Rutas e historias de montaña mas o menos normales, y alguna cosa mas…

miércoles, 29 de diciembre de 2010

NOCHEVIEJA EN LA NIEVE

Teníamos previsto celebrar el traspaso del año los dos solos, en una minúscula cabaña tapizada de nieve y batida por el viento, del cordal de los montes de Núria. Pero no podrá ser...  Despediremos el 2010 de una forma mas convencional y menos solitaria... Para compensar esta situación, hemos recuperado el escrito en el contamos como pasamos la Nochevieja del 2008...

Aprovechamos la ocasión para felicitaros las fiestas y desearos lo mejor para el próximo 2011. Por nuestra parte, esperamos continuar yendo al monte, y si es posible, hacerlo con todos los amigos que sea posible. La ascensión a una montaña es algo que tarda en olvidarse. Pero aún perdura mas en la memoria el recuerdo de los momentos vividos junto a aquellos con los que compartimos esa experiencia. Salud y montañas...

PORT y TOSSAL DE RUS

Miercoles 31 de Diciembre 2008. A eso de la tarde decidimos confiar en los meteorólogos y tirar adelante nuestro principal objetivo para estas fiestas: pasar la Nochevieja acampados en la nieve. No es la primera vez que hacemos algo así, pero al ser una fecha tan especial nos hace mucha ilusión.  Nadie se ha animado a acompañarnos.Estaremos totalmente solos…

Tras pensarlo detenidamente concluimos que una buena zona para la acampada es el valle del Port de Rus (cerca de Boi-Taüll). Lo conocemos bien, el acceso es fácil, esta muy cargado de nieve y en general no hay aludes (algo importante ya que por encima de los 2000 metros dan riesgo 4). Respecto donde plantar la tienda, nos gustaría hacerlo en una zona llana situada a unos 2400 m de altura que hay poco antes del puerto. Pero como que empezaremos a caminar tarde, seguro que habremos de hacerlo mas abajo y decidir el  lugar sobre la marcha.



 Cuando a las 15.45 h aparco en la explanada que hay junto al puente de Sant Martí (Pla de l'Ermita) el tiempo no es ni bueno ni malo. Preparamos las mochilas a toda prisa. Cuando después de 25 minutos de esfuerzos y juramentos conseguimos colocar los trastos en los petates no nos lo podemos creer. ¡Menudos monstruos! El de Encarna pesa cerca de 15 kilos. El mío casi 20, que sin contar las raquetas, los bastones, el ARVA, la cámara fotográfica, las botas y la ropa (cosas que llevamos encima) mas o menos corresponden a: 
Cosas que llevamos en la mochila
  Peso aprox (Kg)
Encarna
  Enric
Mochila 60 /70 l + funda
2,6
2,6
Tienda + piquetas nieve
0,8
3,2
Colchonetas: 2 aislantes + 2 autoinflables de medio cuerpo
1,2
0,4
2x (saco+manoplas+peucos+ anorac)  plumas
3
3
Ropa recambio, guantes, gorros, chaqueta,y pantalones gore, gafas,etc
1,5
1,5
Cena Nochevieja+fruta+comida ascensión + bota vino + botella cava+ 2,5 litros agua
2,3
4,1
Fogón, útiles cocinar, cubiertos, trapos, papel hogar…
0,5
1
2x(piolet,crampones,sonda,pala,walkies) +GPS+móvil+transistor+ varios
3
4
                                                                                                Total
14,9
19,8
  A las 16.20 h empezamos a caminar con las raquetas en los pies (1680 n). Tomamos el camino que remonta el valle de Sant Martí por su orilla norte. Al cabo de un centenar de metros encontramos una especie de pista que baja hasta el río. La seguimos. Cruzamos el cauce por donde podemos y alcanzamos la pista que va por la otra orilla (S). El grosor de la nieve aumenta, pero al haber traza vamos bastante bien. En 40 minutos llegamos al barranco de Moró donde finaliza la pista (17.00 h, 1840 m). Continuamos ascendiendo siguiendo el valle de Sant Martí, primero en lazadas, después en diagonal,  por una ladera empinada y boscosa. Una buena traza de esquí y raquetas nos permite ir relativamente cómodos y rápidos. Tenemos la esperanza de que la “autopista” se prolongue valle arriba, facilitándonos mucho las cosas. Pero no será así... Cruzamos el río por una palanca de madera cubierta de una gruesa capa de nieve helada, y remontamos fuerte durante unos metros hasta encontrar el poste señalizado del GR. Son las 17.35 h y estamos a 1980 metros de altura. El día se apaga...

Continuamos subiendo por la orilla norte del valle. Pronto la traza de raqueta desaparece. Después la de esquí. Nos metemos en nieve virgen. La luz, escasa y lechosa, no permite distinguir los relieves. Seguimos ascendiendo en diagonal, abriendo traza en una ladera de nieve profunda donde aún con raquetas nos hundimos hasta la rodilla. Encarna está inquieta pero no dice nada. Conocer el terreno y saber por donde y a donde vamos, me hace estar tranquilo. Con todo, esta travesía por debajo de laderas y barranqueras cargadas de nieve fresca y sin compactar no me hace ninguna gracia. Tal vez por esto saco fuerzas de donde no hay y mantengo un ritmo mas bien rápido. La noche nos engulle mientras cruzamos pequeñas canales. En el cielo aparece una luna raquítica y deslucida. También alguna tímida estrella que enseguida queda oculta por las nubes. Ya no se ve nada. Hemos de sacar las lámparas frontales. La cosa se pone interesante...
 
A las 18.15 h llegamos a una zona bastante llana. El GPS marca 2180 m. Encarna me pregunta si es un buen lugar para acampar. Le digo que no. La oscuridad nos impide ver que estamos bajo una empinada canal que baja directamente de un lago situado 300 metros mas arriba, en la coma que forman al sur los picos de l´Estanyet y del Pessó Petit. Un conducto natural de drenaje que en cualquier momento podría purgarse de nieve
Atravesamos la canal y giramos a la derecha (S). Si no voy errado nos encontramos en la parte inicial de la zona de las lomas suaves y amplias del valle del Port de Rus. “Animo, que no queda mucho…” Seguimos flanqueando al sur, casi sin subir, por una ladera empinada donde nos hundirnos hasta el gollete. El avance es muy lento y se nos hace eterno. Por suerte pronto la pendiente se suaviza y caminamos mejor. Poco después el haz de la linterna ilumina algunos pinos que sobresalen de la nieve. Mas allá de los mismos se abre un barranco. Son las 18.30h y el GPS da 2195 m. Reconozco este lugar. Nos encontramos en la loma central del valle, justo donde están los últimos árboles y el terreno es poco inclinado. Aquí no hay riesgo de aludes, pero se está expuesto al viento, que de momento es flojo, discontinuo y muy, muy frío.  El sitio nos parece bastante correcto, por lo que aquí nos quedamos. Cargados como burros y en buena parte abriendo traza, hemos tardado 2h 10 min en superar mas de 500 metros de desnivel a lo largo de algo mas de 4 Km. La excitación hace que no tengamos demasiada sensación de cansancio o de frío. Hemos cubierto el primer objetivo, la aproximación. Ahora empieza la segunda parte de la historia, montar el campamento…

Sentimos un placer que roza lo sexual al liberarnos de las mochilas. Sin ellas parece que flotemos... Las dos cosas mas importantes para acampar sobre nieve en pleno invierno (y mas si es de noche) son la organización y la paciencia. Hemos de estar mentalizados de que todo será lento, laborioso y reflexivo. No se pueden dejar las cosas por el suelo ya que además de mojarse podrían hundirse y/o perderse entre la nieve. Se ha de pensar antes de actuar y sacar de la mochila sólo aquello que se necesita. Por eso es muy importante llevar un petate grande (que permita coger cosas con facilidad) y muy bien organizado
Sin sacarnos las raquetas (sin ellas nos hundiríamos hasta medio muslo), cambiamos las chaquetas por los plumíferos, cogemos las palas y empezamos a cavar una plataforma. Poco a poco, sin prisas, que aun quedan horas para que den las uvas… La nieve parece polvo, pero tiene mucha mas consistencia y es mas pesada de lo que nos pensamos. Primero hay que cortarla con la pala en sentido vertical, después retirarla horizontalmente en pequeñas porciones tomadas de la superficie. Si no se hace así, el paleo enseguida mina las fuerzas y no tardan en aparecer calambres en los brazos. El ejercicio es intenso y pronto sudamos como gorrinos. El hueco ha de permitir montar la tienda holgada y horizontalmente, y además, protegerla contra el viento que sopla desde lo alto del valle (E). Concentrados en nuestra labor, paleamos cada uno en una sección de la “obra”. De cuando en cuando un pequeño respiro. Es una currada de muerte, pero nos parece tan interesante como divertida. Media hora mas tarde hemos preparado una explanada de circular de unos 4 metros de diámetro, con el suelo pisado y mas o menos horizontal, que en su parte oriental tiene un desnivel respecto de la ladera de unos 70 cm. Satisfechos de la obra civil pasamos a instalar la carpa del circo…

Sin deshacer las mochilas, sacamos la bolsa de la tienda  y empezamos a instalarla. Es tipo iglú, con faldones y dos varillas cruzadas que la hacen autoportante y fácil de montar. Pronto la tenemos centrada en la plataforma, con la puerta mirando al fondo del valle (O), donde vemos  las luces de los apartamentos de Boí-Taull. Me he fabricado nueve piquetas con perfil de aluminio de 25 mm y 35 cm de largo, que espero ofrezcan cierta resistencia en la nieve. Así y todo, hemos de hacer una buena compactación de la misma para que los vientos y tirantes de la tienda queden tensos y bien fijados. Finalmente acabamos de afianzar los tres tensores mas importantes (que ofrecen mayor resistencia al viento) con los dos piolets y una de las palas.
Una vez montado el chamizo llega el turno de los acabados… Hacemos un rebaje de medio metro de hondo que ocupa la mitad del suelo del avance de la tienda. Nos permitirá entrar y salir de la misma mas fácilmente. Después cavamos una zanja con la nieve compactada de unos 4 metros que finaliza detrás de un árbol donde estará la zona de letrinas. Por último hacemos un nuevo rebaje para poder cocinar… Cerca de las 20.00 h damos la instalación por finalizada. Pasamos a la fase de “amueblado”…

 Cómodamente sentada en el escalón de la entrada de la tienda, Encarna se saca la carcasa de plástico de las botas y con los botines se mete dentro. Entonces yo le paso los aislantes de  espuma para que las coloque en el suelo. Después le toca el turno a las mochilas, que previamente limpio de nieve. La tienda es amplia (2-3 plazas) y permite dejar los petates a un lado manteniendo un espacio generoso para estar. Mi mujer me pasa el fogón y sigue montando el "mobiliario". Prepara y coloca las colchonetas auto hinchables, extiende los sacos, saca la ropa, la comida, etc. Mientras tanto yo empiezo a fundir nieve en el exterior cómodamente sentado en un pequeño trozo de aislante que he traído con este fin. Me siento tranquilo, feliz, en paz conmigo y con todos. Qué lejos están los problemas del día a día…
De cuando en cuando una ráfaga de viento sacude la tienda y barre la ladera arrastrando partículas de nieve helada. El cielo es negro como el culo de un grillo. No hay luna, ni estrellas. La única claridad proviene de una luz pálida y muy tenue que refleja la superficie nival. Cuando no hay aire el silencio es casi total. Sólo se percibe el ruido monótono del fogón, el rumor apagado de agua fluyendo bajo la nieve, el canto lejano de un pájaro trasnochador, y mil y un pequeños sonidos de origen desconocido. Me pregunto si, como nos pasó en la travesía de Sierra Nevada, hoy también vendrán a visitarnos los zorros. Seguro que no. En estas latitudes hasta los animales salvajes son mas serios y recatados

En 20 minutos Encarna organiza el interior de la tienda y yo obtengo un litro de agua fundida que guardo en una botella de plástico. Llegó el momento de entrar en el refugio. Desplazo el fogón dentro del avance, me siento en el escalón de la entrada y me saco las botas. Al momento noto frío en los pies, que dentro del botín estaban la mar de calientes. Siguiendo el ejemplo de mi mujer, me calzo los peucos de pluma. Después extraigo los botines de las botas, dejándolos en la parte superior de la tienda, donde están los sacos, mientras que la carcasa exterior se queda en la parte inferior, junto a la entrada. El termómetro que hemos colgado en el exterior marca -7ºC y el que está dentro de la tienda 3ºC ¡que calor!. Encarna ha organizado el habitáculo perfectamente. Nada está por en medio, pero todo está a mano y localizable. El tiempo pasa volando. Son las 20.45 h y tenemos hambre. Llegó el momento de preparar la cena de Nochevieja

Manteniendo el doble techo del avance medio abierto para facilitar la extracción del vapor, coloco el fogón nivelado sobre la base del escalón. Después lo encendemos y vertemos en el puchero de aluminio los dos botes de caldo gallego que hemos traído para la ocasión, tapándolo seguidamente (algo muy importante). Mientras se calienta el primer plato Encarna prepara unos entrantes de queso y embutido. Yo me peleo con el sintonizador del pequeño transistor. En FM no hay manera de coger nada. Y en AM sólo emisoras francesas. ¡Hay que joderse! Con la simpatía que le tengo a los gabachos no estoy dispuesto a que me canten las campanadas  en francés, así que me saco los guantes y me empleo a fondo en la operación. Mi esfuerzo se ve compensado al coger un programa de RNE llamado “radio-pasión”. En el mismo los locutores cantan parodias de canciones famosas (algo parecido al famoso tele-pasión de TV1). Es bastante cutre y se oye regular, pero por lo menos es de aquí… Celebramos este pequeño éxito con un trago de vino de la bota que entra de maravilla
El aroma del potaje inunda el habitáculo anunciando que el primer plato ya está listo. Repartimos el contenido del puchero en dos platos y nos zampamos con deleite esta delicatesen. Encuentro a faltar unas guindillas picantes y algo de ensalada. Tomamos nota para la próxima vez. El segundo plato es una hermosa tortilla de patatas que está de muerte. Por último llegan los postres en forma de mandarinas, galletas, bombones, neulas, polvorones y un café vienés. A las 22.30 h ya hemos cenado. Limpiamos y recogemos los trastos mientras que en la radio una mujer parodia a Rocio Jurado con la canción “Como yo te lamo”, cuya letra no tiene desperdicio. Dentro de la tienda la temperatura se mantiene en 1-2ºC y el ambiente esta muy cargado de humedad (al intentar hacer fotografías se empaña enseguida el objetivo de la cámara). Salimos al exterior ha hacer una meadita. El frío es intenso, según el termómetro -9ºC. Volvemos al “calor” de nuestro refugio y nos metemos en los sacos de plumas donde se esta caliente y bien. Ahora sólo nos queda esperar e intentar no dormirnos…

Los agudos berridos de un locutor idiota anunciando que faltan pocos minutos para la media noche, nos sacan de nuestro letargo. Rápidamente cogemos las uvas y permanecemos a la escucha. No tardan en llegar los cuartos, después los campanadas y el clásico atragantado. El 2008 ya es historia. ¡Viva el 2009! Del fondo del valle llegan sonidos de cohetes y petardos que retumban en las montañas. Abrimos una pequeña botella de cava y brindamos por nosotros, nuestras familias y los amigos. También tenemos un emocionado recuerdo para los que ya no están… La fiesta se alarga poco. Salimos para hacer una última visita al lavabo. Se mantienen los -9ºC, el cielo se ha despejado parcialmente y lucen algunas estrellas. Rápidamente volvemos a la tienda y al calor de los sacos. Después un beso, las buenas noches y, ahora sí, nos dejamos caer sin manías sobre los brazos de Morfeo. Fuera se levanta un viento racheado que sacude la tienda. Poco importa. Mañana será otro día…
 Jueves 1 de Enero. Tras una noche tranquila y sin mas problemas que el exceso de calor que dan los sacos, nos despertamos pasadas las 8.00 h. Saco la cabeza de la tienda y veo que el cielo esta parcialmente cubierto de nubes finas. Un sol tenue y anaranjado tiñe levemente las partes mas altas de las montañas. Hace muchísimo frío. El termómetro exterior marca -12ºC y el de dentro de la tienda -5ºC. Tras una rapidísima incursión al aseo, vuelvo al calor del saco y metemos en su interior los pantalones, la chaqueta y los botines. De esta manera estarán calientes cuando nos lo tengamos que poner. Poco después volvemos a quedarnos dormidos.
Cuando vuelvo a abrir los ojos hay bastante mas luz y sopla el viento. Son las 9.10 h, hora de levantarnos. Poco a poco vuelve la actividad a nuestro refugio. Nos vestimos, guardamos los sacos y las otras cosas en sus fundas y las dejamos en el fondo de la tienda. Al mismo tiempo el fogón vuelve a la actividad calentando agua. Desayunamos a base de embutidos, galletas, algún que otro “resto” de la cena y un capuchino. Ponemos en la mochila algo de comida y aquello que normalmente llevamos en una ascensión. Nos calzamos las botas y salimos al exterior. Se está bastante bien. La temperatura ha subido (el termómetro marca -6ºC), el cielo sigue igual y la nieve continua blanda. Cogemos los piolets, las palas, nos ponemos las raquetas, cerramos la tienda y partimos sin tener claro donde vamos (10.10 h)
El objetivo fundamental de esta salida era pasar la Nochevieja en la nieve. Hacer algo mas no entraba en los planes, ya que las predicciones meteorológicas no eran buenas. Pero una vez aquí, y como el tiempo si no bueno sí parece estable, sería un crimen no aprovechar la ocasión. Tenemos para nosotros solos todo el valle del Port de Rus cargado de nieve virgen y sin trazas, algo excepcional. En estas condiciones ir hasta el Port es casi obligado
Dejamos atrás la tienda. Vemos que la hemos emplazado en un lugar tan seguro como privilegiado. La loma donde se encuentra tiene a un lado (S) la abrupta vertiente norte del Castellet de Moró y al otro las laderas que bajan del cordal que une los picos del Pessó Petit y l'Estanyet. Un barranco y una canal defienden el lugar de cualquier desprendimiento que pueda producirse en cualquiera de estas dos vertientes. Lo dicho, a toda prueba
Con un ritmo lento pero continuo vamos subiendo SE) por el centro del valle. La nieve esta muy blanda y nos turnamos en la tarea de abrir huella. Lejos de ser pesado o agotador, el ejercicio resulta rítmico y relajante. Nos rodea la soledad y disfrutamos de ella. El haber realizado esta ascensión hace poco nos ayuda, si no en la elección del itinerario, que está muy claro, sí en saber que hasta la escotadura  del final del valle queda un buen rato y que hay que tomárselo con calma. Así lo hacemos.

 
 Disfrutando de la paz de esta primera excursión del año vamos ganando metros. De cuando en cuando hacemos alguna mini parada para contemplar y fotografiar el paisaje y la traza que dejamos detrás nuestro. Llegados a la altura de la ladera por donde puede accederse a la cresta oeste del Tossal de Raspes Roies, nos planteamos si subimos o no. Es un pico que tenemos ganas de hacer. Pero hoy, completamente solos, con este paquetón de nieve y un alto riesgo de aludes, no es un buen día. Así que lo dejamos para otra ocasión y continuamos nuestra andadura hacia el Port de Rus. La tranquilidad y seguridad de la marcha sólo se ven alteradas cerca del final, cuando en las rampas que defienden el acceso al puerto tenemos que cruzar unas placas de viento. Nuestro caminar se hace mas lento y receloso, cuidando de no “maltratar” con sobrecargas bruscas la capa de nieve costra. Todo va bien. Sin mas problemas alcanzamos el Port de Rus ( 11.50 h, 2614 m).

Luce un sol anémico y deslucido, no hay viento, no hace frío. Se está bien. Tanto que, en contra de lo previsto, decidimos prolongar la ascensión hasta la cumbre del cercano, y ya conocido por nosotros, Tossal de Rus. Después de 20 minutos de descanso, en los que comemos algo y cambiamos las raquetas por los crampones, dejamos las mochilas en el collado e iniciamos el breve ascenso por cresta que, tras pasar por la escotadura sur del puerto, nos lleva sin ninguna dificultad hasta la cima (12.25 h, 2669 m). 


 
 
No voy a describir el paisaje. Solo citar cuanto nos sorprende el dominio del color blanco. La nieve colma las cumbres que nos rodean, tapiza las rocas y los cortados, y forma atrevidas cornisas en las crestas. Parajes gélidos, bellos, inhumanos, donde la imaginación se desata trazando posibles rutas de ascenso a montes inmaculados. Tras permanecer un cuarto de hora en la cumbre iniciamos el descenso. Poco antes de las 13.00 h volvemos a estar en el Port de Rus. Volvemos a ponernos las raquetas. Un último descanso y nos vamos para abajo (13.05 h).
El descenso es rápido, tranquilo, incluso descansado... Tanto Encarna como yo estamos sorprendidos por el excelente comportamiento de las botas de plástico, que son muy cómodas y calientes. Es la primera vez que Encarna hace una salida invernal sin que se le enfríen los pies. En apenas 40 minutos volvemos a estar junto a la tienda (13.45 h). Ahora toca rehacer las mochilas y desmontar la tienda procurando que quede lo mejor plegada posible. Después nos cargamos el petate con la ilusión de llevar menos peso que ayer. Pero sigue siendo un pequeño gran monstruo…
A las 14.30 h iniciamos el descenso por la traza que abrimos ayer noche. En contra de lo esperado, de bajada la carga no molesta demasiado. Sin correr, con las raquetas en los pies y siempre ayudándonos con los  bastones (absolutamente necesarios) vamos haciendo. Cerca de la pista nos cruzamos con una pareja que con expresión de sorpresa miran muestras mochilas. Son las únicas personas que vemos durante toda la salida…
 A las 15.40 h llegamos al coche. Sin perder un instante dejamos las mochilas en el maletero, nos cambiamos de calzado y partimos hacia Laspaules, donde nos espera una buena ducha. Nos sentimos felices y orgullosos por nuestra pequeña aventura. Ha sido una forma muy bonita, distinta y reconfortante de celebrar la Nochevieja que nos ha dejado un buen sabor de boca, y ganas de repetir... Tanto que estamos seguros de que no habremos de esperar a la próxima Nochevieja para volver a acampar en la nieve. Queremos hacerlo lo antes posible y en otro lugar. También nos gustaría tener compañía, aunque este tema lo vemos muy crudo. A ver que se nos ocurre…
EniEn - Enero 2009

lunes, 27 de diciembre de 2010

PRE-INVERNAL SIN RAQUETAS...

A última hora del pasado viernes 17 de Diciembre, decidimos apuntarnos a la salida al Puig Peric que los del CEM hacían ese fin de semana. Habíamos subido varias veces esta bonita montaña del Capcir, pero nunca desde el refugio de Camporrells donde pasaríamos la noche. Fue un acierto total.  El tiempo, el lugar, el desarrollo de la ruta, la compañía… Disfrutamos mucho y lo pasamos muy bien. Y eso que no llevamos raquetas…

PUIG PERIC y PETIT PERIC

Fecha
Sábado y Domingo, 18 y 19 Diciembre 2010
Asistentes
David, Jordi, Francesc, Carme, Encarna y Enric
Zona
Capcir (Francia)
Inicio ruta
Aparcamiento estación de esquí de Formigueres
Final ruta
Idem
Recorrido
Sábado 18: Estación Formigueres (parking)-Serra de Mauri-Refugio Camporrells
Domingo 19:Refugio Camporrells-Petit Peric (cresta NE)-Coll Petit Peric/Puig Peric - Puig 
Peric (cresta E)- Coll Petit Peric/Puig Peric- Coma de la Llosa- Cercanías lago d’Herbier-
Refugio Camporrells-Serra de Mauri-Estación Formigueres (parking)
Noche
Refugio de Camporrells
Material
Invernal, crampones y piolet. Raquetas o esquís aconsejables (nosotros no llevamos)
Dificultad
Técnica
 Media
Física
Media-Alta
Desnivel (m)
Ascenso
Total: 1525
Sáb/Dom: 690 / 835
Descenso
Total: 1525
Sáb/Dom: 180 / 1345
Distancia
Total : 21.1 Km  ;   Sábado: 7.9 Km  ;  Domingo: 13.2 Km
Horario

Total
Sábado
Domingo
11 h 34 min (sab+dom)
 2 h 35 min
 8 h 44 min
Efectivo
Sábado
Domingo
9 h (sab+dom)
2 h 35 min
6 h 25 min
Climatología
Tiempo bueno pero frío los dos días,
Cartografía
“Carte de Randonnée: Font Romeu-Capcir”,  IGN 2249 ET,1:25000 , (2003)
Valoración
Ascensión en condiciones casi invernales a una gran cima. Muy bonita y disfrutona.
Sin grandes complicaciones. El refugio y su guarda muy bien.
Comentarios
Sin nieve la ruta es perfectamente realizable en un día. Con nieve es mejor repartirla en 
dos jornadas durmiendo en Camporrells, un refugio acogedor y  con un buen guarda

Relato

Sábado 18 de Diciembre. Después de un viaje rápido y sin complicaciones, Carme, Encarna y yo llegamos a la estación de esquí de Formigueres (una de las pocas que está abierta) poco antes de las 14.30 h. Hace frío y luce el sol. Parece que hay algo mas nieve que en otras zonas, pero no demasiada. Poco después nos reunimos en la cafetería con David, Jordi y Francesc. Nuestros amigos han dedicado la mañana a hacer prácticas de ARVA (una muy buena costumbre) y ahora están comiendo. Nosotros también sacamos los bocatas… Estudiamos sobre el mapa la ruta del refugio de Camporrels (donde hemos hecho reserva) y hablamos del material que hemos de llevar. Teniendo en cuenta la cantidad y el estado de la nieve, que el riesgo de aludes es 2 y que buena parte de la ascensión es por cresta, decidimos dejar raquetas, palas y sondas. Una vez comidos volvemos al coche y nos preparamos. A las 15.30 h empezamos a caminar (1743 m).
Desde el aparcamiento bajamos unos metros (S) para tomar una pista-camino cerrada a los esquiadores. La nieve medio helada nos permite avanzar rápida y cómodamente. Una gran lazada moderadamente ascendente, primero al S y después al NO, nos lleva hasta las pistas de esquí. Continuamos por las mismas (NO), cruzándonos con esquiadores que bajan a toda velocidad que nos miran con curiosidad. Una fuerte rampa pone a prueba las pantorrillas y nos lleva hasta la estación superior del telesilla de la Calmasella (16.50 h, 2100 m). Queda menos de una hora de luz, el refugio está lejos y no tenemos demasiado claro por donde se ha de ir. La cosa promete…
En parte por pistas, en parte por el bosque (intentando seguir un camino señalizado con marcas amarillas que está oculto bajo la nieve blanda), seguimos hacia el oeste. Recorremos el cordal de la Serra de Calmasella. Después entramos en el de la Serra de Mauri. El día empieza a apagarse cuando llegamos a la caseta del telesilla Serra de Mauri, techo de la estación (17.35 h, 2305 m). Abandonamos definitivamente las pistas para seguir, siempre al oeste, por campos medio nevados. A nuestra izquierda (S), unas decenas de metros mas arriba, tenemos el cordal de la Serra de Mauri. Un ancho camino (hitos y marcas) con tramos secos y otros helados y resbaladizos, nos dirige a un collado que alcanzamos en penumbra (17.55 h, 2405 m). Una brisa suave pero persistente acentúa la sensación de frío. En el cielo la luna llena poco a poco se rodea de estrellas. Un poste señalizado dice que quedan 20 minutos para el refugio. Nos parece que se queda corto. Hemos salido demasiado tarde y ahora tenemos que afrontar la parte mas incierta de la aproximación de noche y sin conocer la situación exacta de nuestro destino. Divertido…
  
Continuamos casi a tientas por el camino. Un corto descenso en diagonal por nieve nos deja al inicio de una larga y empinada ladera nevada orientada al sur, que se precipita al Salt dels Porcs, en el valle de la Lladura. Hacemos un alto para abrigarnos, sacar los frontales y, sobre todo, reagruparnos. Después nos metemos en faena…
La cosa empieza bien. El camino flanquea por encima de la pendiente de nieve y esta casi seco. En un par de minutos dejamos atrás el paso y nos situamos en lo alto de una ladera nevada que baja al oeste. En esa misma dirección, la silueta negra e inconfundible de los dos Perics se recorta contra el cielo. Hemos de bajar algo mas de 150 metros de desnivel hasta el Estany del Mig de Camporrells. En su orilla oriental se encuentra el refugio. A oscuras y sin conocer la zona no hay manera de seguir el camino oculto bajo la nieve. Así que nos inventamos la ruta… 
Bajamos al oeste por zonas sin vegetación cubiertas de nieve blanda y profunda. Cuando el bosque nos barra el paso giramos a la izquierda (S) para descender en diagonal por un pasillo entre los  árboles. El frío intenso empieza a hacer estragos. Avanzamos agrupados y en silencio, pendientes de un paisaje desfigurado por la noche y el haz de luz de las linternas. En el ambiente se palpa cierta preocupación. No esperábamos tanta nieve, ni que la ruta al refugio fuese tan poco clara. Las ráfagas de viento arrastran cristales helados que machacan la cara y rebozan el cuerpo. La situación es algo tensa pero interesante, de esas que de cuando en cuando me agrada vivir. El altímetro del GPS marca 2270 m. El refugio ha de estar cerca, pero no acaba de aparecer. Llegamos a una ancha ladera que baja (O) hasta un amplio rellano que la penumbra lechosa nos impide ver y que debería ser el lago del Camporrells. Si es así estamos salvados. Hemos de recorrer unos metros antes de ver a la derecha un tejado y una pared medio cubiertos por la nieve. Poco después entramos en el refugio (18.20 h, 2250 m).
 
El guarda (un tipo francés alto y espigado que habla catalán, que ha abierto el refugio para nosotros y otro grupo de cuatro) nos está esperando. Sale a recibirnos y nos ayuda a sacarnos las polainas y las botas, que dejamos en la sala-comedor. Después vamos al dormitorio donde nos cambiamos de ropa, colgamos las mochilas y nos organizamos para la noche. La estancia tiene una capacidad de unas 30 personas y esta calefactada por una estufa de leña. De vuelta al comedor, donde también hay una estufa y que es muy acogedor, hemos de esperar poco para cenar. Teniendo en cuenta las condiciones, la comida está pero que muy bien y la acompañamos de una botella de vino. El guarda, que es un tío muy enrollado y está pendiente de nosotros, nos pregunta si queremos repetir, si nos ha gustado, etc. También nos informa sobre las posibles rutas de ascenso a los Perics, poniendo una cara extraña cuando se entera que no llevamos raquetas ni esquís. Después nos dice que hay mucha nieve acumulada en esta zona y que avanzar a pie por la misma será lento y agotador. O sea, que mañana lo vamos a pasar en grande…
Mención aparte merece el WC. Se encuentra en una caseta separada unos metros del refugio. Es una pequeña maravilla tecnológica que no precisa agua, pero si fuerza y paciencia para accionar una palanca que hace correr la cinta sobre la que uno hace sus necesidades. Y no cuento mas…
Después de la cena permanecemos un buen rato junto la estufa antes de irnos a dormir. Son las 21.10 h. Fuera la luna ilumina un paisaje nevado donde la enorme pirámide negra del Petit Peric cierra el horizonte. El viento arrastra la nieve polvo de aquí para allá emitiendo un susurro profundo y melancólico. A ver que pasa mañana…
Domingo 19 de Diciembre. Poco después de las 7.00 h David tiene el detallazo de despertarnos uno a uno con una voz suave y sugerente. Una hora mas tarde ya es de día, hemos desayunado y estamos poniéndonos las botas y acabando de montar las mochilas. El guarda nos dice que el día será bueno y no muy frío (entre -2 y -8ºC). Mientras espero al resto del grupo observo  el Petit Peric. La cresta NE (nuestra ruta) casi no tiene nieve. No parece difícil, pero si empinada y elegante. Si conseguimos llegar al pie de la misma (las ingentes acumulaciones de nieve y el ir sin raquetas ponen un punto de duda al respecto) y no hay mucho hielo (otra incógnita) podemos pasarlo bien.
  
A las 8.16 h iniciamos la marcha. Enseguida surge la primera duda ¿Rodeamos el lago por la derecha o lo hacemos por la izquierda? El guarda nos da la solución: “Hay un metro de hielo, podéis cruzar directamente…” La masa helada aguanta perfectamente, pero todos nos damos prisa en realizar la travesía. Continuamos, siempre hacia el oeste, abriéndonos paso por canales y espolones boscosos cargados de nieve blanda. Abrir traza es agradable pero agotador. Nos relevamos en la cabeza del grupo. Primero yo, después Jordi (todo un buldozer), Encarna y por último David. Poco a poco avanzamos dejamos detrás nuestra una trinchera que finaliza en un cordal rocoso situado al pie de la cresta NE del Petit Peric (8.53 h, 2370 m).
 
 
Iniciamos el ascenso de la cresta. Seguimos un sendero que remonta por la ladera de la derecha (N), unos pocos metros por debajo del filo de la arista. La subida es sencilla, casi sin nieve y con poco hielo. Por precaución que no por necesidad, Jordi, Encarna y yo, nos ponemos los crampones. El resto continúan sin ellos y lo hacen sin problemas. Poco a poco remontamos caminando este enorme bastión de 300 metros de altura. El único inconveniente es el viento helado que sopla del norte. El ambiente es soberbio. Las vistas fenomenales…
 
 
 
Sin nada especial que contar, a la 10.00 h alcanzamos la cumbre del Petiti Peric (2690 m). El guarda del refugio (que debe ser un galgo de cuidado) nos dijo que hasta aquí se tarda 1 hora. Nosotros hemos estado 1h 45 minutos y nos parece un horario estupendo. Hacemos fotografías, comemos y bebemos alguna cosa. Observamos el Gran Peric y su cresta oriental, por donde habremos de subir. Ahí si que hay nieve, pero tampoco un exceso…
 
El sol que no calienta y el viento no muy fuerte pero constante, nos expulsan de la cima. A las 10.15 h empezamos a bajar por la cresta oeste. De nuevo un camino, con algún corto tramo de nieve, facilita las cosas y nos permite alcanzar cómodamente la amplia escotadura que separa los dos Perics (10.25 h, 2615 m). Breve alto para ponernos los crampones e iniciamos la subida al Gran Peric (10.35 h). La nieve está bien y poco a poco vamos haciendo. En algún punto apoyamos las manos. El ambiente es alpino y solitario. La subida, siempre fácil, una gozada. Me gusta…
 
 
 
A las 11.12 h alcanzamos la cumbre del Puig Peric (2810 m). Estamos solos. Un fuerte enfriamiento que arrastro de mediados de semana me lleva loco y medio ahogado. Las aspirinas y frenadoles que voy tomando me libran del dolor, pero no del torrente de mocos que sale continuamente de mi nariz, ni de los arranques de tos que me machacan el pecho. Necesitaría unas cuantas dosis de Bisolvón (un jarabe que me va muy bien), pero no dispongo de ese brebaje. Así que he de tener paciencia e ir aguantando. En la cima mas o menos lo de siempre… Ir de aquí para allá mirando y comentando tal o cual cosa. Un paisaje estupendo. Maquinas fotográficas que no paran. Tabletas de chocolate y bolsas de frutos secos que pasan de mano en mano. Cantimploras que se vacían. Carme intentando un automático…Viento y frío, bastante frío… También alegría y satisfacción…
  
A las 11.27 h nos vamos para abajo. Descendemos por donde subimos. Lo hacemos sin prisas y sin detenernos. En poco mas de un cuarto de hora llegamos al collado (11.29 h). Se plantean dos posibles rutas de vuelta. Una es seguir nuestros pasando por la cima del Petit Peric. La otra es bajar del collado al sur por la Coma de la Llosa y dejarla al poco para realizar un flanqueo (NE) rodeando el Petit Peric por terreno casi seco hasta las inmediaciones del lago d’Herbier. Después toca llanear por nieve y entre árboles para alcanzar el refugio. Con el voto en contra de Jordi (que prefiere ir a lo seguro) se decide la segunda opción. Dejamos el collado para bajar (S) por las palas de nieve de la Coma de la Llosa hasta un zona de hierba y rocas desde la que iniciaremos el flanqueo. No ha viento, da el sol y hace rato que queremos hacer una buena parada. Así que nos detenemos para comer, descansar y algunos hasta dormir (12.00 h ,2506 m).
 
Tres cuartos de hora mas tarde reemprendemos la marcha (12.45 h). Dejamos atrás la Coma de la Llosa y la preciosa cresta sur del Puig Peric (que Encarna y yo hemos hecho dos veces, y por donde hoy sube un montañero solitario) para flanquear sin perder altura las laderas de hierba, pedrera y algún que otro nevero, de la cara sur del Petit Peric. Todo va bien hasta que entramos en unas amplias pendientes de nieve dura, donde cada uno aplica su propia solución. Encarna y yo salimos por la derecha hasta unas rocas y nos calzamos los crampones. El resto, mas hábiles y aventureros, bajan resbalando por la nieve confiando en el piolet, su equilibrio y la buena suerte. Todo va bien. Nos reunimos en unas bandas herbosas situadas a media ladera donde nuestros amigos se calzan los crampones. Queremos seguir flanqueando hacia el norte. Pero no es posible. Un poco mas adelante la pendiente de nieve dura se endereza y queda colgada sobre unos cortados. Pero eso no es todo, también queda interrumpida con algunas pequeñas bandas rocosas (13.17 h. 2360 m). Mal asunto… Un centenar de metros por debajo vemos el lago d`Herbier y las zonas boscosas que llevan al refugio. Esta claro que hemos hecho el flanqueo demasiado arriba. Toca enmendar el error. Habremos de recular y bajar hasta el lago.
 
Durante el descenso nos dispersamos. La nieve dura se transforma a medida que perdemos altura. A la altura del lago nos hundimos hasta la rodilla, a veces mas. Dejamos el lago helado a nuestra izquierda y seguimos al sur por un rellano, en busca de una huella de raqueta que hemos visto desde arriba. Poco antes de alcanzarla se rompe un gran bloque de hielo. Los reflejos me salvan. Rápidamente salgo de la trampa sin apenas mojarme. Encarna, que ha sido testigo del incidente, rodea la zona conflictiva con sumo cuidado y se reúne conmigo. Poco después, ya en la huella, nos detenemos en unas rocas para sacamos los crampones (13.34 h, 2226 m). Por detrás Carme y Francesc siguen nuestra traza. No sabemos nada de Jordi y David (han bajado por otro sitio), pero conociéndolos no nos preocupa en absoluto.
 Diez minutos mas tarde nos hemos reagrupado y seguimos en fila india la huella de raquetas que va hacia el norte (marcas amarillas y rojas del Tour del Carlit). Este tramo de la excursión es muy bonito, pero también mas sinuoso y largo de lo que pensábamos. Paciencia… Tras subir y bajar varias montículos con árboles y rodear unas cuantas hoyas y canales, llegamos a la orilla sur del lago de Camporrells. De nuevo aplicamos la regla de la línea recta y pasamos por encima del hielo. La experiencia es bella y estética, pero unos ruidos sospechosos hacen que resulte algo estresante. 
Poco después nos apalancamos al sol en las mesas que hay fuera del refugio (14.29 h). Además del guarda (que esta cerrando la casa) hay un francés de 72 años que, procedente del aparcamiento de la estación de Formigueres, ha venido solo hasta aquí con esquís de montaña. ¡Chapeau por el señor…! Ahora toca descansar, comer algo y preparar las mochilas para la vuelta.
 
A las 15.20 h nos cargamos los petates a la espalda e iniciamos el ascenso de cerca de 200 metros de desnivel hasta el collado situado cerca del cordal la Serra de Mauri. Esta es una de las partes que mas nos preocupa tememos de la excursión, tanto por el estado de la nieve como por el desnivel a superar. Pero los acontecimientos nos sorprenden. Sin prisas pero sin pausa remontamos la cuesta y alcanzamos el flanqueo sobre el valle de la Lladura. Poco después, llegamos al collado (15.53 h).
 
 
Sólo nos queda (y es un buen rato) seguir en sentido contrario nuestro recorrido de ida. Esta vez nos ahorramos la gran lazada inicial. Cuando llegamos a la pista que desciende directa a los edificios de la estación, bajamos sin complejos por el lado de la misma. Hace un buen rato que el sol se ocultó tras las montañas cuando, finalmente, llegamos al aparcamiento (17.00 h). 
El frío aumenta por momentos y nos damos prisa en sacarnos las botas y dejar los trastos en el maletero del coche… Después viene el viaje de retorno a casa, con parada incluida en el Bar Cadí de Guardiola de Berga. Así finaliza esta bonita excursión pre-invernal. No hemos llevado raquetas, pero la verdad es que tal como han ido las cosas tampoco las hemos encontrado a faltar…           



EniEn - Diciembre 2010