Rutas e historias de montaña mas o menos normales, y alguna cosa mas…

martes, 31 de mayo de 2011

CIRCULAR EN EL CARO

La ascensión a la Mola del Moro del domingo 15 de Mayo, nos dejó con ganas de volver para conocer la parte alta de las vertientes S y SE del Mont Caro. Consultando el mapa e Internet, ideamos una ruta circular que, partiendo del norte y siempre por camino, enlaza las tres cumbres mas características de la zona, el Mont Caro, la Mola (o Moleta) Castellona y la Mola del Moro. La idea era hacer la excursión el próximo otoño. Pero la oportunidad se avanzó y fuimos al sábado siguiente.

La excursión fue una agradable sorpresa. Caminar sin prisas y en completa soledad, por parajes salvajes y de gran belleza. Dos pequeñas trepadas y algunos tramos colgados pusieron un punto de sal a un recorrido técnicamente sencillo que, casi en su totalidad,  transcurre por sendas bastante decentes, que a veces de han de saber encontrar. La ruta es larga y dura. Con continuos sube-baja que, poco a poco, van minando las fuerzas. Acabamos bastante cansados, pero también contentos, satisfechos y con ganas de volver para conocer otros rincones de este magnífico macizo. Absolutamente recomendable…

MONT CARO- MOLA CASTELLONA-MOLA DEL MORO

Fecha
Sábado 21 de Mayo 2011
Asistentes
Encarna, Enric
Zona
Catalunya. Baix  Ebre. Macizodel Port. Mont Caro.
Inicio ruta
Rellano entre los árboles situado junto a la pista que va a Fredes, unos metros después del Coll de la Carrasqueta. Ver descripción de la aproximación en el relato adjunto.
Final ruta
Recorrido
Rellano junto pista-GR7-Coll de Pallers-Mont Caro-Coll del Vicari-Barranc de la Geganta-L’Escaleta-Collado herboso-Mola Castellona-Barranc de la Geganta-Mola del Moro-Bassis de Caro-Roca de Lo Comptador-GR7-Coll de Pallers-GR7-Rellano junto pista
Noche
No
Material
Senderismo
Dificultad
Técnica
Media (por el seguimiento de la ruta). Los pasos de trepada son cortos, I y II grado.
Física
Alta
Cota (m)
Mínima
1074 (punto inicio)
Máxima
1442 (Mont Caro)
Desnivel (m)
Ascenso
 1435
Descenso
1435
Distancia
 20 Km
Horario
Total
10h 12min
Efectivo
 8h 30min
Climatología
Algunas nubes por la mañana. Después sol y calor
Cartografía
“El Port “ Mapa Sud. 1:30000, Ed.Piolet, 2002
Bibliografía
Valoración
Estupenda ruta circular por la vertiente sur del Mont Caro
Comentarios
Muy importante no perder la ruta. Atención a la longitud y desnivel acumulado que, poco a poco, van minando las fuerzas. Puede evitarse subir a la Mola Castellona y a la Mola del Moro, pero es una lástima no hacerlo (además de que es divertido)

 

Track (en Wikiloc, formato gpx):
http://es.wikiloc.com/wikiloc/spatialArtifacts.do?event=search#

Sábado 21 de Mayo. Al igual que hace seis días, nos levantamos a las 4.00 h para partir, una hora mas tarde, con rumbo sur. El viaje es rápido y sin problemas. Tarragona, Salou, Tortosa…En Roquetes tomamos la T342 y después la carretera del Massis de Port. Un montón de lazadas nos hacen ganar altura rápidamente. Dejamos a la izquierda el ramal que sube a la estación de antenas de la cumbre del Caro y entramos en el amplio altiplano situado en la vertiente NO de la montaña. Durante el ascenso hemos visto cabras montesas por todas partes. En las laderas, sobre las rocas, en la misma carretera, incluso en el jardín de una de las torres de la urbanización de l’Esquirol. Pasamos por delante del refugio de la UEC y de un restaurante. Poco después, justo antes de una curva cerrada a la derecha, tomamos una pista de tierra que sale a la izquierda(SO, señal de prohibido circular a quads) que va al pueblo de Fredes. En ligero ascenso nos lleva en unos 200 m al Coll de la Carrasqueta. Pocos metros mas adelante, a la izquierda, hay un rellano entre los árboles que es ideal para dejar el coche. En la entrada del mismo vemos un poste señalizado con una estrella azul (marca de la ruta dels Estels del Sud). Y en el poste de un cartel de no hacer fuego hay  marca de GR. El viaje ha terminado. Aparcamos. Calzarnos las botas,  ajustar la mochila, calibrar el GPS, un par de fotos que seguro que saldrán mal…Empezamos a caminar (7.45 h, 1074 m).

El día pinta bien. Cielo azul y algunas nubes de aspecto inocente. Ambiente fresco pero agradable Nada de viento...Seguimos el GR 7. Alternando tramos llanos con otros de subida, nos lleva hacia el sur, por laderas boscosas. Un último tramo mas pendiente nos deja en el cordal. Unos metros mas a la izquierda (E) hay un mojón con una pintada que pone “Coll de Pallers( 8.09 h, 1200 m). “Esto va rápìdo. A las nueve estamos en lo alto del Caro”, le digo a Encarna. Como siempre me equivoco…

El cordal oeste del Mont Caro es mas largo y complejo de lo que pensamos. Del collado parte un sendero que, tras rodear una primera punta rocosa (La Gronsa), asciende entre las rocas a una zona llana. Después, una nueva subida nos lleva a la cima chata de la Moleta Rodona (8.45h, 1349 m). El paisaje es magnífico. Continuamente nos detenemos para observar tal o cual cosa y hacer fotografías. Caminamos sin prisas, disfrutando de la soledad y la paz del lugar. A lo lejos vemos las antenas que coronan la cima del Mont Caro.El camino, poco definido y con abundantes hitos, nos hasta un collado muy marcado (8.58 h, 1322 m). El cordal se transforma en una sucesión de puntas rocosas (cuya travesía tiene pinta de difícil) que finaliza cerca de en la cumbre. El camino, a tramos algo perdedor, esquiva esta sección complicada por la izquierda (NO), siguiendo una faja boscosa colgada sobre cortados Finalmente, una subida directa que aprovecha los mejores pasos en la ladera rocosa, nos deja en las inmediaciones de la estación repetidora. Poco después alcanzamos el monolito rodeado de antenas que señala la cumbre del Mont Caro (9.30 h, 1442 m).

Nos encontramos a tres excursionistas y un perro que han venido por el camino directo que viene del Esquirol. Serán las únicas personas que veremos en toda la excursión.La fealdad de la cima contrasta con la belleza de la montaña y el estupendo paisaje que se disfruta desde un mirador situado a unos metros de la cumbre. Unos minutos de descanso y proseguimos la caminata (9.35 h).

La sección que sigue nos ha de llevar hasta el Coll del Vicari y es la parte mas poco agraciada de la excursión. Por suerte es bastante corta. Seguimos por la carretera. Esta baja al NE con varias lazadas que atajamos campo a través. Nos detenemos brevemente para observar la Cova de la Carretera. Después nueva bajada sin camino. Un último tramo de asfalto de unos 300 m de longitud nos lleva al collado (10.00 h, 1287 m).Nuestro camino sale a la derecha(SE). A su lado, un cartel ilustrado habla del recorrido de la fuente dels Bassis de Caro, que seguiremos durante un rato. Iniciamos un tramo precioso de la excursión que durará varias horas…

Ancho, bien marcado, buen piso…Se nota que el camino es un itinerario “patrocinado” por el Parc Natural dels Ports. Con alguna lazada, descendemos un centenar de metros (SE) por una agradable ladera de pinos. En poco mas de diez minutos doblamos un contrafuerte de la montaña y encontramos a la derecha un desvío por el que continua la ruta de Els Bassis de Caro (10.12 h, 1189 m). Seguimos recto por una senda balizada con marcas rosas. En ligera bajada, cruza en diagonal las distintas laderas de la montaña. Dejamos atrás un primer barranco, pasamos por el Collet del Mig y entramos en la cabecera del Barranc de la Geganta. Tras cruzar el lecho seco de su torrente (10.40 h, 1072 m) subimos en diagonal por debajo de unas paredes donde hay un curioso agujero. Poco después llegamos a un cordal que baja al SE hacia la Mola (o Moleta) Castellana. Su cima plana y rodeada de muros, cuya forma recuerda un pastel, se ve mas abajo y relativamente cercana. No tenemos ni idea de cómo y por donde se sube. Pero queremos intentarlo…

El cielo nos sorprende al cubrirse de nubes. Esperemos que no pase de ahí… Encontramos un roca plana que, colgada sobre el valle, es un estupendo mirador. Paramos a desayunar (10.50 h, 1060 m). Mientras comemos observamos el paisaje. Mas amable que  el de la vertiente SE de la Mola del Moro, mantiene el mismo tono de soledad y misterio. Paredes, agujas y bandas rocosas de formas diversas. Laderas colgadas. Pequeños valles cubiertos de bosques, matorrales, matas de boj y alguna zona herbosa. Barrancos, cortados… Vegetal sobre mineral. Verde sobre gris…

Tras 25 minutos de descanso volvemos a la carga (11.16 h). La senda nos lleva hasta una banda rocosa de una decena de metros de altura que obstruye el cordal. Se supera por la izquierda, trepando por una canal-fisura de roca algo pulida conocida como el Pas de L’Escaleta. El paso es sencillo y enseguida queda atrás. Ya arriba hay una bifurcación (11.21 h, 980 m). Por la izquierda (E) un buen camino baja por los barrancos de la Gralla y de la Caramella. Nosotros tomamos la otra senda, menos marcada, que sigue por el cordal (S). En un cuarto de hora nos plantamos en el collado herboso que hay antes de la Mola Castellona (11.36 h, 967 m).

El camino sigue por la derecha (S) de la Mola, cruzando unas bonitas  laderas de hierba salpicadas de pinos. Cuando empieza a bajar, remontamos en diagonal campo a través. Salimos del verde y entramos en terreno árido y pendiente. A nuestras espaldas se abren los cortados de la parte baja del barranco de la Geganta y el enorme cilindro pétreo de la Mola del Moro. Tras dar algunas vueltas conseguimos salvar un primer cinturón rocoso trepando por unos escalones que forma la roca. Mas arriba hay una segunda muralla. Buscando un punto débil vamos a la derecha (E), hasta dar con una pequeña canal cuya parte alta queda cerrada por una piedra. El paso, corto pero algo desplomado, repele un primer intento. El segundo lo hago sin la mochila y consigo pasar. Encarna no tiene ganas de aventuras. Me desea suerte y se queda esperando...

Continuo hacia arriba convencido de encontrar un nuevo obstáculo que me hará volver atrás. Pero no es así. Lo que queda no sólo es sencillo, sino que hasta hay un caminillo que sube por el lado opuesto al que hemos venido… En un par de minutos alcanzo la cumbre de la Mola Castellona (12.02 h, 1025 m). Hago un par de fotografías y vuelvo en busca de mi mujer. No consigo convencerla de que suba por el desplome, sobre todo cuando le explico que al otro lado hay una buena senda… Unos minutos mas tarde alcanzamos la cima tras dar la vuelta a la montaña y seguir el caminillo (12.12 h). Las vistas son tremendas…

De bajada seguimos el caminillo durante un par de minutos. Después lo dejamos para ir en busca de nuestras huellas de subida y volver al camino principal (12.28 h, 956 m). Ya en el mismo, vamos al SE descendiendo en diagonal. El mapa indica una senda que sale a la derecha que  es vital para la continuación de la excursión. La concentración es máxima… Un hito y unas marcas rojas señalan la bifurcación. Alivio general y bajada de adrenalina…

El tiempo mejora. Se impone el sol y empieza a hacer calor. El nuevo camino esta poco marcado (12.33 h, 922 m). Nos lleva al oeste, por una ladera rocosa casi horizontal. Después  bajamos en oblicuo por unas fajas de hierba, piedras y algún que otro árbol, colgadas sobre cortados. Las vistas de la Mola del Moro son impresionantes. Entramos en el bosque. A tramos la senda es poco evidente y hemos de afinar los sentidos para no perderla. Finalmente llegamos al lecho de la parte intermedia del Barranc de la Geganta, que cruzamos por segunda y última vez (12.52 h, 859 m).

Tras un breve alto iniciamos la siguiente sección de la ruta, que ha de llevarnos hasta la Mola del Moro. El camino sigue siendo poco claro. Pero aplicando la lógica y, sobre todo, cuidando de no perder las marcas rojas, se hace sin grandes problemas. Un ascenso en diagonal (S) por unas fajas colgadas sobre una línea de cortados, nos deja en una pequeña brecha (13.12 h, 920 m).Un fuerte descenso seguido de un flanqueo  por una ladera muy inclinada, nos lleva al collado situado antes de la antecima de la Mola del Moro. Reencontramos el pequeño indicador metálico en forma de cruz clavado en la piedra y los recuerdos de la dura excursión del domingo pasado (13.21 h, 900 m).

A pesar de la proximidad de la Mola del Moro, Encarna no está por volverla a subir. Me acompaña hasta el pie del único paso que permite salvar la barrera rocosa que defiende la cima. Se tiende en el suelo para descansar y yo continuo hacia arriba. Rápidamente supero la pared. Poco después estoy en la cima (13.38 h, 936 m). Un breve alto, unas cuantas fotografías y vuelvo por donde he venido. De nuevo con Encarna, vamos hasta el collado del indicador. Ahí nos detenemos unos minutos para beber, picar alguna cosa y, sobre todo, estudiar en el mapa la continuación de la ruta. El siguiente hito del recorrido es la fuente de Els Bassis de Caro. Un lugar idóneo para comer. Si no nos perdemos, pensamos que en una hora podemos estar allí. Seguimos adelante…

En adelante la consigna de la excursión será seguir las marcas de pintura que balizan la ruta. Con está idea dejamos el collado para remontar  al oeste por el cordal en dirección a unas paredes. Antes de llegar a las mismas el camino se va a la izquierda, casi horizontal, pasa un colladito y entra en una canal donde perdemos las marcas.¡Vaya por Dios! Dudamos entre seguir flanqueando o ir canal arriba. Optamos por esto último y, ¡Premio!, recuperamos las marcas. Una subida fuerte y sostenida, con ligera tendencia a la derecha nos lleva sobre unos cortados. Buena vista de la Mola del Moro. Giramos a la izquierda (O) y seguimos la base de la pared en busca de la senda (y las marcas) que habíamos dejado, esta vez intencionadamente. Pasamos bajo unos desplomes donde, a tenor de la cantidad de cagadas, habitualmente deben descansar las cabras (14.15 h, 958 m).

El camino gira un contrafuerte y se dirige al NO. Con un trazado bello y espectacular, lleno de cortas subidas y bajadas, recorre a media altura laderas y paredes, resiguiendo la orografía de la montaña. El terreno es variado. Canales, repisas colgadas, fajas de hierba y piedras, pequeños bosque.., Aunque tenemos hambre vamos sin prisas, disfrutando de las vistas, a menudo aéreas, sobre laderas, espolones y barranqueras de aspecto indómito, que se desploman al sur en busca del barranco de Les Anglesoles. Alguna cabra nos observa desde algún saliente. Un grupo de buitres vuelan en círculo sobre nosotros, como si esperaran que ocurriera algo. Cantan las cigarras…

Poco antes de llegar a la parte alta del barranco de la Conca de les Anglesoles, encontramos una bifurcación (14.43 h, 949 m). Un nuevo indicador metálico clavado en la roca informa de que a la izquierda sale el Camí de Desferracavalls (por el que se puede bajar al barranco de Covalta). Seguimos recto (N-NO) remontando la orilla izquierda (orográfica) del barranco. La senda se estrecha y culebrea entre una espesa vegetación. El sonido del agua nos anuncia la proximidad de nuestro destino. Tardamos unos pocos minutos (que se nos hacen eternos) antes de cruzar el barranco y llegar a un desplome rodeado de árboles, que alberga un abrevadero de troncos vaciados, que se alimenta de un potente caño de agua fresca que brota de la pared. Estamos en Els Bassis de Caro (14.53 h, 970 m).

Nos hartamos de beber y de comer. Llenamos las botellas de agua. Descansamos, nos relajamos... También estudiamos el mapa y vemos que aun nos queda un buen trecho para llegar al Coll de Pallers. Pero el tiempo es bueno, vamos bien de horario, físicamente no estamos mal… En estas condiciones no nos preocupa demasiado seguir caminando por estas preciosas montañas. Tras cerca de meda hora de parada, recogemos los bártulos y proseguimos la excursión (15.20 h).

Los siguientes veinte y pico minutos, posiblemente son los mas duros de toda la excursión (o por lo menos eso nos parece). Se ha de seguir el camino que remonta el barranco (N). La senda, bien trazada (es el itinerario del Parc que seguimos durante un rato desde el Coll de Vicari) sube en lazadas por una ladera inclinada. Con la barriga llena cuesta coger el ritmo. El sol, que en algunas zonas cae a plomo, machaca sin piedad. Paciencia… Chino chano vamos haciendo, parándonos bajo algunos pinos monumentales, dignos de observar y fotografiar. Finalmente llegamos a un poste señalizado. Un par de metros mas arriba hay un desvío. El típico indicador metálica clavado en una piedra que dice que el ramal de la izquierda (SO) va al Coll de Pallers (15.43 h, 1133 m). Breve alto para relajar las piernas y seguimos adelante…

Lo que sigue es un larguísimo flanqueo en el que se salvan una interminable sucesión de barrancos de la vertiente SE del Caro. Las antenas son una referencia de nuestro nivel de avance. Al principio las veremos por delante. Después, poco a poco, las iremos dejando atrás. La senda está poco marcada. Las marcas de pintura son viejas y escasean. Pero hay bastantes hitos… El recorrido pide olfato montañero, no precipitarse y estudiar continuamente las posibles opciones de continuación de la ruta. Con todo, no nos libramos de perderla en un par de ocasiones, habiendo de volver atrás. Gajes del oficio…Lo pasamos bien haciendo de “sabuesos excursionistas”. Sin prisas pero sin detenernos, reseguimos la compleja orografía de la montaña que, al igual que en las secciones anteriores, es variada y comporta zonas horizontales, subidas y bajadas por terrenos de distintos  tipos y morfologías. Las vistas como siempre, espectaculares…

A un tercio de la travesía la imponente aguja del Comptador acapara la atención durante un buen rato. La ruta nos lleva por la estrecha brecha situada al norte del monolito (16.10 h, 1119 m). Después se cruza un barranco amplio y desolado antes de entrar en el bosque. La vegetación se incrementa a medida que nos acercamos al cordal-cresta occidental del Mont Caro, que ya vemos “a tiro”. Pero aún quedan barrancos... En la parte final el bosque es denso. Los matorrales obstaculizan nuestro avance que, en algún momento, es bastante “jabalí” y esconde con celo el camino. Un último tramo de subida entre rocas y una vegetación muy espesa nos deja en GR 7 (17.22 h, 1141 m). Los kilómetros, el desnivel y las horas empiezan a notarse. Cuesta mover las piernas y la mente va mas lenta. Hacemos un breve alto y volvemos al tajo.

Después de tanto sendero escuálido y poco marcado, el GR nos parece una autopista de cuatro carriles. Seguimos por el mismo hacia el norte. Unos pocos minutos de ascenso en diagonal y alcanzamos el Coll de Pallers (17.36 h). Nueva microparada. Se cierra el círculo…

Lo que nos queda es por camino conocido. Los 1.5 Km de GR de este tramo “inocuo” se nos hacen mucho mas largos de lo esperado. El cansancio aflora. Los movimientos empiezan a ser torpes e imprecisos, provocando algún traspiés sin consecuencia. Finalmente llegamos al coche (17.57 h).

Aparte del machaque físico, y del dedo meñique de mi mano izquierda (me lo torcí a lo bruto en una estúpida caída bajando de la Mola Castellona) que esta hinchado, dolorido y con la movilidad muy reducida (la lesión durará varios días y nos impedirá ir mañana domingo con los amigos del CEM a la Serra de Montsant), estamos bien. Algo jodidos pero muy contentos y satisfechos... Nos cambiamos de ropa y de calzado (menudo placer). Recogemos los trastos e iniciamos el viaje de vuelta a Begues, donde llegamos pasadas las ocho de la tarde.

La excursión de hoy ha sido una vuelta magnífica y gratificante, que ha compensado con creces los sinsabores de la salida del pasado fin de semana a la Mola del Moro desde el barranco de Covalta. Los distintos ambientes que ofrece este fantástico macizo, que a pesar de estar a mano no es demasiado conocido, son un buen motivo para volver y hacer otros recorridos (hay un montón). Pero eso será pasado el verano. Que en la época del calor aquí se deben asar hasta los pájaros…



La ruta en imágenes
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EniEn - Mayo 2011

martes, 24 de mayo de 2011

LA SONRISA DE LAS CABRAS

La Mola del Moro es una montaña con forma de flan situada al SE del Mont Caro (Massís de Port). Lo descubrimos en la guía de Joan Tirón “Grimpant pel Massís del Port”. El libro describe someramente una ruta de ascensión por la vertiente sureste que nos llamó la atención. Decía que está señalizada, por lo que no debería ser difícil de seguir...  

El fin de semana del 15 de Mayo teníamos el domingo libre. La meteo daba sol y descenso de las temperaturas. Unas condiciones idóneas para ir al Massís de Port, hacer la Mola del Moro y alguna cosa mas... Subestimamos la ascensión. Dormimos poco. Madrugamos mucho. Tuvimos que dejar el coche mas lejos de lo previsto. Pero lo peor fue que durante la aproximación, cuando toda la muralla es bien visible, no dedicamos unos minutos a estudiar la ruta. Y así nos fue…

Necesitamos varios intentos para  encontrar la ruta. Después, alcanzar la cima de la Mola sólo fue una cuestión de moral. Pero no fuimos mas allá… El cansancio físico y moral nos hizo renunciar a un itinerario circular que no conocíamos. Bajamos por donde subimos. Cuando a media tarde llegamos al coche estábamos molidos. Encarna dijo que había llegado a añorar las diabluras del Garraf. Yo recordaba las cabras montesas que vimos durante la ascensión. Mientras que torpemente nos abrirnos paso por la vegetación, rocas y pedreras, ellas se movían por los muros grácilmente, sin esfuerzo, mirándonos con curiosidad. Y nos pareció que sonreían…

MOLA DEL MORO DESDE EL MAS DE XACO

Fecha
Domingo, 15 de Mayo del 2011
Asistentes
Encarna y Enric
Zona
Catalunya. Baix Ebre. Macizo del Port. Vertiente SE del Mont Caro.
Inicio ruta
Pista de la Vall de Covalta. Ver aproximación en el Relato
Final ruta
Recorrido
Pista de Covalta. Barranc de Covalta-Barranc de Desferracavalls-Pla de Xaco-Mas de Xaco- Canal E- Sistema repisas y canales cara S-Faja SO-Collado O-Mola del Moro- Vuelta por el mismo itinerario
Noche
No
Material
Senderismo. Se aconseja llevar guantes “antipinchos”.  Botas mejor que zapatillas
Dificultad
Técnica
Media-Alta.
Física
Alta
Cota (m)
Mínima
195  (Barranc de Covalta)
Máxima
936  (Mola del Moro)
Desnivel (m)
Ascenso
Total 1122.  Sin enmierdadas  855
Descenso
Idem ascenso
Distancia
Total 14.5 Km . Sin contar las enmierdadas  13,5 Km
Horario
Total
 9 h 50 min (con enmierdadas)
Efectivo
 7 h 35 min (con enmierdadas)
Climatología
Buen tiempo. Calor.
Cartografía
“El Port “ Mapa Sud. 1:30000, Ed.Piolet, 2002
Bibliografía
“Grimpant  pel  Massís del Por“,Itin.3, Joan Tiron Ferré, ,Ed.Cossetania, (2004)
Valoración
Dura ascensión por una vertiente muy tiesa, solitaria y salvaje. El recorrido es muy  rebuscado. Si no fuera por las marcas (en algún tramo confusas y escasas) sería una aventura. Algún paso de trepada fácil. Ambiente grandioso y aéreo. Terreno ingrato y destrozapiernas.
Comentarios
Para los amantes de las aventuras. Desaconsejable en época de calor. Llevar agua en cantidad.
Hay una variante de entrada a la canal (también marcada, que investigamos pero no hicimos) 
con pasos de II grado.




Track (en Wikiloc, formato gpx):
http://es.wikiloc.com/wikiloc/spatialArtifacts.do?event=setSearchScope&scope=own#

Domingo 15 de Mayo. Tras una noche de insomnio la alarma del móvil nos despierta cuando, por fin, habíamos logrado conciliar el sueño. Son las cuatro de la madrugada. Necesitamos un cuarto de hora para vencer la tentación de enviar la excursión a la porra y seguir durmiendo. Una hora mas tarde, con unos caretos mas propios del mundo de los muertos que del de los vivos, nos montamos en el coche y partimos rumbo a Tortosa. La lluvia nos acompaña hasta mas allá de Tarragona. Después el tiempo mejora a medida que vamos al sur. En la rotonda que hay en la entrada de Tortosa (C42) cogemos la carretera que sale a la izquierda (O-NO). Cruzamos el Ebro, dejamos a la derecha un desvío que lleva a Roquetas (C12), atravesamos un pueblo (Raval de Cristo) y llegamos a la TV3421. Continuamos por la misma a la izquierda (SO), hasta encontrar a la derecha (aprox Km 26.5) el desvío que lleva a Les Parellades y la Caramella. Esta nueva carretera (Camí del Port) es estrecha y entre campos de olivos nos dirige (O) a la vertiente SE del Massís de Port, donde distinguimos las antenas del Mont Caro. Tras cruzar el canal Xerta-Calig, dejamos dos desvíos a la derecha  (uno de ellos lleva a la Caramella) antes de tomar la pista de Covalta. Se acabó el asfalto. Pasamos un puente (poco antes hay otro ramal que sale a la derecha) y seguimos por la pista, estrecha y pedregosa, pero sin problemas si el vehículo es alto. Por desgracia  nuestro Ibiza no lo es y cada dos por tres toca de bajos. No tenemos mas remedio que dejarlo bastante antes de lo esperado.

El día es espléndido. Sin nubes, algo fresco... Por lo menos hemos acertado en hacer caso a la meteo. Nos ponernos en marcha (7.30 h, 205 m). Una agradable caminata por la pista (casi sin subir, primero SO, después O) entre campos de olivos centenarios, nos lleva en 1.5 Km hasta una bonita explanada herbosa donde teníamos previsto llegar con el coche (7.48 h, 213 m). Seguimos por la pista, que ahora empeora y baja al barranco de Covalta. Continuamos unos metros por el lecho de gravilla del torrente antes de tomar un camino que sale a la izquierda. La senda, señalizada con marcas rojas, remonta el barranco (O) por su orilla derecha (orográfica) y en buena parte de su recorrido tiene una fea tubería de plástico negro. No tardamos en dejar a la izquierda un desvío donde se inicia el camino de Desferracavalls (8.00 h, 233 m). Por el mismo puede subirse al Mont Caro, y también a la Mola del Moro y otros montes de la zona, sin mas problemas que la distancia y el desnivel a salvar. Dos carteles del Departament de Medi Ambient advierten de la existencia de reses bravas ¿Toros por aquí? Si no fuera porque los avisos son oficiales pensaríamos que son una broma. Por si acaso Encarna, que lleva la camiseta y la mochila rojas, me pide que vaya delante…

El frescor mañanero, y la suavidad del camino, nos hacen ir a buen ritmo pero sin correr. El entorno, tan bonito como solitario, va ganando espectacularidad. Empezamos a percibir la sensación de terreno salvaje que caracterizará toda la excursión. Al fondo del barranco se alza la Mola del Moro y su imponente muralla SE. Iluminada por los primeros rayos de sol, ofrece una imagen detallada de su complicada estructura de paredes, repisas y canales, ideal para detenerse y, con la guía en la mano, estudiar el itinerario. Pero no lo hacemos (como está marcado no nos parece necesario).

El croar de un ejército de ranas anuncia la proximidad de  las pequeñas pozas situadas en la confluencia de los barrancos de Anglesoles, a la izquierda, y de la Geganta, a la derecha. El camino va un rato por el fondo del torrente y  vuelve a la orilla derecha (orográfica) justo antes de la zona de balsas naturales de donde proviene la manguera (8.11 h, 248 m, hay una llave de paso que permite coger agua). Continuamos por el barranco de Anglesoles, que pronto cruzamos para cambiar de orilla. Empieza la subida (8.14 h, 265 m).

Un par de lazadas nos llevan a un cruce de caminos. Una pintada en la roca informa de que por la derecha (NE) se va al rincón d’Aiguadozella (8.13 h, 301 m). Nosotros continuamos por el otro ramal, hacie el Pla de Xaco. La senda flanquea en ascenso una ladera (O) con restos de antiguos cultivos de oliveras y se hace perdedora llegando a un llano del barranco situado al pie de la Mola del Moro  (8.30 h, 342 m). Si bajar al mismo, buscamos las marcas rojas a la derecha (N). Las encontramos en medio de una vegetación de aliagas y otras matas pinchosas (las ruinas de una barraca situada unos metros mas abajo son una buena referencia) que cubren un antiguo camino. Este sube en cómodas lazadas (N) y , tras un último tramo horizontal, nos lleva hasta las ruinas del Mas de Xaco (8.44 h, 404 m).

Hacemos un breve alto junto a lo que queda de casa. Inspeccionamos el pozo y vemos que tiene agua que, usando pastillas potabilizadoras, podría ser bebible. El Mas se encuentra en una zona boscosa ligeramente inclinada (Pla de Xaco) llena de antiguos márgenes de piedra, que ahora están medio ocultos por la vegetación. Las marcas rojas siguen a la izquierda de  la casa, indicando una senda poco clara. Salimos del bosque y entramos en una ladera de piedras, pinchos y otros arbustos mas o menos desagradables que finaliza, unas decenas de metros mas arriba, en los farallones y canales de la cara SE de la Mola del Moro. La senda continúa, cada vez mas escuálida, hasta que desaparece. De las marcas hace rato que no sabemos nada. Deberíamos recular hasta la última baliza. Pero, sin saber porque, estamos convencidos de debemos seguir ir subiendo por la ladera ligeramente en diagonal a la derecha (N). Y así lo hacemos…

De haber vuelto atrás habríamos recuperado las marcas rojas. Siguiéndolas con cuidado, habríamos continuado por una senda que sube directamente (NO) en busca de una empinada canal que queda cerrada por paredes unos 150 metros más arriba. Una veintena de metros antes  la senda se bifurca (546 m, ¡atención!, no hay ninguna marca que lo indique). A la derecha (NE) sale una nueva senda muy poco marcada que alcanza un colladito situado pocos metros más arriba. Si se sigue recto (aquí sí que hay balizas rojas) se llega por terreno incómodo hasta la base de la pared (566 m). Entonces se gira a la derecha y, tras un paso tonto de trepada, y un tramo breve pero muy salvaje (en el que uno debe abrirse paso en plan “jabalí del desierto” por un bosque de palmeras que pinchan y cortan como cabronas) se llega al inicio de una canal estrecha que presenta  varios escalones verticales. La  superación de esta canal (un “pujador de cabres” según la guía) comporta pasos de trepada de II grado y conduce, más arriba, a la canal por donde va la vía normal. Pero todo esto lo sabremos más tarde. Por el momento aún estamos abajo, dedicados a cruzar en diagonal la ladera de marras en busca de un camino que, como tal, nunca aparecerá…

Dice el refrán que “quien la sigue la consigue”.  Tras un buen rato de flanqueo sorteando pinchos, en el que los juramentos más pérfidos rompen el tranquilo silencio de la montaña, se produce el milagro. A la derecha, a un centenar de metros de distancia en línea recta, vemos una brecha característica entre un paredón (izquierda) y una aguja rocosa muy característica (derecha). En la parte baja de esta última hay una marca roja. ¡Bravo! Cuando poco después alcanzamos la brecha (9.06 h, 464 m) nuestro ego sube como la espuma y respiramos aliviados. En la pared hay pintadas una flecha y la frase “A la Mola del Moro”. “Más claro el agua”, decimos convencidos de que la vía de subida está expedita. Pero nos equivocamos…

De la brecha sale (NO) una especie de huella de paso que enseguida se pierde entre los bojes. A base de empujar nos abrimos paso entre los mismos hasta que la senda, algo más clara, vuelve a ser visible y nos lleva hasta un barranco, donde hay un bonito y enorme orificio en la roca a la derecha y un gran desplome rojizo a la izquierda. En la pared de este último vemos una nueva marca (9.12 h, 489). ¿Y ahora por dónde? Por eliminación más que por lógica, vamos hasta el final del desplome. Una corta canal rocosa y resbaladiza permite salir del mismo y alcanzar una ladera con la vegetación de siempre. Subimos por la misma (SE), aprovechando huellas de paso de animales que van más o menos cerca del cortado. Una nueva marca roja, junto a una senda más clara, nos anima a seguir subiendo sin cambiar la dirección. Al no haber estudiado la vertiente durante la aproximación, no identificamos la canal larga y muy marcada que sale algo más arriba y un centenar de metros a la derecha, por donde va la ruta “normal” (por decirle de algún modo). Así que continuamos subiendo hasta alcanzar un pequeño collado. Nos mosquea no ver ninguna marca, pero seguimos adelante, siempre al sur. Un flanqueo algo colgado con un breve y fácil tramo de trepada. Una nueva subidita. Más flanqueos. Finalmente llegamos al colladito situado a la derecha (NE) de la canal por donde va la senda que viene directa del Pla de Xaco, del que hablamos anteriormente. Vemos las marcas rojas y pensamos que son de nuestra ruta. Nuevo error… El sol aprieta, el estómago protesta, hay buenas vistas…Nos detenemos a desayunar (9.30 h, 554 m).

Durante la parada estudiamos la reseña de la guía. Sin acabarlo de entender (aún no sabemos nada de la senda que sube recto desde el Pla de Xaco) llegamos a la conclusión (totalmente correcta) de que las marcas que vemos indican la variante directa de la ruta.  También pensamos que la vía normal debe ir por una especie de senda que sale al norte del colladito donde nos encontramos. Por debajo de una pared, sube en diagonal a otro colladito cercano. Después no vemos por donde va. Suponemos que sigue flanqueando en busca de la canal de subida. Lo único que no cuadra es la ausencia de hitos o marcas de pintura.

Tras veinticinco minutos de descanso (9.55 h), reanudamos la marcha con la intención de probar la variante directa . Veintiún minutos mas tarde (10.16 h) volvemos a encontrarnos en el colladito. La vegetación nos ha machacado de lo lindo (tenemos un montón de cortes y pinchos clavados en manos y piernas). Además, al estar mas solos que la una e ir sin cuerda, la trepada de la canal no nos ha convencido, no por dificultad en subir, sino por los problemas que podría plantearnos en caso de haber de tirar atrás. Lo positivo del intento  es que hemos descubierto de donde provienen la senda y las marcas rojas. Esto da credibilidad a la otra senda, que debería llevar a la famosa (y hasta ahora misteriosa) canal por donde sube la vía “normal”. Así que, tras un breve alto, nos metemos en la misma esperando que, esta vez sí, resolvamos el acertijo.

La sospecha de que la ausencia de marcas era un mal augurio no tarda en confirmarse. Llegados al nuevo colladito, el camino se pierde en una especie de ladera repisa llena de arbustos. Con algún problema continuamos por la misma para inspeccionar una canal que hay mas adelante. Imposible subir por ahí sin escalar. Vuelta atrás. A las 10.36 h nos encontramos de nuevo en el colladito de marras. El sol aprieta. Hace rato que el ambiente fresco dejó paso a un calor que va en aumento.  Por encima nuestro, bastante cercanos, planean un par de buitres. En un muro cercano un grupo de cabras nos observa con curiosidad. Cunde el desánimo y se nos apodera una sensación mezcla de cansancio y hastío.Sin entender cómo ni por qué, nos sentimos derrotados. Decidimos retirarnos…

Hablamos sobre que vía de bajada hemos de tomar. Curiosamente, sin ningún motivo de peso, rechazamos la directa y optamos por volver por donde vinimos. Por primera vez en lo que va de día, tomamos la decisión correcta.

Bajando en dirección al desplome, intuimos a la izquierda la existencia de una canal que podría ser la buena. Decidimos investigar. Unas trazas de senda nos permiten aproximarnos con bastante comodidad. Y encontramos un par de marcas…¡Collons! Llegados al pie de la canal (10.46 h, 543 m) no vemos senda alguna que suba por la misma, pero sí un hito clarísimo situado una treintena de metros mas arriba. Todo indica que por aquí va la via “normal”. Con la intención de confirmarlo, mas que de seguir hacia arriba (a estas alturas ya no nos planteamos la posibilidad de hacer cima), empezamos a subir mas o menos directamente. Pero pronto los pinchos nos ganan la partida y hemos de echar marcha atrás. Tiene que haber un modo mas “normal” de acceder a la canal. ¿Pero por dónde? Volvemos hasta la última marca roja y entonces lo vemos. Una senda poco evidente que   se nos había pasado, flanquea en subida bajo la pared y nos lleva al hito que vimos en la canal (10.57 h, 561 m). Mas arriba no hay una senda clara pero se puede ir haciendo. Vemos otro hito y una marca roja. Por fin estamos seguros de que nos encontramos en la ruta correcta…

Después de lo que hemos pasado, no hablamos de retirarnos ni de intentar hacer cima. Simplemente vamos subiendo. La tensión se libera y nos sentimos muy cansados. Las piernas pesan como plomos. Subimos en silencio, muy poco a poco, deteniéndonos cada dos por tres. La canal es larga. De cuando en cuando encontramos trazas de una huella de paso. También hitos, y marcas rojas. Algún sencillo paso de trepada. Varias zonas de piedra suelta. Demasiados arbustos pinchosos. Apenas sombras. Calor, mucho calor…

En la parte alta la canal gira a la izquierda (S). Por encima nos dominan enormes paredones llenos de huecos donde se ponen los buitres. El ambiente es salvaje, grandioso. La sensación de absoluta soledad. Un tramo herboso y un breve paso rocoso nos llevan a una cresta que seguimos brevemente hasta un collado (11.28 h, 695 m). Nos sentimos físicamente jodidos pero anímicamente contentos. Y es que todo va mucho mejor de lo que nos pensábamos hace un rato... Necesitamos comer y beber. Recuperar fuerzas. Subir la moral de cara a un objetivo que empieza a parecernos asequible. Nos tumbamos en el suelo y buscamos dentro de la mochila…

La parada tiene un efecto terapéutico y nos rehace física y psíquicamente. Durante la misma nos distrae un grupo de cabras que suben y bajan por un muro como Pedro por su casa. Bueno, de hecho es su casa… Después se tumban en una pequeña repisa y nos observan con descaro y suficiencia. Hasta diríamos que se sonríen. Menudos bichos… Los buitres también nos rondan. En fin, que no estamos solos…

Tras media hora de descanso reemprendemos la ascensión (11.58 h). En adelante la senda (por decirle de algún modo) aparece y desaparece, confundiéndose cada dos por tres con huellas de paso de animales que no llevan a ninguna parte. Es importante no perder las marcas rojas (hay las justas y necesarias). La primera de las mismas está en una roca situada en una pequeña brecha que alcanzamos remontando en diagonal (S) una ladera de pinchos y pedrera. Después, una travesía por una repisa colgada nos deja en una pendiente menos empinada. En contra de lo que parece, se ha de seguir  recto arriba y alcanzar el pie de una canal rocosa bastante tiesa y estrecha, cuyo eje está tomado por las palmeras. Para entrar hay un paso de trepada algo tonto y con truco. Sigue un breve tramo pedregoso donde es casi imposible que el que va delante no tire regalos a los de atrás. La parte final es a escoger entre una placa rocosa con tierrecilla (II grado, bastante guarro) o ir por el eje de la canal cogiéndose a las palmeras (pinchazos y cortes asegurados). Nos repartimos ambas suertes, y no sabríamos decir cuál es la mejor...Un flanqueo ascendente a la izquierda, coronado por un breve paso rocoso lateral, nos lleva a una nueva brecha, donde finaliza una sección que nos ha parecido sublime (12.15 h, 730 m).

En adelante la ascensión cambia de carácter. Dejamos atrás las repisas, canales y cortados, para continuar  en diagonal (tendencia al NO) por una ladera salpicada de rocas y pequeños muros. En unos diez minutos atravesamos un espolón (12.25 h, 770 m) que da la entrada a una gran faja curvada situada bajo las paredes que sostienen la cima de la Mola del Moro. Al fondo, lejanas y muy arriba, asoman las antenas de la cima del Mont Caro.

Continuamos por la senda (ahora mas clara) que junto con las marcas rojas, nos llevan, con breves subidas y bajadas, a lo largo de la faja. Antes de bajar en busca del final de la misma,  subimos unos metros para alcanzar una ancha brecha de piso inclinado, situada a la derecha de una aguja rocosa ancha y característica (12.43 h, 817). Al otro lado, volvemos a subir en diagonal por un terreno mas complejo que el anterior, hasta alcanzar una cresta rocosa que domina un barranco grande y profundo. La seguimos (N) y enseguida salimos a una pendiente herbosa, que contrasta fuertemente con el paisaje árido por el que hasta ahora nos hemos movido (13.00 h, 891 m). Queda poco…

La lógica dice que hemos de flanquear a la derecha (SE), casi sin subir, en busca de los muros rocosos que defienden lo que suponemos es la cumbre de la Mola. Pero las marcas rojas van pendiente arriba (N). Después de todo lo pasado, no nos atrevemos a contradecir a las balizas. La laderita es mas larga e inclinada de lo que parece desde abajo. Durante unos pocos minutos, el esfuerzo, regular y continuado, machaca unas piernas que ya no están para muchos trotes. Cuando alcanzamos un precioso pino que hay en el cordal suspiramos aliviados (13.06 h, 925 m). Se hace evidente lo que imaginábamos. Hemos de bajar (E) casi todo lo que hemos subido en los últimos 5 minutos para situarnos al pie de una elevación rocosa que hay antes de la enorme corona rocosa de la Mola del Moro. Paciencia…

No tardamos en llegar al collado que hay el pie de la elevación rocosa (13.10 h, 900 m). Un pequeño indicador con forma de cruz clavado sobre una piedra dice que este lugar es una encrucijada de caminos. Por el NO se va a las Bassis de Caro. Por el sur al Barranco de Covalta (nuestra ruta). Por el NE a la Mola Castellona (una enhiesta montaña que vemos al otro lado del barranco). Y por el este a la Mola del Moro, nuestro objetivo. Ahí que vamos…

La senda salva por la derecha los muros de la elevación rocosa y nos lleva a lo alto de la misma. Sin  detenernos bajamos suavemente hasta un collado terroso situado al pie del único lugar que permite salvar la pared de la Mola del Moro (13.15 h, 915 m). El paso, de unos 8 metros de alto, tiene dos partes. Primero un tramo muy vertical pero con buenos agarres hasta una repisa estrecha. Después un diedro-repisa oblicuo a la izquierda mas tumbado,  pero también mas fino y colgado, que sale a la meseta cimera. Dejamos las mochilas y los bastones al pie y afrontamos la trepada. No es difícil (II) pero si algo expuesta. Una vez arriba sólo nos queda caminar una cincuentena de metros por la llanura pelada de la cumbre para alcanzar el hito de la cima (13.22 h, 936 m).

Sentimos alegría y alivio. No satisfacción. Mirándolo con objetividad, ni el desnivel, ni la dificultad de la ruta han sido nada del otro mundo. Entonces, ¿por qué nos ha costado tanto? Nos inunda un cansancio latente que intentamos reprimir. Sonreímos e intentamos animarnos mientras contemplamos el extraordinario paisaje que nos rodea. Barrancos, paredes, repisas colgadas cubiertas de pedreras, arbustos y bosques… Una orografía salvaje y complicada que desconocemos por completo. Vamos hasta el borde sur de la meseta. Muy abajo vemos el barranco de Covalta. Mas lejos, una inmensa llanura que finaliza en el mar. Volvemos a la cima, nos hacemos la foto de rigor y nos vamos para abajo (13.37 h).

Tras recoger las mochilas nos trasladamos a unas rocas cercanas donde nos detenemos a comer algo, estudiar el mapa y decidir lo que vamos a hacer. Continuar hacia la cima del Caro nos parece una empresa colosal y queda descartado no sólo por hoy, sino también en el futuro. Podríamos ir al NE hasta las inmediaciones de la Mola Castellona y bajar por el barranco de la Caramella o por el de la Garrofera. También podríamos ir al NO en busca del camino de Desferracavalls, que baja al barranco de Covalta. Todas estas posibilidades representan realizar un recorrido circular, algo que siempre preferimos. También suponen varias horas de caminar subiendo y bajando por sendas que no conocemos, que en el mapa salen marcadas con el mismo tipo de trazo que la que hemos seguido para llegar hasta aquí. En otras circunstancias sería un reto atractivo y no dudaríamos en afrontarlo. Pero no nos sentimos con fuerzas ni ánimos. Por hoy ya hemos tenido bastante. Volveremos por donde hemos venido, que no es moco de pavo. A las 14.00 h iniciamos el descenso…

La vuelta es lenta y precavida. Dosificamos las fuerzas que nos quedan, intentamos no errar la ruta, ni dar un paso de mas. El sol cae a plomo. No hay viento. Dios que calor… Las cabras y los buitres vuelven a visitarnos. Parece que nos den ánimos...  A 15.45 h llegamos al Mas de Xaco.  A las 16.10 h pasamos junto a las pequeñas pozas de la confluencia de los barrancos de Anglesoles y la Geganta. Estamos acalorados y nos acercamos a las mismas para darnos un descanso. ¡Que placer! Sombra, agua fresca…Nos relajamos observando las ranas y los renacuajos. Nos cuesta dejar este pequeño oasis, pero hemos de partir (16. 40 h). Lo que falta no tiene problema, pero se nos hace largo y pesado. Finalmente llegamos al coche (17.20 h).

Hacía tiempo que una salida no nos machacaba tanto. Encarna comenta que ha llegado a añorar las diabluras del Garraf. Yo no sé qué he añorado…El desgaste físico y anímico de las enmierdadas iniciales y, sobre todo, decidir continuar cuando estábamos muy  tocados, nos han pasado factura. Hemos hecho la cima pero no la hemos disfrutado demasiado. La parte positiva ha sido conocer esta zona del Massís de Port de cara a una futura repetición de la ruta cerrando una circular. Será un agradable placer saludar a los buitres y devolverles la sonrisa a las cabras…


La ruta en imágenes
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EniEn - Mayo 2011