagonal por las placas calcáreas y lisas de la izquierda. Había pocas presas, tenía mucho aire bajo mis pies y lo pasé mal subiendo y bajando por este pasaje. Después vino la histeria colectiva. Mi acojono se contagió al resto del grupo, y decidimos bajar… Hoy las circunstancias son mucho peores. La roca está nevada o mojada, hace frío, estamos solos... Pero la moral es mucho mas alta…

Con cuidado atacamos la pared que tenemos delante. El terreno casi vertical y los apoyos (regletas y pequeñas fisuras) mal colocados dan poca confianza. Objetivamente el paso no supera el II grado. Su dificultad es mas psicológica que real, algo que en adelante será una constante. Detrás de mí Encarna trepa en silencio. La veo dudar y me mira con cara de circunstancias. No lo ve claro... Pero sube estupendamente.

Dejamos atrás el murito. Mas arriba el terreno se tumba  y, aunque sigue estando algo nevado, subimos mas fácilmente hasta una primera elevación. A continuación toca atravesar un estrecho y aéreo tramo de arista horizontal de una quincena de metros (I+). Después nos enfrentamos a un resalte casi vertical de roca esquistosa y bastante nevada. El paso (II) es muy aéreo e impresiona un poco. Lo superamos sin grandes problemas por el mismo filo de la cresta (donde esta casi seco). 

Mas arriba la arista pierde progresivamente inclinación. No tardamos en alcanzar una punta donde la cresta gira a la izquierda (S-E) y se hace horizontal (12.57 h, 3040 m). En contra de lo que parece desde abajo, este tramo es fácil. Durante unos de 200 metros de distancia, rastros de senda nos permiten recorrer la cresta por la derecha, esquivando algunos escarpes. Rápidamente alcanzamos una brecha situada al pie de la pared de la Punta Blanca. La subida de este muro es la parte mas delicada de la ascensión. Pequeñas canales, travesías por placas rocosas cubiertas de una fina capa de nieve que oculta los apoyos y los hacen resbaladizos, muretes de roca mojada o nevada… Todo en un ambiente aéreo y de lo mas distraído.

Poco a poco, las dos tortugas buscan los mejores pasos. Nadie sufre. Subimos lentamente, con seguridad. De cuando en cuando una sombra de duda recorre la mente al pensar en la bajada, que habremos de hacer por el mismo sitio. Si no lo vemos claro habremos de echar mano de la cuerda...

A las 13.05 h alcanzamos la cima de la Punta Blanca (3114 m). Por fin nos encontramos con Teo, Amalia y Manel que van de bajada. Sorprendidos de vernos, intentan explicarnos porque no nos han esperado. Que hacia frío, que querían asegurar la cima, que iban haciendo sin darse cuenta… La verdad es que nos es igual. Lo importante es que estamos aquí, con la cresta hecha y la cumbre del Veteranos casi en el bolsillo. Manel nos cuenta que la nieve les ha complicado mucho la subida, que en algunos tramos la han encontrado delicada y arriesgada. También nos dice que desde Viadós han tardado 3h 50 min. Le respondo que ahora entiendo los horarios de sus guías… Nos despedimos con la promesa de encontrarnos en el collado. Pero estamos seguros de que no volveremos a verles el pelo hasta que lleguemos a Viados. Buenas son las liebres…    
                                         
Una bajada corta y fácil a una brecha y una subida por rocas rotas, aún mas sencilla, nos lleva a la cumbre del pico Veteranos (13.27 h, 3125 m). Descontando las paradas hemos tardado unas 4h 30 min. Un horario meritorio para dos tortugas como nosotros, mas teniendo en cuenta las condiciones en que estaba la cresta. Rebosamos satisfacción por cada poro de nuestro cuerpo.  Las vistas son bastante limitadas. Nos hemos de contentar con los Gemelos, el Posets, el Bardamina y su cresta, la Aguja de la Paul, un tramo del valle de Estos y poco mas…

Cinco minutos después nos vamos al pico de los Gemelos. Los rastros de una senda que baja por la vertiente oeste, muy cercana a la cresta sur del Veteranos, facilitan la primera parte del descenso de la misma, que en su parte inferior presenta algunos pasos de trepada. Llegados  al collado que separa los dos picos (13.44 h, 3080 m), iniciamos un ascenso en diagonal por la ladera oeste de Los Gemelos. Es un terreno empinado e inestable, con tramos pedregosos y pequeños muros, que si no fuera por una tenue huella de paso sería  duro de subir. También encontramos algunas zonas de nieve, que no suponen ningún problema. El último tramo lo hacemos por una cresta estrecha y aérea, pero muy fácil. Nos lleva hasta las dos pequeñas cumbres, separados pocos metros por una depresión mínima  (13.59 h, 3160 m).

Aparte de la cima en sí, lo mas destacable del pico de Los Gemelos es la impresionante vista del Posets y su arista norte, que tenemos justo delante. La ruta que lleva a la misma a través de la tan famosa Brecha Carrivé (un profundo tajo del que no logramos ver el fondo) presenta un aspecto duro y comprometido (que no difícil), no tanto por la bajada (que se soluciona con uno o dos rapels) sino por los 100 metros de pared vertical que hay que remontar desde la brecha (según las guías PD+).

Tras permanecer diez minutos en la cumbre iniciamos la vuelta. Con alguna pequeña embarcada llegamos a la cumbre del Veteranos (14.35 h). En el collado donde empieza la cresta vemos un grupo de gente. Deben ser Ana y sus amigos. Un breve alto e iniciamos el temido descenso (14.40 h). Parte de la nieve se ha fundido y lo encontramos mas fácil que la subida. En la bajada de la Punta Blanca aún queda nieve. Apoyando el culo salvamos algun paso comprometido. Mas abajo, en el descenso de la primera punta de la cresta, nuestro avance se vuelve lento y cuidadoso al destrepar el resalte vertical y el tramo estrecho de arista horizontal. Ahí nos cruzamos con el grupo de Ana que, lentamente, con cuidado y sin grandes problemas, continúan hacia la cima.

Sólo nos queda el murito vertical, que es el tramo mas difícil. Despacio, controlando los apoyos, destrepamos sin grandes complicaciones. Después todo es fácil y rápido. Como diría Manel, “en cuatro zancadas” llegamos al lugar donde dejamos los bastones (15.21 h). Continuamos el descenso por el mismo itinerario que a la subida. El día se va aclarando. Las nieblas se retiran y se amplían las vistas sobre el valle de Estós, donde podemos ver los picos de Gías, Clarabide, y de la Baque. También el pico de Gistain (situado justo al norte del collado) y en el cordal fronterizo los picos de la Madera, Añes Cruzes y Aigües Tortes.

A las 16.00 h llegamos al Puerto de Gistain. Tal como suponíamos aquí no hay nadie… Proseguimos la bajada. A medio descenso observamos en la enorme ladera pedregosa de la cara sur del pico de Aigües Tortes una persona que baja en diagonal. Por su indumentaria diríamos que es Manel, pero el hecho de que vaya solo nos hace dudar. Como quiera que se dirige al mismo punto que nosotros no tardaremos en aclarar el misterio.

A las 16.45 h llegamos al lugar donde el GR cruza el torrente de Añes Cruzes. Unos minutos de parada y seguimos adelante. Ahora tenemos claro que el excursionista que baja solo y a toda leche es Manel. Nos alcanza enseguida. Deseoso de hablar después de ir un rato en solitario, nos explica que cuando llegaron al collado de Gistain se separó de Teo y Amalia que continuaron bajando hacia Viados. Era pronto, el tiempo iba a mejor y no se sentía cansado. Así que decidió completar el día con una segunda excursión. Ascendió los picos de Gistain, el de la Madera (donde encontró algún problema en la cresta) y  el de Añes Cruzes, bajando al valle por el Ibón de Añes Cruzes. Sin comentarios… Como buenas tortugas le decimos que vaya bajando. El prefiere ir con nosotros “para poder descansar…”.

Durante la hora que sigue hablamos de mil y un temas. Intercambiamos opiniones sobre recorridos, hablamos de cómo era el montañismo de los “viejos tiempos” (somos de la misma quinta), de Córcega, de la integral de Sierra Nevada. Manel nos describe itinerarios que desconocemos y nos invita a salir con él en el futuro. Cuando le digo que no podemos seguir su ritmo endiablado, nos contesta que no nos preocupemos. Aprovechará la ocasión para que venga su mujer que también le da a la montaña. “Cuando voy con ella me pongo detrás y veo como me adelanta todo el mundo…”, nos dice con un tono algo socarrón. Sonrío y no digo nada…

Con tanta charla la larga bajada del valle de Añes Cruzes se nos hace corta. A las 17.55 h llegamos al rellano donde tenemos el coche, justo cuando Amalia y Teo se disponen a comer. Nos invitan a una taza de caldo mientras bromeamos y comentamos la marcha de la excursión. Reconocen que hoy han ido muy deprisa, en parte porque ante el tiempo tan inestable que hacía querían asegurar la cima. 

A las 18.30 h Manel se despide.  Nos quedamos mirando el cielo y preguntándonos que haremos mañana. Las nubes continúan enganchadas en las montañas mientras el día declina, dejándonos con dudas sobre el tiempo. Tras preparar el coche para la noche, a las 20.00 h vamos al refugio para cenar con Ana y su grupo. Decidimos que mañana haremos algo suave, para descansar las piernas.


A las 21.30 h nos despedimos y volvemos al coche. La noche es negra, húmeda, sin estrellas. De nuevo las nubes se han cerrado sobre el valle. Cómodamente instalado en el interior del coche, empiezo a escribir este relato en el portátil. Pero aguanto bien poco. El sueño me vence y me voy a dormir. El Veteranos y Los Gemelos ya forman parte de una bella historia que algún día nos gustaría repetir, pero sin nieve y con buen tiempo....

La ruta en imágenes  (Recomendamos ver como como presentación -mas calidad- . Para ello pulsar en la foto y después el botón "pantalla completa")


Usuarios de iPhone o iPad (que no pueden ver presentaciones en Flash) hacer clic en el siguiente link y activar la pestaña "Presentación diapositivas"
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EniEn - Juliol 2013

viernes, 19 de julio de 2013

MONT VALIER DESDE EL PONT DE BONABÉ

LE SEGNIEUR DE L'ARIEGE


Situado enteramente en Francia, en la región de l´Ariege, el Mont Valier (2838 m) es una montaña muy popular entre nuestros vecinos franceses. Ellos lo llaman “le Seigneur de l´Ariege”. Su posición estratégica, al NE de la Val d´Aràn y separado del cordal fronterizo, sus grandes proporciones, sus líneas abruptas y elegantes, y el desnivel de la mayoría de sus itinerarios, hacen que se le considere una de las grandes cimas pirenaicas. 

El Mont Valier tiene una vía de acceso fácil desde Francia (con el refugio de Estagnous) que, cuando no hay nieve, permite que la cumbre sea muy visitada. Desde España la ruta es mas larga, espectacular y solitaria. El itinerario se inicia en puente de Bonabé (1460 m), en la pista que une Alós d´Isil con el Santuario de Montgarri. Se sigue el llamado Camí de la Llibertat hasta el Estanyet de Clavera (2240 m), buen lugar para dormir. Una empinada subida lleva a la brecha de Clavera (2650 m), ya en el cordal fronterizo. Desde la brecha a la cima, el recorrido es un sube y baja por un cordal que en algunos puntos es bastante abrupto. Esta parte de la ruta requiere atención, buen pie y tiempo estable. El retorno se hace por el mismo itinerario. Este recorrido es el que realizamos en nuestra ascensión de Septiembre del 2005…

El pasado fin de semana teníamos la intención de repetir esta ruta. Desgraciadamente, una fuerte y larga tormenta durante el viaje de ida, unida la desalentadora previsión del tiempo, nos hicieron dar la vuelta sin salir del coche. Como no sabemos cuando podremos volver, hemos decidido colgar en el blog el relato que hicimos de nuestra ascensión del 2005. El escrito es mas largo y literario de lo habitual. Los valientes que lo han leído dicen que crea cierta necesidad de ir al Mont Valier. Nosotros no lo tenemos tan claro… En cualquier caso, ascender esta montaña desde España es una actividad magnífica. 

Aprovechamos la ocasión para enviar un fuerte abrazo a Salvador, con quien tuvimos la suerte de compartir esta excursión. “Va estar bé, oi Salva…?”
















Tipo Actividad
Ascensión de alta montaña estival
Fecha
Sábado y domingo 3 y 4 de Septiembre del 2005
Asistentes
Salvador, Encarna, Enric
Zona
Pirineo Catalán. Vall d’Aneu-Pallars Sobirà / Alto Ariege
Inicio ruta
Puente de Bonabé/Borda Perosa (1460 m), en la pista que va de Alós d’Isil a  Montgarri y el Pla de Beret (aprox a unos 8.3 Km desde Alós d’Isil)
Final ruta
Recorrido
Puente de Bonabé-Pista al Port de Clavera (Camí de la Llibertat)-Estanyet de Clavera-Brecha de Clavera- Brecha  de Peyre Blanc-Collada de Peyre Blanc-Petit Valier (opcional)-Collado Fautín-Mont Valier-Retorno por el mismo itinerario
Noche
Sí. Acampamos en el Estanyet de Clavera (2255 m, unas 2.5 h de marcha)
Horario
Total
Sábado: 2 h 35 min
Domingo: 8 h 45 min
Efectivo
Sábado: 2 h 25 min aprox
Domingo: 6 h 15 min aprox
Cota (m)
Mínima
Puente de Bomabé (1460 m)
Máxima
2838 m (Mont Valier)
Climatología
Buen tiempo en general, con nubes, claros y sol. Temperatura agradable..
Nieve-hielo
No
Desnivel Acum (m)
Ascenso
Aprox 1600 ( 800 + 800)
Descenso
Aprox 1600
Distancia (Km)
Aprox 17.5  (4.8 + 12.7 )
Dific.Física
Alta (haciendo la ruta en 2 días). Muy alta si se hace en una jornada
Dific.Orientación
Media. La ruta esta balizada pero en bastantes  tramos se ha de buscar.
Dific.Psicológica
Media entre la Brecha de Clavera y la collada de Peyre Blanc (expuesto, sensación de compromiso)  Resto baja
Dific.Técnica
Media entre la Brecha de Clavera y la collada de Peyre Blanc  y en la chimenea que  entre el Pertit Valier y el collado Faustín (pasos trepada-destrepada de  I/II grado). Resto baja (caminar)
Material
El propio de una ruta de alta montaña estival (sin nieve). Casco aconsejable. Según las condiciones y las personas, en los tramos de trepada un cordino-quitamiedos puede ir bien
Cartografía
“Parc Natural de l’Alt Pirineu”, 1:50000, Ed.Alpina,
Bibliografía
“Pirineos, 1000 ascensiones. Vol V. Del Vale de Arán a Andorra”, Itin 776, M.Angulo, Ed.Elkarlenean
Valoración
Largo, espectacular y solitario recorrido de alta montaña. Pequeñas dificultades. Grandes vistas
Comentarios
La ruta es perfectamente realizable en una jornada (requiere buenas piernas),pero es mas bonito (y descansado) hacerla en dos,  acampando en el Estanyet de Clavera.
Es normal encontrar mucha gente en la parte final de la ascensión, cuando la ruta va por la vía normal desde Francia. El resto del itinerario es muy solitario
Sin nieve pero con terreno mojado, el tramo entre la Brecha de Clavera y el collado de Peyre Blanc es delicado (expuesto, trepadas en roca resbaladiza, flanqueos herbosos empinados)
En invierno y primavera la ruta es técnica y difícil, requiere nieve estable y buenas condiciones meteorológicas
Con perros…
Podría hacerse (depende del perro y del dueño), pero nosotros no lo haríamos.
Track (en formato gpx):  No pudimos recogerlo (problema con el GPS). Puede utilizarse el de Pep León (Wikiloc):
El desnivel y la distancia se obtienen a partir del track con Garmin BaseCamp
La estimación de la dificultad se realiza considerando la actividad como excursión/ascensión y no como escalada.
Si la actividad comporta escalda u otra disciplina técnica, se indica específicamente




Crónica de la actividad

Nunca habríamos pensado que podríamos experimentar una masaje así. Mucho menos, que nos lo harían unos seres tan pequeños y peculiares. Sentados en la orilla del lago de Clavera, con los pies sumergidos en sus aguas frías y transparentes, disfrutamos de la extraña sensación producida por la succión o los mordiscos, no sabríamos decir, de los renacuajos. Acabamos de volver del Mont Valier con los pies machacados y el “tratamiento” es bien recibido. Aún no se ha acabado la fiesta. Todavía nos quedan por bajar ochocientos metros de desnivel llevando la casa a cuestas...

Después de unas tristes vacaciones (con mi madre ingresada en el hospital) y una estresante primera semana de trabajo, necesitábamos un chute de montaña. Algo intenso, que nos permitiera liberar las tensiones físicas y mentales. Pensamos en el Mont Valier. Tras varias semanas de inactividad, dudábamos que  nuestro tono físico estuviera a la altura. Además, los pronósticos daban tiempo inestable el sábado y tormentas a partir del mediodía del domingo. Pero teníamos tantas ganas...

Sábado 3 de Septiembre 2005. A eso del mediodía nos encontramos con Salvador en Castellfollit de Riubregós (en la carretera que va de Calaf a Ponts). Proseguimos el viaje parando a comer en Vilamitjana. De nuevo en ruta, pasamos por Tremp, Pobla de Segur, Sort y Esterri d´Aneu. Es esta población dejamos la carretera del puerto de la Bonaigua y tomamos una vía estrecha que se adentra en el valle d´Isil. Después de 17 Km llegamos al pueblo de Alos d´Isil. Seguimos valle arriba por la carretera. Pronto se convierte en una pista de tierra en bastante buen estado que corre junto el río Noguera Pallaresa. El valle es estrecho, muy bonito, con praderas en las que pastan las vacas y los caballos. Tras pasar junto el refugio del Fornet (antigua estación de esquí nórdico de Bonabé), la pista cruza un río por el Puente de Bonabé (aprox 8.3 Km desde Alós d’Isil) y, con una lazada, se eleva por la ladera izquierda (S) del valle. Cerca tenemos la casa de la Borda Perosa. Justo antes del puente, a la derecha (N), salen dos pistas. Una se eleva fuertemente hacia el este. La otra sigue horizontal al oeste. En la intersección de ambas, un cartel indica que la primera (E) va al Port d´Aula y la otra al Port de Clavera por la ruta del Camí de la Llibertat. Aparcamos junto el cartel (1460 m)

Son las 17.05 h. Por delante tenemos algo menos de cuatro horas de luz y ochocientos metros de desnivel por un terreno que no conocemos. Según la guía, hasta el Estanyet de Calvera (donde queremos acampar) hay dos horas y media. Somos lentos, iremos cargados y haremos paradas.  Contamos que tardaremos unas tres horas. Si el camino es mas o menos claro tendremos tiempo de sobras. Si es perdedor ya veremos lo que pasa…

A fin de que las mochilas sean razonables sólo llevamos lo imprescindible. La cuerda se queda en el coche. Las cantimploras van vacías. Hemos ajustado la cantidad de comida y de ropa. Con todo, el saco de dormir, la tienda, esterillas, casco, ropa, comida, botiquín y algunas otras cosas, pesan y abultan un montón...

A las 17.15 h iniciamos la marcha Tomamos la pista que sigue la orilla derecha (N) del río. Enseguida pasamos una barrera verde. Encontramos señales amarillas que nos acompañarán durante una buena parte de la excursión. Estas marcas indican el trazado del Camí de la Llibertat, y tendrán un papel importante en el desarrollo de la excursión.

Durante la II Guerra Mundial, el Camí de la Llibertat fue una vía furtiva utilizada en ambos sentidos. Por ella entraban en España los que huían de los nazis. También pasaban a Francia los  republicanos españoles perseguidos por Franco. Durante esos años, alcanzar el Puerto de Clavera fue la única posibilidad de supervivencia de mucha gente. Con un equipo nulo o inexistente, mal vestidos y calzados, cargados con grandes bártulos, esas personas se lanzaron a la aventura de remontar mas de mil metros de desnivel por fuertes pendientes, a menudo nevadas y traicioneras. Muchos lograron su objetivo. Otros fracasaron, pereciendo en el intento presos del cansancio, las caídas o los aludes. También hubo los que, tras bajar de la montaña, fueron capturados y ejecutados o encarcelados en la prisión de Sort. Mas tarde, en los años de la posguerra, el Puerto de Clavera (como otros muchos altos collados de los Pirineos) también fue utilizado para el estraperlo. El Camí de la Lliberat es una ruta llena de historia…

La pista empieza horizontal. Al ir justos de horario la tentación de apretar el paso es grande, pero nos contenemos. Desconocemos como será la subida al Estanyet de Clavera, y hemos de ahorrar fuerzas. Como en muchos otros valles del Pirineo, aquí las vacas son las reinas. Hay muchas y por todas partes, mirándonos con indiferencia cuando pasamos cerca de ellas. Tras 17 minutos de caminata, la pista se bifurca. Tomamos el ramal superior que asciende suave por unos prados. Después traza una lazada y se endereza pasando junto a un precioso bosque de pino rojo. Algunos árboles son enormes y muy bellos. Unas decenas de metros mas abajo, el río Noguera Ribagorzana fluye tranquilamente. 

La pista dobla un contrafuerte, deja atrás el bosque y entra en el marcado valle de Clavera. Antes de llegar al torrente de Clavera encontramos un pequeño rellano de tierra. Aquí se acaba la parte transitable. La calzada continua muy maltrecha, cruza el torrente y sigue ascendiendo a media ladera por el valle. Un pequeño poste de madera con una chapa indicadora marca un camino que sube en diagonal por una zona de prados (17.47 h, 1555 m). La guía da 20 minutos para llegar hasta aquí. Hemos tardado 32... A este ritmo se nos hará de noche antes de llegar al lago. Pero no forzaremos el paso…
           
Tras un breve alto seguimos por el camino. Enseguida alcanzamos una zona de prados menos inclinados donde el sendero desaparece. ¡Empezamos bien! Buscamos con la mirada alguna marca amarilla. No vemos ninguna. Avanzamos por intuición, siguiendo el trayecto que nos parece mas lógico. Esta será la tónica de buena parte de la ascensión. Remontamos la orilla derecha (E) del torrente, unos metros por encima del mismo. En pocos minutos llegamos a una zona de rocas donde el cauce gira a la derecha. Recuperamos las marcas y el sendero. Hacemos una parada para esperar a Encarna que val algo retrasada. Mientras tanto miramos hacia arriba. Por primera vez tenemos una visión amplia del valle de Clavera. No esperábamos que fuera cómodo. Pero lo que vemos nos deja sin habla. Tras un tramo poco pendiente el valle se yergue bruscamente, presentando fuertes pendientes herbosas  por todas partes. Ni un puñetero rellano. La cuesta sube muy, muy arriba... Confiando que el sendero nos facilite la marcha, intentamos no preocuparnos demasiado.  Las nubes cubren el cielo casi en su totalidad, pero no parece que quieran soltar agua. Llega Encarna y volvemos a ponernos en marcha.

Ahora la senda está bien marcada. Nos lleva hacia arriba (N)  unos metros por encima del fondo del valle. Poco a poco nos acercamos al final de la zona poco pendiente. A las 18.05 h nos situamos en el punto donde el torrente se bifurca (aprox 1610 m).  El camino gira a la derecha y asciende en amplias lazadas por una ladera algo boscosa. Empezamos una subida de mas de 600 m de desnivel, que se mantendrá hasta la misma orilla del lago. La senda gana desnivel con rapidez. Dejamos un ramal que se va a la derecha (S) y tomamos otro que, saliendo del bosque, flanquea horizontalmente hacia la izquierda (N) en dirección al torrente de Clavera, que cruza por debajo de una pequeña cascada.

En la otra orilla (O) las marcas amarillas nos llevan por trazas de ganado hasta un promontorio cercano. Desde el mismo una amplia pendiente herbosa defiende el acceso a la montaña. De nuevo la senda se pierde. Un círculo amarillo situado una cincuentena de metros mas arriba indica por donde seguir. Subimos sin sendero hacia la marca. Llegados a la misma vemos otra y procedemos de igual forma. Es como un juego de pistas... Hacia arriba la pendiente es muy tiesa y no vemos señal alguna. Pasamos unos momentos de desconcierto antes de percatarnos de que la ruta continua por la derecha, con un flanqueo ligeramente ascendente a media ladera. En unas rocas situadas a mitad del mismo nos parece ver una nueva mancha amarilla. Así que iniciamos la travesía descubrimos otra oculta tras una roca. Lo dicho, como un juego de pistas... Seguimos cruzando la ladera. Nuevas marcas y algún tramo de sendero guían nuestros pasos. Esta larga diagonal ascendente nos lleva, una vez mas, hasta el lecho del torrente.

Sin pasar el cauce lo seguimos durante un rato. Después, cuando parece que la senda vaya a cruzarlo (se ven rastros de paso en la otra orilla), remontamos directamente la pendiente situada a la izquierda del río. Es una subida áspera, dura, sin contemplaciones. De nuevo encontramos huellas de paso y marcas amarillas. Alcanzamos un collado con un rellano herboso. Desde que iniciamos el ascenso, este es el primer lugar donde podría montarse una pequeña tienda. Son las 19.15 h y estamos a unos 2050 m de altura. Todavía quedan 200 metros de una subida que no parece querer aflojar.

Desde el collado nos elevamos recto por la ladera herbosa. Las marcas van a la derecha, trazando una gran ese de derecha a izquierda que esquiva un tramo especialmente inclinado. Primero las seguimos. Después atajamos. Al ir sin camino tan cansado es subir en diagonal como en línea recta. El esfuerzo constante y continuado empieza a notarse. Pero el final esta cerca…Alcanzamos un nuevo collado herboso. El cielo continúa tapado. Al sur la vista se pasea sobre un horizonte de cimas iluminadas por una claridad lechosa. Son las crestas de los picos Casamanya, Moredo y Cuenca, montañas de nombres misteriosos algún día nos gustaría visitar.

La pendiente pierde inclinación, pero sigue siendo bastante tiesa. Un cordal de pequeñas elevaciones de hierba y roca parece a tocar de mano. Nos dirigimos hacia el mismo, como siempre guiados por las marcas amarillas. Una última canalita de hierba y piedras nos deja en un estrecho collado que forman dos de las elevaciones del cordal. A nuestra altura, unos cincuenta metros por delante, vemos el Estanyet de Clavera (19.40 h, 2255 m). Desde que dejamos el coche han pasado 2 h 25 min. ¡Increíble!.  Hemos subido casi sin perder el camino y en el tiempo indicado por las guías. 

Contentos por nuestro horario, y porque se han acabado las cuestas, rodeamos por la derecha un hoyo donde desagua el riachuelo que constituye el único drenaje del lago. Bajamos unos metros y alcanzamos su orilla herbosa. El lago trasmite una sensación extraña e inquietante. Encajado en una hondonada de la ladera, sin cauces que lo alimenten, recuerda un gran estanque. Las aguas, totalmente en calma, son oscuras, verdosas y huelen a musgo Un lugar precioso, sorprendente...

Dejamos a la derecha (E) las marcas amarillas (que se dirigen al alto valle de Calvera) y vamos al oeste, por la orilla sur del lago, en busca de un pequeño prado entre el agua y una pequeña pared calcárea. Es un lugar perfecto para acampar. Nos alegramos de haber cargado con las tiendas. Dormir en este rincón, recóndito y tranquilo, será un auténtico privilegio. Poco importa si mañana hace mal tiempo y no podemos continuar la ascensión. Haber llegado hasta aquí ha sido toda una excursión…

Son las 19.50 h. En una hora será de noche. Hemos de apresurarnos si queremos instalarnos con algo de luz. Encarna y yo montamos nuestra tienda. El suelo herboso y mullido facilita la entrada de las piquetas. Nuestro confort se completa con las colchonetas autohinchables y los sacos de plumas. A Salvador tampoco le va mal. Nuestro amigo estrena orgulloso su funda-tienda individual, que a pesar de su forma de ataúd, parece tan práctica como curiosa.

El día muere. Cenamos sentados en unas rocas. A pocos metros descubrimos el orificio de una madriguera de marmotas. En la orilla opuesta del lago hay un grupo de sarrios. Sin preocuparles nuestra presencia, corren entre las piedras. De cuando en cuando se detienen y nos observan con curiosidad.

Felices y relajados disfrutamos del momento. Hablamos de muchas cosas. Las bromas y las risas abundan. Los pedos también... Las judías de la comida surten efecto y parecemos ametralladoras. Es noche cerrada cuando recogemos las cosas. No hace frío y sopla una brisa cálida. El cielo es negro, sin estrellas. Los augurios no son buenos. Pero de momento esto no importa. Mañana será otro día...

A las 21.30 h nos metemos en los sacos. Eufórico por la situación, obsequio a mis sufridos compañeros con un variado repertorio de canciones incalificables, que acompaño con percusión de viento... Pronto me entra el sueño. Los ronquidos reemplazan las rimas y las “notas” musicales. ..

Domingo 4 de Septiembre 2005. Sobre las tres de la madrugada me despierto con ganas de ir al baño. Salgo de la tienda. Mientras desahogo mi humanidad, observo en el cielo algunas estrellas. ¿Estará mejorando el tiempo? Animado con esta posibilidad vuelvo a meterme en el saco. Una hora mas tarde me despierta el repiqueteo de las gotas de agua... ¡Menuda mejoría!  Me doy la vuelta y vuelvo a quedarme dormido...

Me despierto a las 6Cuando me despierto aún es de noche, pero por poco tiempo. El reloj marca las 6.30 h. Hemos acordado levantarnos a las 7.00 h para salir sobre las 7.30 h. Me acurruco en el saco y disfruto de este último rato de tranquilidad. Como acostumbra a pasar, es el mejor de la noche. Unos minutos antes de la hora oigo movimiento a nuestro lado. Salvador se pone en marcha y no tarda en llamarnos. Se acabó el recreo... Con pena y resignación nos vestimos y salimos de nuestro refugio. Lo primero que hago es estudiar el cielo. Según donde mires es gris o azul. Mucho mejor de lo que esperaba. No hay excusa que nos salve de intentar la cima...

Desayunamos sin prisas, preparamos las mochilas, guardamos los trastos sobrantes en las tiendas que dejaremos montadas. A las 7.30 h empezamos a caminar. Volviendo sobre nuestros pasos recuperamos las manchas amarillas. Estas siguen la orilla del lago (E). Llegados al extremo oriental del mismo, giran a la izquierda y suben al norte por un cordal herboso que domina el Estanyet de Clavera.
             
Tras un fuerte ascenso el terreno se hace menos pendiente. Las marcas nos llevan por el cordal durante un corto trecho. Después lo dejamos para seguir una senda que sale a la derecha (E). Un flanqueo ligeramente descendente nos deja en una de las cubetas herbosas del valle de Clavera. Atravesamos el torrente (por el que baja un pequeño cauce de agua) y seguimos por su orilla derecha (E). El valle forma una canal herbosa que se eleva hacia el norte en zigzag. A tramos por un sendero mas o menos marcado, a tramos guiados por las marcas amarillas, subimos rápidamente y sin problemas. El itinerario es bastante evidente y, con visibilidad, no deja lugar para las dudas.

Alcanzamos un collado herboso al lado de una elevación rocosa situada en mitad del valle. Las marcas se van a la izquierda (O), subiendo en diagonal por amplias pendientes de hierba medianamente empinadas. Está claro que la senda se dirige a un collado muy marcado que hay a la izquierda del pico de la Pala de la Clavera que tenemos delante (N). Tras mirar el mapa, concluimos que es el Puerto de Clavera, paso clave del Camí de la Llibertat. La brecha de Clavera se encuentra en la dirección opuesta (8.10 h, 2430 m). Llegó el momento de abandonar el histórico camino y las marcas que los señalan, para subir al norte por pendientes cubiertas de hierba y pedreras. El cielo esta bastante bien. El paisaje es precioso. El ambiente solitario, tranquilo, absolutamente grandioso...

El ascenso en diagonal hasta el pie de la canal de la brecha de Clavera es mas corto y fácil de lo que pensábamos. Abundan las franjas herbosas y las zonas de pedrera son estables. Se camina bastante bien. Un tímido sol mañanero nos alcanza, elevando la moral y haciendo la travesía mas agradable.

A las 8.25 h nos encontramos al pie de la canal. Consulto el GPS para saber la altura. ¡Mierda! Inexplicablemente se han acabado las baterías... Estimo que debemos encontrarnos a unos 2500 m. Hasta la brecha quedan unos 150 m de desnivel. Esperabamos encontrar una canal- corredor de aspecto terrible (por lo menos las descripción de la guía de M.Angulo así la pinta). Pero lo que vemos nos parece fácil y normal. Un cono pedregoso continuo, con algunos tramos herbosos, que se estrecha e inclina a medida que gana altura. No es encajonado y parece de buen subir. En la parte mas pendiente no debe superar los 40º. Un rebaño de ovejas pace tranquilamente por la zona alta de la canal, dándole un aire pastoril y familiar. Eso si, deberemos ir con cuidado con las caídas de piedras.

Tras un breve alto iniciamos el ascenso. Algún que otro tramo algo incómodo de piedra suelta. Una oveja que nos hace de guía durante un tramo de la subida.. Tras salvar un tramo estrecho, la canal se abre en embudo. El acceso a la brecha (que por su anchura bien podría denominarse collado) esta defendido por una corta banda rocosa que superamos sin problemas. Alcanzamos la brecha de Clavera (8.41 h, 2650 m).

Hasta aquí la excursión ha sido sencilla y muy bonita. A partir de ahora todo sube de tono. El Mont Valier y el cordal de cimas (Peyre Blanche, Petit Valier) que lleva hasta su cima, se muestra ante nosotros. Impresionante... Llegó el momento de afrontar un terreno abrupto y delicado, subiendo, bajando, alejándonos del valle de donde venimos. Si el tiempo sigue como hasta ahora todo irá bien. Seguimos adelante...

La vertiente oeste de la brecha de Clavera es una pendiente de hierba y roca, empinada y algo expuesta, que se precipita hacia las canales que descienden al valle de Estagnous. Fijándonos, conseguimos ver el refugio de Estagnous situado a 2245 m y la izquierda (O) de la cima del Mont Valier. Se confirma el contraste entre las facilidades para acceder a las montañas que hay a ambos lados de los Pirineos. Pero no cambiaríamos nuestra estupenda acampada junto a l´Estanyet de Clavera por ningún refugio del mundo.

Desde la brecha de Clavera la cima del Mont Valier se ve enorme y lejana. El itinerario para alcanzarla poco claro. No hay hitos. Si algún que otro punto de pintura amarilla que indican por donde se ha de ir. El cordal que habremos de recorrer no parece difícil, pero sí complejo, habiéndose se salvar varias brechas que desde aquí intuimos pero no vemos.

Desde la brecha bajamos unos metros por rocas calcáreas y descompuestas hasta alcanzar una estrecha repisa que flanquea la pendiente. Avanzamos por la misma con prudencia, apoyando las manos en algún punto. Finalizado este tramo rocoso, seguimos caminando  por una estrecha senda (no mas de un palmo de anchura). Tras recorrer un centenar de metros en ligero descenso llegamos al borde de un cortado que domina la brecha de Peyre Blanc.

El itinerario es confuso. Bajamos unos metros hasta situarnos justo sobre una pequeña brecha que hay una decena de metros mas abajo. Podríamos bajar por la derecha (E), por el filo del cordal (paso vertical y aéreo de unos 5 metros). Pero la ruta va por otro sitio. Descubrimos una marca amarilla a nuestra izquierda (O), algo por debajo de nuestra posición. Vamos hasta ella y descubrimos la parte superior de una canal-chimenea. Bajamos por la misma. Es muy tiesa pero no parece difícil. Puede irse por distintos sitios. Bajamos por el eje de la canal chimenea. El destrepe no pasa del segundo grado, mas que nada por la exposición y porque en algún lugar los apoyos quedan algo separados. Los bastones son un estorbo. Tras una veintena de metros adornado con algún que otro exabrupto, llego a la canal que baja de la brecha de Peyre Blanche. Las marcas de pintura nos hacen flanquear un promontorio rocoso y subir ligeramente hasta la estrecha brecha (2605 m,  9.05 h).

Seguimos (N) encaramándonos por una corta pared (unos 6 m) bastante vertical. Los asideros y puntos de apoyo son buenos y abundantes. Ningún problema y mucho disfrute… Siguen unos pocos metros de roca y hierba, que finalizan en una pequeña banda rocosa que se ha de rebasar. Al otro lado descubrimos una canal. Bajamos por ella unos metros, hasta que las marcas y la traza de senda nos dicen que hemos de salir por la pared de la izquierda. Con un flanqueo descendente, fácil, pero algo  aéreo y delicado, atravesamos la inclinadísima vertiente oeste del pico de Peyre Blanc y alcanzamos el collado del mismo nombre (9.15 h, 2580 m).

La continuación es tan fácil como evidente. Se ha de superar la gran pendiente pedregosa, con algunas zonas de hierba, que tenemos delante (N) y finaliza los "reallanos" en la cima del Petit Valier. Tomamos aire y ponemos la reductora. Sin prisas pero sin pausas, entramos en materia. Los ciento cincuenta metros largos de desnivel que tiene el costarrón se nos hacen eternos. La senda, ahora muy marcada, serpentea aprovechando las zonas mas favorables de la ladera. La pendiente nos oculta el Mont Valier. Pero las voces que oímos indican que no estamos lejos del mismo.

La parte superior del Petit Valier, mucho menos inclinada. Dejando la cima unos pocos metros mas arriba y a la derecha (E), la senda flanquea horizontalmente por la dulce vertiente oeste y alcanza el borde de la ladera norte del monte. Enfrente tenemos la fácil vertiente sur del Mont Valier, un costarrón de hierba y pedreras de unos doscientos metros de altura. Por ahí transcurre la última parte de la vía normal. Esta sucada por varios caminos muy marcados que, partiendo del collado Faustín (situado una sesentena de metros mas debajo de donde nos encontramos), se elevan en zigzag hasta la cima. Un rosario de gente sube poco a poco en busca de la cumbre atestada de personal... Me dan ganas de volverme. Pero las ganas de alcanzar el techo del “Seigneur” se imponen a mis manías. Convencidos de que lo que nos queda es una cuesta de vacas, iniciamos el descenso al collado Faustín. Pero la montaña aún nos reserva una pequeña sorpresa...

Un tenue sendero zigzaguea por un terreno cubierto de hierba y pequeñas bandas rocosas. Una veintena de metros mas abajo encontramos una chimenea rocosa y vertical, que esta obstaculizada por una gran roca. No hay otro paso posible y hay marcas de pintura en la pared. Este obstáculo nos coge desprevenidos... Bajamos directamente por la chimenea. Enseguida desistimos porque se desploma ligeramente. Probamos por la pared de la izquierda (O). Es bastante vertical, pero los apoyos, aunque algo pulidos y separados, son buenos. Bajamos sin grandes complicaciones. Tras unos cinco metros de destrepe volvemos a la chimenea, que ahora es fácil.

Esta chimenea, que las guías acotan como II grado, nos había pasado totalmente inadvertida al preparar la excursión. Ha sido una sorpresa agradable, que ha puesto un punto de salsa y emoción en la última parte de la ruta. Seguimos bajando por la chimenea, ahora convertida en una canal llena de bloques de piedra. Enseguida alcanzamos el collado Faustín (9.50 h, 2653 m). Es amplio y herboso. Un pequeño mástil de hierro, resto de una antigua señal, algunas indicaciones pintadas en las rocas y, sobre todo, la traza del camino que sube desde el oeste, le dan un aire humanizado. Nada que ver con el ambiente hostil que, según cuentan, presenta en invierno, cuando la ascensión al Mont Valier es dura y difícil. Aquí convergen tres de los itinerarios mas significativos de la montaña. Nuestra ruta. La vía normal que sube por el oeste desde el valle y el refugio de Estagnous. Y el famoso corredor Faustin (E), que con un desnivel de 1700 metros y tramos de fuerte dificultad, es una importante ascensión de nieve.

A pesar del transito que hay en la vía normal, en el collado estamos solos. Las voces y gritos que vienen de mas abajo nos indican que esta situación durará poco. Nos gustaría detenernos a descansar y comer. El lugar invita a ello. Pero no nos seduce la idea de ver como una procesión de franceses pasa junto a nosotros con sus clásicos saludos de “Bon Jour” (a los que la buena educación obliga a contestar...). Así que dejamos el alto para la cima.

Mentalizados para lo que será una subida larga, monótona y concurrida, iniciamos la última etapa de nuestra ascensión. Nos esforzamos en subir tranquilamente. Pero la regularidad de la ladera y la visión que, en todo momento, tenemos de la cima (identificable por la gente) hacen difícil conservar la calma. Vamos ganando metros por esta pendiente sosa y aburrida, cruzándonos continuamente con franceses con la consecuente sesión de saludos.Realizamos breves altos para contemplar el paisaje y tomar fotografías. El día es estupendo. El cielo azul ha ganado la partida a las nubes. El paisaje hacia el sur, el este y el oeste es muy amplio. Vemos un gran número de valles y montañas,  Identificamos la Pica d´Estats, el pico Moredo, el Montardo, los Besiberris o el macizo de la Maladeta. También se ve la parte superior del valle d´Estagnous, donde descubrimos multitud de lagos y el gran refugio estratégicamente situado.

A medida que ganamos altura aumenta el sonido de las voces y gritos de los que están en la cima. Tenemos suerte. Poco antes de la cumbre, un grupo inicia el descenso con la misma alegría que tenían arriba. Son un montón. Hombres, mujeres, de distintas edades y con indumentarias muy variadas. Unos con aspecto exageradamente montañero (gran mochila, ropa técnica, un par de señores hasta llevan botas de plástico...) Otros van absolutamente de turistas (bañador minúsculo, gorro, gafas de sol y zapatillas de deporte sin calcetines y sin atar). El resto ofrece un look mas o menos normal, es decir, parecido al nuestro...

A las 10.20 h alcanzamos los 2838 m de la cima del Mont Valier. ¡Está casi vacía!  Una nueva caravana parte a nuestra llegada y deja libre la zona mas elevada, donde están las cruces. Ahí nos apalancamos. Esperaba sentirme radiante de felicidad. Pero no es así. Estoy contento y satisfecho. La ultima parte, mucho mas concurrida de los esperado, me ha defraudado un poco. Pero en una cima como esta, en verano, domingo y con buen tiempo, la soledad es algo simplemente imposible... 

El Mont Valier es una montaña con historia. Cuentan que San Valier (obispo del Couserans) ascendió la cumbre en el siglo V. En aquella época esta montaña se consideraba la mas alta de los Pirineos. El hombre tuvo que hacer frente a un terreno desconocido, bosques sin caminos, osos y lobos. Una vez en la cima, colocó tres cruces. En correspondencia a esta gesta (no se cual, si ascender la cima o cargar con las tres cruces), se bautizó la montaña con el nombre del santo-aventurero. Casi catorce siglos después otro cura, el obispo Bernard de Marmiesse, subió a la cima para erigir una nueva cruz (otro monseiur con moral) donde aún quedaba restos de las que puso San Valier. La nueva cruz permaneció varios siglos en la cima, hasta que un montañero poco creyente la tiró por la pared norte. Pero aquí no acaba la historia…Ya en nuestros días, no hace muchos años, se encontró la cruz de marras. Sin pérdida de tiempo la gente de los valles cercanos volvió a colocarla en la cima (nueva demostración de moral). Y aún esta ahí...

Estamos razonablemente cansados. También hambrientos. Sentados en las rocas que hay entre las cruces, devoramos un par de bocadillos, zumos, frutos secos, chocolate y algo de fruta. Después vemos la vida de otra manera. Incluso me reconcilio con la gente que pasa a nuestro lado llegando o marchándose de la cima... Tras el ágape nos dedicamos a observar el grandioso entorno que nos rodea. Una ligera neblina enturbia el aire y disminuye la visibilidad. Así y todo, se ven un montón de montañas...

Desde la cima nos desplazamos unos pocos metros hasta el lugar donde finaliza la cresta norte de la montaña, denominada de Antiques. Este recorrido, de dificultad media pero de gran desnivel y longitud, es todo un clásico que se hace de tanto en tanto. Una cordada esta iniciando la escalada del tramo final de la cresta, el mas difícil y vertical. Visto desde arriba la verdad es que impresiona el ambientazo en el que se desarrolla este itinerario.

Permanecemos una hora en la cima. A las 11.20 h iniciamos el retorno. La larga parada nos ha relajado física y mentalmente. Con ganas y buen humor enfrentamos el largo recorrido del cordal que ha de llevarnos de vuelta a la brecha de Clavera. Es pronto y el tiempo cada vez es mejor. No hay motivo para ir con prisas. Descendemos la pala de la cima y alcanzamos el collado Faustin. A diferencia de la ida, ahora está lleno de gente, y mas que vemos subir por el camino del refugio. Hacemos una breve parada y reanudamos la marcha ante la curiosa mirada del personal, que se sorprende de que tomemos otro camino.

En sentido ascendente la chimenea situada sobre el collado Faustín es mucho mas fácil. La superamos directamente por el fondo disfrutando de la trepada. Pocos minutos después nos situamos en la amplia terraza ligeramente inclinada que forma la cima del Petit Valier. El  Mont Valier vuelve a estar abarrotado de gente. Proseguimos la marcha felices de andar en completa soledad. La bajada del costarrón que lleva al collado de Peyre Blanc es una gozada. Canturreamos, hacemos bromas... En el collado (10.55 h) toca cambiar el chip. Entramos en el sector “serio” del recorrido. Es curioso como cambian las cosas yendo de vuelta, con buen tiempo y la cima en el bolsillo. El cordal nos parece mas sencillo y humano. Hasta diríamos que la ladera ha perdido algún grado de inclinación...

Rápidamente rodeamos el pico de Peryre Blanche y alcanzamos la pequeña canal que asciende hasta lo alto de la pared que domina la brecha del mismo nombre. Con precaución descendemos la primera parte herbosa de la misma,. Después destrepamos el muro de roca (I-II). Una vez en la brecha seguimos el sendero que en leve descenso flanquea por la derecha (O) una punta rocosa y alcanzamos la canal donde finaliza la chimenea-canal de II grado. La subida del mismo es mucho mas fácil y divertida que cuando la bajamos. Sólo nos resta realizar el flanqueo ascendente por la ladera de hierba y roca que lleva a la brecha de Clavera, que alcanzamos a las 12.30 h . Desde la cima del Mont Valier hemos tardado 1 h 10 min, media hora menos de lo que necesitamos en la ida..

Se acabaron las dificultades. Ahora sólo nos queda caminar y caminar, casi siempre de bajada. Hacemos un breve alto para contemplar por última vez el cordal y la cima del Mont Valier. Nos parece mucho mas hermoso y menos impresionante que esta mañana... 

El descenso hasta el Estanyet de Clavera tiene poca historia. Bajamos sin prisas, haciendo continuas paradas para observar y comentar aspectos del paisaje que de subida nos pasaron inadvertidos. Descubrimos una gran oquedad calcárea que aún guarda la nieve de la pasada temporada. También vemos algunas marmotas corriendo entre las piedras, y un pequeño grupo de sarrios que se desplazan sin prisas por uno de los lados del valle. El recorrido es tan estético y tranquilo que, intencionadamente, lo hacemos despacio. Así evitamos agotarnos, machacarnos los pies en exceso, y sobre todo, alargamos el placer de caminar por estas preciosas laderas herbosas.

El cielo se llena de nubes llegando al Estanyet de Clavera. La meteo daba tormentas a partir del mediodía... Pensando en el largo tramo que aún nos queda hasta el coche, deseamos que las precipitaciones se retrasen todo lo posible. La posibilidad de bajar los empinados campos de hierba que hay por debajo del Estanyet de Clavera, con el terreno mojado y llevando toda la casa a la espalda, no nos seduce en absoluto...

A las 13.20 llegamos a las tiendas, Estamos cansados pero muy contentos. Salvador lleva irritada la planta de los pies y tiene problemas para caminar. Nos cuenta que la última parte de la bajada ha sido una tortura. Nuestro amigo está preocupado por el tramo que nos queda hasta el coche. Lo primero es intentar arreglar esos pies, y también los nuestros, que sin estar tan maltrechos también se han machacado lo suyo. Nos desprendemos de botas y calcetines y metemos los pies en remojo en el lago. Después viene el masaje de los renacuajos... 

El baño se prolonga casi media hora. Después vienen unas sesiones de auto masaje de pies con Natusan (una pomada especial para irritaciones o escoceduras de la piel, que siempre llevamos en nuestro botiquín).Tras el tratamiento nos sentimos razonablemente bien. Le llega el turno al estómago. Comemos y bebemos casi todo lo que nos queda (que no es mucho) con una doble finalidad, coger fuerzas y eliminar peso de cara a la bajada. Seguidamente desmontamos las tiendas y preparamos las mochilas. Una vez mas, nos intriga ese misterio inexplicable de por que son mas voluminosas de bajada, cuando llevamos menos cosas, que a la subida. El último paso del proceso es ajustamos las botas. Parece que Salvador nota los pies bastante bien... A las 14.35 h, tras una hora y cuarto de dulce descanso, nos cargamos las mochilas y, con un ojo en el suelo y el otro en el cielo, ahora totalmente cubierto, nos despedimos de este maravilloso lugar donde hemos pasado la noche.

La colocación de una pesada mochila a la espalda, después de una dura ascensión, y ante un largo y duro tramo de bajada, es una experiencia inolvidable. La primera sensación es mala. La segunda peor... Las posibles taras físicas adicionales (cansancio, lesiones, llagas, escoceduras...) añaden un plus de desgracia y cabreo al espíritu, haciéndonos sentir vanos, fútiles, desgraciados... Preguntas como ¿que hago aquí?, ¿por que estoy en esta situación?, ¿no tengo nada mejor en que gastar mi vida?, son habituales en los instantes posteriores a la carga del peso muerto sobre la espalda. Después, cuando uno empieza a caminar, descubre que lo hace con torpeza, que a cada paso parece que las piernas se vayan a doblar. Las anteriores cuestiones son reemplazadas por una profunda y sincera sensación de odio contra uno mismo y el día en que se le ocurrió dedicarse al montañismo. Por suerte estas etapas de rabia y frustración son cortas. En pocos instantes se entra en un clima positivista que transforma las impresiones negativas. Se empieza a considerar las pocas cosas buenas de la situación, iniciándose una etapa de resignación a la que le sigue otra de aceptación. Todo este proceso acostumbra a durar no mas de un par de minutos. Tras el mismo uno vuelve a ser el gilipollas feliz de siempre, olvidándose de la puta mochila y disfrutando como un enano de lo que se le viene encima...

Para no castigar los pies, siempre que podemos bajamos en diagonal y por zonas de tierra. La pendiente y la altura de la ladera son considerables, Nos maravillamos de lo bien y rápidamente que subimos ayer. Ir despacio requiere frenar y esto representa un importante gasto de fuerzas. Y ya nos quedan pocas... Es más fácil bajar algo mas rápidos, aunque ello representa algún que otro descontrol ocasional... Descendemos mucho mejor de lo previsto. Buena parte del recorrido lo hacemos por tramos de sendero o huellas de paso que no vimos a la subida. Salvador apenas se retrasa y camina sin grandes molestias. Alcanzamos la pista (15.45 h) una hora y diez minutos después de salir del Estanyet de Clavera.

Se acabaron los problemas. Nos detenemos cinco minutos para recomponernos físicamente. Después iniciamos el fácil y cómodo recorrido de la pista. A pesar de tener ganas de llegar al coche, no forzamos la marcha. Incluso hacemos alguna parada... Volvemos a reencontrarnos con el río Noguera Ribagorzana y con las muchas vacas que pacen por los prados de su orilla norte. Ya cerca del coche nos cruzamos con algunos turistas.

Mi cabeza es un hervidero de pensamientos. Poco a poco crece en mi interior una agradable sensación de orgullo y satisfacción. Aun no hace ni veinticuatro horas, cuando caminaba por esta misma pista en sentido contrario, me embargaban un montón de sentimientos contradictorios. Incertidumbre, pesimismo, miedo de haber apostado demasiado fuerte arrastrando a esta aventura a Encarna y Salvador. Hoy el Mont Valier ya es historia. Pero no una historia pasada, sino el principio de una nueva. Me gustaría volver...

A las 16.15 h llegamos al coche. En ese momento rompe a llover con intensidad. En pocos minutos nos cambiamos de ropa, colocamos los trastos en el maletero e iniciamos el viaje de vuelta a casa. Hacemos dos paradas. Una para poner gasolina y la otra para comer unos bocadillos. Llegamos a casa cerca de las 21.30 h, cansados pero contentos. Pero dura bien poco... Mi madre ha sufrido una importante recaída La noticia nos sacude como un látigo. Al momento la alegría y relajación del fin de semana son sustituidas por la congoja y la preocupación. Se inicia una dura prueba que habremos de afrontar con la mismas ganas y entereza con que abordamos el ascenso de una montaña. Esperemos tener suerte, y que las cosas nos vayan tan bien como en el Mont Valier. 

La ruta en imágenes  (Recomendamos ver como como presentación -mas calidad- . Para ello pulsar en la foto y después el botón "pantalla completa")


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EniEn - Juliol 2013