Rutas e historias de montaña mas o menos normales, y alguna cosa mas…

jueves, 24 de febrero de 2011

UN PASO MAS

El sábado pasado dimos un paso mas en la definición de nuestra vuelta alrededor de Begues. Saliendo de casa, enlazamos la subida al Montau con la del Puig de la Mola, que no está precisamente al lado. Pero ahí no acabó la fiesta… Empezamos tarde. Llegamos de noche y bajo la lluvia. La longitud del recorrido y lo salvaje de alguna de sus partes (en las que fuimos por sendas de jabalís) nos dejaron hechos polvo. Pero también satisfechos. A veces no hay que ir lejos para disfrutar de una pequeña aventura. Sobre todo si se tiene la suerte de vivir en Begues…

MONTAU Y PUIG DE LA MOLA

Fecha
Sábado, 19 de Febrero 2011
Asistentes
Encarna y Enric
Zona
Begues-Garraf
Inicio ruta
Begues (desde la puerta de nuestra casa)
Final ruta
Recorrido
Begues-Urb.Begues Parc-Montau-Puig de l’Antiga-Cantera-Crtra BV-2411-Pista a la Mola-
Puig de la Mola-Turó de l’Espinadar-Avenc de la Ferla- Barranc del Pelag de la Mata-Cami
de Cal Jaques-Coll de Solius-Pla de Bassa Llacuna-Begues
Noche
No
Material
Senderismo. Mejor botas que zapatillas. Ropa vieja,guantes,gafas,etc
Dificultad
Técnica
Fácil.
Física
Alta
Cota (m)
Mínima
 280  (crtra BV-2411)
Máxima
658 (Montau)
Desnivel (m)
Ascenso
950
Descenso
950
Distancia
24.7 Km
Horario
Total
7h 40 min
Efectivo
6 h 50 min
Climatología
Empezamos con buen tiempo y acabamos lloviendo
Cartografía
“Massís de Garraf”,1:25000,Ed.Alpina,2004-2005
Valoración
Dura circular con tramos sin camino muy “jabalís” en los que es necesario leer bien 
el mapa o conocer el terreno
Comentarios
Hasta Cal Jaques forma parte de un futuro recorrido circular alrededor de Begues que
estamos preparando

RELATO

Sábado 9 de Febrero. Nos levantamos tarde y algo resacosos. Secuelas de la estupenda y bien regada cena de ayer en casa de Martí…El plan de hoy es simple. No hacer nada. Pero el sol que luce a media mañana nos hace cambiar de opinión. Poco después estamos vestidos de romanos y con una mini mochila en la espalda. La idea es ir a dar una vuelta para confirmar la ruta directa de ascenso al Montau y descender del mismo en dirección a Olesa der Bonesvalls. El Puig de la Mola en principio no se contempla, pero si vamos bien de tiempo y hay ganas tampoco se descarta.
 
Es un gustazo hacer un excursión saliendo de casa (11.15 h, 370 m). Saludamos a algunos vecinos mientras recorremos las calles del pueblo en dirección NE, camino del Begues Parc. Una vez en el mismo, seguimos hasta la bocacalle de la calle Turia. Empieza el ascenso al Montau (11.48 h, 415 m). Vamos al oeste, entre el bosque y las casas, hasta encontrar el hito que pusimos hace dos semanas para señalizar el principio de la ruta. La subida es rápida, sin apenas complicaciones. Primero nos liamos un poco entre la vegetación (ponemos algún hito mas). Después la senda es mas clara. Nuestros hitos y las viejas marcas verdes ayudan a seguir un recorrido que es bastante evidente. Con la única incidencia de un animal grande (posiblemente un jabalí, que oímos pero no vemos mientras se aleja de nosotros) alcanzamos la torre de alta tensión donde finaliza una antigua pista (12.23 h, 595 m). La seguimos y llegamos al cordal de la montaña (Pla de Montau, 12.28 h, 629 m). Continuamos por pista hacia la izquierda (O). Pasamos junto la caseta de vigilancia forestal. Unos minutos mas tarde alcanzamos la cima del Montau (12.37 h, 658 m). En algo menos de 1h 25 min hemos hecho 5 Km  y 306 m de desnivel acumulado en subida. No esta mal para empezar…
Nos damos diez minutos de descanso. El día es frío pero bonito. Al norte, el horizonte está tomado por las nubes. En las otras direcciones el cielo es mas claro. Al SO, a casi 4.5 Km en línea recta, distinguimos la torre de vigilancia del Puig de la Mola.  En dirección S-SE, a 6 Km de vuelo de pájaro, vemos la cumbre de la Morella, que a su vez está bastaste alejada de la Mola (hay 6.4 Km). La verdad es que la idea de enlazar todas estas cimas tiene pinta de salvajada. Pero en eso estamos. Y cuando se nos mete algo en la cabeza…
 
 
A las 12.47 h reanudamos la caminata. Seguimos la pista que baja fuerte al oeste. Tras rodear una primera punta por la derecha (N) llegamos a un collado muy marcado (13.01h, 490 m). Nuevo ascenso pasando por las inmediaciones de los Puig d’Avencó y de l’Antiga (antes de llegar a este ultimo dejamos a la derecha un camino que baja a Olesa de Bonesvalls, y a la izquierda, un pozo y un pequeño abrevadero para animales). Siempre por pista, descendemos al SO por un terreno feo, dejando a la derecha la línea principal de alta tensión. Una serie de lazadas nos llevan hasta el extremo de una cantera (13.25 h, 385 m). Con prisa por salir de esta zona tan poco agradable, vamos en busca de una zona terrosa y algo apartada que tenemos delante (O). Detrás del talud de tierra encontramos una nueva pista que pasa junto una torre de alta tensión. En nuevas revueltas, desciende rápidamente y nos deja en la carretera que va de Begues a Olesa, (13.35 h, 291 m).
 
Continuamos por el asfalto. Enseguida pasamos por un puente y nos situamos bajo la línea principal de alta tensión. Consultamos el plano. Si pudiéramos encontrar una ruta de acceso por la ladera que tenemos delante (SO), podríamos ahorrarnos la primera parte de la pista que va al Puig de la Mola. El mapa no indica nada, pero decidimos intentarlo. Media hora mas tarde (14.05 h), tras librar una dura batalla contra un ejército de arbustos pinchosos, de la que salimos llenos de arañazos, cortes, algún hematoma y bastante mala leche, nos damos por vencidos. Pero no del todo… A paso rápido continuamos por la carretera unos trescientos metros en dirección Olesa, hasta el inicio de la pista que sube al Puig de la Mola. Sin detenernos iniciamos el ascenso (14.10 h, 283 m).
La subida a la Mola no nos gusta nada. Cuando después una hora larga de pista (casi 5 Km) alcanzamos el poste geodésico de la cima (situado junto la torre de vigilancia forestal) no solo es el cielo lo que está sombrío (15.15h, 537 m). Cansancio. Caras largas. ¿Y ahora que?  Podríamos bajar a Olesa y coger el bus o un taxi. Otra posibilidad sería volverá Begues por el GR. Pero ninguna de estas opciones nos acaba de convencer. ¿Y si hiciéramos un tramo mas de nuestra vuelta? Podríamos ir hasta las ruinas de Cal Jaques. Una vez allí volveríamos por el camino que pasa por el Coll de Solius y el Pla de Bassa LLacuna (donde están las antenas). Quedan tres horas y medio de luz y no llevamos linterna. Habremos de ir rápidos para evitar que nos atrape la noche. Pero se podría hacer. Sin pensarlo demasiado decidimos probar. Pero antes hemos de recuperarnos. Comer, beber, descansar… Un cuarto de hora mas tarde (15.30 h) volvemos a la carga...
Volvemos por la pista hasta el lugar donde sale el GR (15.40 h, 490 m). El camino baja y después sube el Turo de l’Espinadar. Vuelve a bajar por el lado opuesto (E) y alcanza un collado donde hay un gran hito (15.53 h, 438 m). El GR sigue al norte por el barranco de l’Espinadar, en busca de  una pista que nos llevaría a  Begues en algo mas de una hora. Nosotros vamos al sur. Un sendero pedregoso e incómodo nos permite descender rápidamente. En unos minutos llegamos a la boca del Avenc de la Ferla, una sima de 175 metros de profundidad que da miedo sólo de mirarla (16.05 h, 336 m). Un breve alto y continuamos. Empieza la parte mas aventurera (y según para quien disfrutona) del día. Lástima que vayamos justos de tiempo…
En dos ocasiones hemos ido de Cal Jaques al Avenc de la Ferla. Nunca hemos hecho este trayecto en sentido contrario, pero debería ser igual. Seguimos por el fondo del barranco. No hay senda. Las hierbas y arbustos de gran tamaño hacen que el caminar sea un poco agobiante. Pero es mejor que enfrentarnos con la vegetación densa y pichosa de las laderas contiguas.Las matas nos llegan hasta la cintura, a veces mas arriba. No vemos donde ponemos los pies. A base de empujar con piernas y brazos nos abrimos paso entre la hierba que, por suerte, no opone demasiada resistencia. Yo me lo paso en grande jugando al explorador. Encarna me sigue seria, concentrada. De repente la oigo toser violentamente. Me giro y veo que pone una cara de asco infinito. Entre juramentos me dice que no sabe si se ha tragado una araña o una araña… Me río, saco hierro al asunto y argumento sobre cual de los dos bichos es mas saludable…Aparte de este aporte extra de proteínas y de algún que otro traspiés, avanzamos razonablemente cómodos y a buen ritmo.
Tras veinte minutos de descenso encontramos a la izquierda el barranco de la Mata (16.27 h, 292 m). Seguimos por el mismo (SE). Una especie de senda, despejada por debajo y cerrada por arriba, nos permite ir mas deprisa. La abundancia  de huellas de pezuñas indican que es una senda abierta y empleada por los jabalís. A nuestra derecha, una ladera abrupta y con pequeñas bandas rocosas, sube hasta el altiplano donde se está Cal Jaques. Todo va bien. Hasta que oímos unos ruidos y vemos, a pocos metros, movimiento de la vegetación… No hay duda. Hemos topado con un grupo de cerdos peludos. Y en menudo sitio… Una vez mas aparecen los contrastes. Cámara en mano silbo y grito con la esperanza de poder fotografiar a los bichos. Encarna, acojonada, me hace callar y me urge a salir a toda leche del lugar. Los animales no quieren saber nada de nosotros. Por el sonido y donde se mueven las matas, parece que se refugian bajo unos peñascos de la ladera.
Seguimos adelante. Poco después abandonamos el lecho del barranco (Encarna respira mas tranquila) y empezamos a remontar la ladera, siempre al SE. La vegetación se pone un poco borde, pero no demasiado. Dando rodeos y con algún que otro cruce entre pinchos, vamos abriéndonos paso sin apenas maldecir. El cielo está muy chungo y cae alguna gota. Evidentemente tampoco llevamos equipo antilluvia. A fin de cuenta sólo queríamos dar una vuelta…
A medida que subimos la ladera se transforma en un ancho cordal. La vegetación se aclara. Caminamos mejor. En ocasiones hasta podemos ir en línea casi recta. Sigue sin haber senda ni nada parecido. Pero de cuando en cuando encontramos algún hito. A la derecha (NO) vemos el amplio rellano elevado donde están las ruinas de Cal Jaques. El ascenso se nos hace eterno. Finalmente alcanzamos el camino que va del Coll de Solius a Cal Jaques, algo antes del  collado que preceden la llegada a la antigua masía (17.08 h, 400 m). “Nuestra vuelta” continua yendo hasta las ruinas, para coger un camino que permite bajar a la pista que va de Begues a la Plana Novella. Pero esa parte la dejamos para otro día. Ahora toca volver a Begues. La llovizna se intensifica. No hay tiempo que perder. Seguimos adelante…
Los kilómetros de marcha. El desnivel acumulado. El barranco que acabamos de recorrer. La lluvia. El tiempo que corre camino de la noche. La tensión y el cansancio acumulado por todos estos factores se manifiestan de repente. El camino es largo, y sube y baja varias veces para salvar las elevaciones de las Penyas Negras. Cuando llegamos al Coll de Solius llueve en serio y estamos rendidos (17.45 h, 748 m). Un breve alto para tomarnos un Aquarius y seguimos adelante. Para ganar tiempo, pasamos de la pista y tomamos la senda que sube por el cordal del Serrat Blanc. Sube mucho mas pero es mas corto. A las 18.20 h pasamos junto la estación de antenas del Pla de Bassa Llacuna (557 m). Sólo quedan 25 minutos de luz. Pero conocemos bien la ruta directa de bajada y serán suficientes.
Se nos hace de noche entrando en Begues. Recorremos las calles bajo la luz de las farolas y con una lluvia intensa. A las 18.54 h llegamos a casa. Estamos helados, empapados,cansados, cortados, punchados ,doloridos…Pero contentos… Una ducha bien caliente, unas cervezas bien frías  y un par de huevos fritos nos devuelven parte de nuestra vitalidad. Recibimos un SMS de Martí. Mañana nos pasarán a buscar a las 7.00 h para ir al Montsant. Encarna no tiene claro que estemos en condiciones. Yo estoy seguro que sí. De nuevo los contrastes…    
EniEn - Febrero 2011

miércoles, 23 de febrero de 2011

PARA MIRAR, DISFRUTAR... Y TAL VEZ PENSAR

"Para mirar,disfrutar... y tal vez pensar" Este era el texto que acompañaba a un link del YouTube que nos envío un buen amigo nuestro. Después de ver varias veces la peliculita, nos pareció que la frase del email era absolutamente acertada. El montaje de la BBC ONE, titulado "Human Planet", es soberbio, impactante, espectacular... De los que te dejan parado. Una verdadera pasada que queremos compartir con todos vosotros.
Muchísimas gracias Toni por este precioso regalo.  Una mas que te debemos...

VIA CRUCIS EN QUIOULÉS

El siguiente relato lo escribimos a finales del 2009. Cuenta un intento de ascención al pico de la Sabine (Alto Ariege) del que no estamos nada orgullosos. Un duro corte de digestión y una tozudez sin razón redujeron la excursión a un vía crucis por el valle de Quioulés. La experiencia fue terrible, pero aprendimos una buena lección.

RELATO

Sábado 5 de Diciembre del 2009. Tras un viaje largo y un tanto dubitativo, llegamos al pueblo francés de Les Cabannes. Nos encontramos en pleno Alto Ariege, una región que a medida que la vamos conociendo nos gusta mas y mas. La idea es subir con el coche por el valle de Astón hasta la zona de aparcamiento de la presa de Riete y hacer noche ahí. Mañana toca madrugar, remontar el valle de Quioulés y llegar a la cabaña de la Sabine. Desde la misma intentaremos el pico de la Sabine, una cumbre de 2561 m que según la guía [1] se hace bien con raquetas. La ruta es dura (mas de 1500 metros de desnivel acumulado), pero sin dificultad técnica. Nos sentimos fuertes, con ganas de monte. Seguro que todo irá bien…

Tras salir de Les Cabannes tomamos a la izquierda (S-O) la D520 que va al lago de Laparan (donde sale el camino del refugio  de Rulhe). Enseguida llegamos a Aston. La carretera, estrecha pero en buen estado, rodea el pueblo por la derecha y continua ascendiendo por un valle estrecho y encajonado. Al cabo de unos 10 Km llegamos al embalse de Riete. La zona de aparcamiento está junto la primera curva a la izquierda que hay después de la presa (1100 m). Las nubes se rompen y el sol ilumina la parte alta de las montañas. En el valle el ambiente es húmedo, frío y solitario. Pasan unos minutos de las cuatro de la tarde. Quedan dos horas de luz. Suficiente para explorar el camino que haremos mañana. Nos ponemos las botas, cogemos los bastones, el mapa… No pensamos en las linternas. A las 16.20 h empezamos a caminar.

En el extremo exterior de la curva sale (N) una franja herbosa que baja suavemente hacia el  embalse. Tras recorrerla durante una veintena de metros, vemos a la izquierda un pequeño hito. Señala el inicio del camino del valle de Quioulés. Un brevísimo descenso nos lleva a una doble pasarela de metal que cruza un torrente. Ya al otro lado, empezamos a subir en lazadas, mas o menos al sur, por una ladera boscosa y esclarecida. El suelo está cubierto de hojarasca y cuesta seguir el camino. Muy de cuando en cuando, encontramos algún hito roñoso y marcas de pintura medio borradas. El torrente de Quioulés corre a nuestra izquierda, bastantes metros por debajo. Conforme ganamos altura el ascenso pierde fiereza y la senda se hace mas clara. Encontramos restos de nieve. Un largo flanqueo nos lleva a cruzar un torrente secundario. Después superamos una canal boscosa llena de hojas, barro y nieve. La subida finaliza en un estrecho collado desde el que se ve el valle de Quioulés (17.10 h, 1356 m). El camino continua bajando hacia el torrente. Nos gustaría seguirlo un poco mas, pero es tarde. Un breve alto y volvemos por donde hemos venido (17.15 h).

Bajamos deprisa pero con cuidado. Es fácil resbalar si se pisa alguna de las raíces y rocas mojadas que hay bajo las hojas. El descenso es mas largo de lo esperado. La luz se extingue rápidamente. La senda se difumina en el bosque y cuesta seguirla. Ya muy abajo nos encontramos perdidos. Deambulamos casi sin ver donde pisamos, pensando el las linternas que no hemos traído. No hay suerte. Cuando la oscuridad es casi total, tropezamos con un hito. Medio a tientas seguimos una inflexión del terreno que podría ser el camino. Enseguida llegamos a las pasarelas. Dos minutos mas tarde estamos junto el coche, sudorosos y con el pulso acelerado. Por bien poco nos hemos librado de un buen marrón…
Con la oscuridad se acentúa la sensación de frío y humedad. Los anoraks de plumas no sobran en absoluto. Sin prisas (aún es pronto) preparamos el coche para dormir, calentamos agua. y preparamos la mochila para mañana. Cenamos a la luz de dos velas. La sopa entra de maravilla. Después nos atiborramos (sobre todo yo) de embutido y queso, todo bien regado con una botella de Beujolais Noveau. Como colofón yogurt griego, café y galletas variadas. Semejante ágape nos deja contentos y con el estómago pesado. El vino hace su efecto. Nos entra sueño. Así que nos vamos a dormir. Aún no son las 20.00 h…
        
Domingo 6 de Diciembre del 2009. La alarma del móvil suena a las 6.00 h. Hemos dormido casi 10 horas. Después del preceptivo ganduleo, recogemos los trastos y reorganizamos el  coche. Hace menos frío del esperado. En el cielo no hay estrellas. Mal asunto… Pensando en la paliza que nos espera, desayunamos en abundancia. Al igual que ayer, me hincho de embutidos, queso, galletas, yogurt y alguna cosa mas.  Finalmente guardamos las cosas en el coche y nos ponemos las mochilas (bastante pesadas ya que llevamos crampones, piolet, raquetas, etc). A las 7.15 empezamos a caminar bajo la luz de los frontales.

Nada mas pasar la primera pasarela noto una sensación extraña. Sin saber por que tropiezo y me voy de lado. No me siento mal, pero voy como borracho. Pensando que se me pasará continuo caminando. Intento mantener un ritmo normal, pero no puedo. Cada vez me voy mas de lado. Si no fuera por los bastones seguro que me habría caído varias veces. Estoy mareado, pero no tengo ganas de vomitar. Sigo subiendo. Las piernas parecen plomos. La porción de suelo que ilumina la linterna oscila unos 45 grados, y cada vez lo hace mas rápido. Esta claro que voy a peor. No entiendo que me está pasando. Aferrándome a la idea de que es algo pasajero, intento no darle importancia. Sigo subiendo. Las paso canutas al cruzar el torrente secundario. Saltar a oscuras de piedra en piedra es muy difícil cuando el mundo gira a tu alrededor. Casi de pasada, le comento a Encarna que estoy mareado. Y sigo subiendo…

A las 8.00 h alcanzamos el collado donde ayer tarde nos dimos la vuelta (1356 m). No entiendo por que hoy, que voy jodido y cargado, hemos tardado 5 minutos menos. Ya es de día pero hay poca luz. El cielo esta cubierto de nubes altas de color gris. No hace frío. El ambiente es lúgubre y trasmite una sensación de melancolía y tristeza, muy a juego con mi situación. Nos detenemos. Me siento en el suelo, cierro los ojos e intento relajarme. La parada sólo dura unos minutos pero tiene un efecto milagroso. Me encuentro mucho mejor. El mundo ya no da vueltas. Lentamente me pongo de pie y compruebo aliviado que todo sigue correcto. Encarna propone volver. Yo no quiero oír hablar de retirada. Me cargo la mochila en la espalda y le digo a mi mujer que seguimos adelante. El cuerpo me ha avisado, pero yo no le hecho caso…
El camino baja en diagonal unos 40 metros de desnivel y nos lleva hasta el fondo del torrente de Quioulés. Un poco mas abajo el cauce se encajona en el Paso de la Crabe. Pasamos al otro lado por una pasarela metálica (8.18 h, 1319 m). La senda traza una lazada e inicia una largo ascenso al S-O por la orilla derecha (orográfica) del valle. Caminamos a un ritmo normal, algo elevados sobre el torrente. El entorno parece sacado de un cuento de hadas. Un bosque de hayas y abetos, con el piso tapizado por el musgo y la hojarasca... El camino sube suave y esta muy marcado. De cuando en cuando algunas piedras, o pequeños pasos rocosos, requieren equilibrios que hago sin problemas. Sigo notando una sensación extraña. Pero el mundo está quieto y no me voy de lado. Parece que lo que sea remite poco a poco...
Un tramo en fuerte subida (para superar un escalón rocoso del valle) seguido de un corto descenso, nos llevan de nuevo al lecho del torrente, justo después de un caos de grandes rocas enmohecidas. Continuamos por el otro lado, pisando nieve de forma casi continua, hasta llegar a un rellano ocupado por un barrizal oculto bajo el manto nival. Atravesarlo es una lotería en la que a cada uno nos toca hundirnos varias veces hasta la espinilla. El camino continua en fuerte ascenso por el otro lado del torrente (E). Dejamos atrás los árboles y entramos en una zona despejada. Arriba, a la izquierda, vemos unas construcciones de explotación hidráulica. El valle se abre y gira ligeramente a la derecha (SO). Poco a poco la nieve se apodera del paisaje. Al fondo hay montañas que no sabemos identificar.
Tras una parte en la que la senda sortea piedras, pequeñas paredes y hoyos llenos de arbustos, cruzamos por una vieja pasarela metálica el cauce casi seco del torrente que baja de la canal de la Coma de Jas. Continuamos subiendo al SO. El camino, siempre claro, pasa bajo una vieja y enorme tubería de hierro que atraviesa el valle transversalmente (8.54 h, 1454 m). Poco después encontramos una especie de pista que remonta en lazadas por la ladera de la izquierda (E). Al igual que la tubería, se dirige a las construcciones de mas arriba. La lógica no dice que hemos de seguir el valle (SO). Sin pensarlo demasiado, dejamos la comodidad de la pista y nos metemos en la nieve (9.01 h, 1500 m). El drama esta a punto de empezar…
La nieve esta blanda. Nos hundimos hasta la rodilla. A veces mas. Voy delante, abriendo huella con demasiada rapidez. Mientras el terreno desciende no hay problema. Pero al hacerse horizontal avanzar se convierte en un lento suplicio. Rápidamente me quedo sin fuerzas. Encarna pasa delante. Dejamos atrás los llanos para entrar en una zona de rocas y arbustos. Intentamos continuar entre la vegetación. Pero es muy densa y no nos deja pasar. No hay mas remedio que girar a la izquierda (E) y subir esperando encontrar el camino.
Encarna enseguida me deja atrás. Está fuerte y avanza con rapidez abriendo huella. Yo cada vez estoy mas chungo, constandome horrores dar un paso. Vuelven los mareos, ahora mucho mas fuertes. El valle, las montañas, Encarna… Todo girar a un ritmo vertiginoso. Pierdo la vertical y caigo de lado. Tirado sobre la nieve intento ponerme de pie. Pero el peso de la mochila, y el suelo que parece hundirse debajo de mí, no me dejan hacerlo. Cierro los ojos, respiro profundamente y vuelvo a probar. Esta vez consigo quedar mas o menos en pie. Encarna me llama. Su voz suena lejana y distorsionada. No entiendo lo que dice. Doy un paso y vuelvo a caer. ¿Qué me está pasando ¿Y por qué? La secuencia de relajo, puesta en pie, avanzar unos pocos pasos y caer, se repite una y otra vez. A trancas y barrancas supero una rampa de nieve y una pequeña zona de rocas y arbustos. Necesito un cuarto de hora para recorrer cincuenta metros. Finalmente me reúno con Encarna (9.35 h, 1560 m). Mi mujer ha encontrado la pista que dejamos hace un rato y ha seguido mi pequeño vía-crucis. Nunca me había visto tan mal. No sabe que hacer y esta asustada. Yo siento pánico…

Me saco la mochila y me siento en el suelo apoyado en unas rocas. Algo me dice que he de vomitar. Pero incluso metiéndome los dedos en la garganta, no consigo hacerlo. En cambio, tengo muchas ganas de ir de vientre. Ayudado por Encarna me alejo tambaleante unos metros. Tras unos abustos (aún mantengo algo de dignidad) me bajo los pantalones y pongo en cuclillas. Al momento sale una fuerte diarrea. Con desesperación intento sujetarme en algún sitio para evitar que el mareo me haga caer sobre mi propia mierda (habría sido el colmo). Cagar me sienta bien. Cuando me reuno con Encarna me siento mejor, mas relajado. El mundo sólo se balancea ligeramente… Tengo un dolorcillo en el estómago que identifico como hambre. ¿Y si hubiese cogido una gran pájara y lo que necesito es comer?  Engullo con avidez varias barritas, dos naranjas, una bebida energética y un montón de agua. La cosa parece funcionar. Después descanso unos minutos. Me encuentro mucho mejor, prácticamente normal. Mi mujer está aliviada. Dice que tengo la cara blanca (que en mi es mucho decir). Me pregunta si me siento con ánimos de empezar a bajar. Mi respuesta la deja de piedra… “De eso nada. Quiero llegar al refugio de Quioulés” Sin darle opción a replicar, me pongo en pie y me cargo la mochila (no he querido que me coja algo de peso). Después, apoyándome en los bastones y sin mirar atrás, empiezo a caminar por la pista valle arriba (10.10 h). Una vez mas no hago caso de lo que me dice el cuerpo…
Tras cinco minutos de marcha prácticamente horizontal, llegamos a una especie de muro de contención. Final de la pista. Continuamos por campos nieve poco pendientes. Enseguida encontramos una zona de humedales nevados donde nos hundimos hasta la rodilla. El avance vuelve a ser chungo. Nos calzarnos las raquetas y salimos de la zona conflictiva. Poco después alcanzamos la parte alta de una loma-escalón del valle. Al otro lado el terreno baja suavemente hasta un llano. A la izquierda del mismo, y a unos 300 metros de distancia, vemos un edificio que recuerda a una borda de pastores. Es el refugio de Quioulés. El humo que sale de la chimenea indica que hay gente dentro. Tras un breve alto reanudamos la marcha y empezamos a bajar. De repente me voy de lado y caigo sobre la nieve. El mundo vuelve a girar…
La recaída no es grave. En pocos minutos vuelvo a estar en condiciones de seguir caminando despacio y mas o menos dignamente. Poco después llegamos al refugio (10.50 h, 1611 m). Me siento en una roca que hay junto una fuente cercana. Respiro lenta y profundamente, cierro los ojos e intento relajarme. Mientras tanto se abre la puerta de la casa. Salen dos perros, uno enorme y otro enano, que vienen a saludarnos. Después aparece una chica francesa con aspecto hippie. Chapurrea algo de castellano y cruza algunas frases con Encarna que no logro oír. También sale un chico español. Nos ofrece entrar en la casa para calentarnos y tomar un té. Agradecemos su hospitalidad, pero necesito aire fresco. Así que permanecemos en el exterior. Pasan los minutos. No me siento mejor, pero tampoco empeoro. A nuestro alrededor las vistas son escasas. No es igual. Hoy no estamos para paisajes… Finalmente le digo a Encarna que nos vamos para abajo (11.10 h). La vuelta será eterna..
El descenso es una sucesión de situaciones de crisis, la mayoría no muy agudas, enlazadas por etapas donde voy regularcillo. La primera ocurre poco después de dejar el refugio y requiere diez minutos largos de descanso en el suelo para recuperarme. De nuevo en ruta, llego a la conclusión de que el esfuerzo físico favorece el mareo. Camino mas despacio y todo va mejor. Cuando noto que me voy de lado y el mundo empieza a girar, me siento donde sea, descanso y me relajo, hasta que el suelo se detiene y puedo volver a ponerme en pie con garantías de no caerme. Así, poco a poco y con numerosas paradas, vamos deshaciendo el camino de subida. Salvo los tramos donde se ha de saltar de piedra en piedra (algo que llevo bastante mal) la caminata se me da mejor de lo esperado.
Dos horas después de abandonar el refugio llegamos a la pasarela situada mas arriba del Pas de la Crabe (13.07). Hacemos breve un alto para tomar fuerza y moral de cara a la subida, corta pero intensa, que lleva al collado por donde se entra al valle de Quioulés. Emprendo este ascenso con miedo, convencido de que me cogerá una tremenda pájara. Sorprendentemente todo va bien y a alcanzo el collado sin problemas (13.20 h).La euforia me hace creer que, por fin, empiezo a superar el problema. Pero, una vez mas, estoy equivocado.

Al iniciar el descenso vuelven los malditos síntomas. Pero ahora son diferentes. Al mareo se suma un sensación de malestar que va en aumento. Empiezo a pensar que tengo algo realmente grave y me acojono. Sigo bajando poco a poco, atento al momento en que sea necesario parar y tumbarme. Noto el estómago revuelto, empiezo a salivar, se me tensa el paladar. De repente me doy cuenta de que voy a vomitar. Intentando contener las arcadas me saco la mochila e inclino hacia delante. Después ocurre el milagro… Durante un buen rato, y en varias tandas, saco de todo y en cantidad. La cena, el desayuno, la comida a media subida… Todo abandona mi cuerpo violentamente, ensuciando una buena porción de nieve. Comida para los gusanos. Cesa la vomitera. Me siento en unas piedras. Me enjuago y limpio la boca. Iintento descansar y relajarme...
Veinte minutos mas tarde continuamos el descenso. Estoy muchísimo mejor. Me siento débil y me duelen el estómago y la garganta. Pero los mareos han desparecido. Por primera vez desde que iniciamos la excursión camino derecho y con total seguridad. En algún tramo hasta corro y salto, con riesgo de darme un morrón al pisar alguna raíz o roca mojada… Soy feliz. Ahora si que estoy seguro. He superado el problema. ¿Por qué será que algo tan importante como es la salud solo se valora cuando no se tiene… 
A las 14.30 h llegamos al coche. Sin prisas nos cambiamos de ropa y calzado y colocamos los trastos en el maletero. Después iniciamos el viaje de vuelta casa.

Nuestro particular “vía crucis” ha durado 7h 15 min. Ha sido una prueba durísima. He aprendido que se ha escuchar y hacer caso de lo que nos dice el cuerpo. Respecto del valle de Quioulés, su refugio, el pico de la Sabine,etc… Tiempo habrá de volver y acabar lo que hoy ha quedado pendiente. Si hecho una mierda me ha parecido un lugar precioso, estando bien debe ser la hostia. No se cuando, pero seguro que volveremos…
 [1] “L´Ariege en Raquettes”, Iti.34, Laurent Lafforgue, 3 Sup Editions, (2005)
EniEn - Diciembre 2009

jueves, 17 de febrero de 2011

EL FILO DE LOS BUITRES

“Deseo de descubrir, de conocer, de estar allí… Esto es lo que sentimos al ver la fotografía de la portada de la edición especial de la revista Vertex, dedicada al Prepirineo del Pallars. La imagen mostraba la última parte de la ascensión al Cap de Carreu. Una estrecha arista delimitada, por un lado, por una imponente y vertical pared calcárea y, por el otro, por una inclinadísima vertiente de hierba y rocas con algunos árboles. Cerca de la cima, las diminutas figuras de unos excursionistas daban idea de las dimensiones del lugar. La imagen despertó nuestro interés. Pero, ¿donde coño está esta montaña? ¿cómo se llega? ¿por donde y cómo se sube?...”

El párrafo anterior es el inicio del relato que escribimos en el año 2002 sobre la Serra de Carreu. Entonces sólo ascendimos al Cap de Carreu. Nos quedamos con las ganas de recorrer la cresta oriental de la sierra y el punto mas elevado. El pasado domingo volvimos a esta montaña. Todo fue bien. Conseguimos saciar un deseo generado hace mas de ocho años. Pero surgió otro aún mas intenso. Recorrer la totalidad de esta larguísimo filo calcáreo habitado por los buitres. Esperemos no tener que esperar tanto… 

SERRA DE CARREU (SECTOR ORIENTAL)

Fecha
Domingo 13 Febrero 2011
Asistentes
Carme, Nuria,Agustí,Jordi,Encarna y Enric
Zona
Prepirineo catalán (Pallars Jussà)
Inicio ruta
Pista cementada que sale de Boixols (junto la fuente), unos metros después de un viejo
depósito de agua que queda a la izquierda ( a unos 600 m del pueblo).
Final ruta
Recorrido
Pista (depósito)-Cal Cerdà-Peña rocosa cónica-Grau del Queralt- Pical Ras-Pas de
Castellnou-Cap de Carreu-Pas de Castellnou- Cal Girvàs -Cal Badía- Pista (depósito)
Noche
No
Material
Senderismo
Dificultad
Técnica
Media-Alta .Pasos de trepada fáciles pero aéreos
Física
Media
Cota (m)
Mínima
1210 (Inicio ruta)
Máxima
1804  (Pical Ras)
Desnivel (m)
Ascenso
 805
Descenso
805
Distancia
13.7 Km
Horario
Total
 6 h 52 min
Efectivo
 5 h 35 min
Climatología
Nublado y frío. Algo de viento.
Cartografía
Serra der Boumort
Valoración
Uno de los mejores recorridos del Prepirineo. Zona muy poco conocida. Larguísimo tramo
de cresta estrecha y aérea. Sin escapatorias.
Comentarios
Mojada o con nieve la cresta se complica bastante.
Volveremos para completar el recorrido de la cresta de la Serra de Carreu

RELATO

La Serra de Carreu se encuentra al SE de Tremp (Pallars Jussà) y es vecina de la Serra del Bou Mort, situada mas al N. Su acceso normal es por el sur, desde el pueblo de Boixols, al que se llega por la carretera L-511 que comunica Isona con Coll de Nargó. La sierra es un cordal de unos 7 Km de longitud que, ligeramente curvado y orientado de este a oeste, forma una barrera continua de paredes calcáreas de entre 50 y 200 metros de altura. El borde superior de la misma es una cresta estrecha llena de puntas escarpadas, que une la collada del  Triumfo (aprox 1450 m, en el extremo O) con el Grau de Queralt (1700 m, que marca el final hacia el este). Mas o menos hacia la mitad está el Pas del Castellnou (1687 m). Dominando este paso (O) se encuentra el Cap de Carreu (1738 m). Al este, la cresta continua aguda pasando por diferentes puntas, entre ellas la del Pical Ras (1804 m), que es el techo de la sierra.

El paisaje de la Serra de Carreu es parecido al de otros montes del Prepirineo. La vertiente sur es árida y desolada. En las partes bajas encontramos encinas y pinos. En las altas arbustos, espinos y erizones, que crecen en abundancia entre las pedreras y paredes de color blancuzco-rojizo. La vertiente norte es muy distinta. Una empinada ladera cubierta de pinos rematada por zonas de hierba, pedreras y algunas bandas rocosas. Contrastes…
Domingo 13 de Febrero.  Faltan unos minutos para las 8.30 h, cuando dejamos los coches en un rellano que hay junto a la pista asfaltada que viene de Boixols. Poco antes hay un viejo depósito de agua y una pista terrosa que va al NE.Las condiciones no son las mejores. Algunas nubes, frió (0ºC) y nieve a partir de unos 1400 m en las vertientes umbrías (N y O), algo con lo que no contábamos.
A las 8.40 h empezamos a caminar (1210 m). Seguimos la pista sin darnos demasiada prisa y charlando animadamente. En 13 minutos llegamos a Cal Cerdà (8.53 h, 1265 m). Continuamos (N-NO) enlazando caminos entre campos de labranza. A unos 1310 m de altura giramos a la izquierda y, campo a través, realizamos una travesía horizontal (SO) seguida de un ascenso progresivo al NO. El terreno es ingrato. La subida bastante dura. Sin mas descanso que algún breve alto para sacarnos algo de abrigo, alcanzamos el pie de una peña rocosa de forma cónica visible desde abajo (acotada en el mapa con 1593 m). Son las 9.37 h y estamos 1547 m.
Rodeamos la peña por la izquierda. Seguimos el rastro de una posible senda. Pero se pierde al entrar en el bosque. Continuamos subiendo al norte, abriéndonos paso entre una vegetación espesa. El tramo jabalí es corto pero intenso y nos lo tomamos con buen humor. Salimos a un rellano sin bosque desde el que vemos, arriba y a la derecha, un collado (NE). Hacia allí nos dirigimos realizando una diagonal ascendente por debajo de la pared de roca calcárea. Las trazas de un antiguo camino (hitos) facilitan el ascenso. Sin ellas el avance sería muy penoso debido a los muchos espinos y matorrales que hay sobre terreno pedregoso. Sin nada especial que contar alcanzamos el collado (Grau del Queralt, 10.03 h, 1705 m).
 
 
Nos encontramos en el extremo oriental del cordal de la Serra de Carreu. El terreno es amplio, llano, despejado. Zonas herbosas salpicadas de matas de boj. Hemos pasado del gris al verde. La senda continua al NO. Hacemos un breve alto para relajar las piernas, algo tocadas por la subida. Al sur, quinientos metros mas abajo, distinguimos las casas de Boixols, el depósito y los rectángulos minúsculos de los dos coches. El sol pugna por abrirse paso entre las nieblas y nubes que ocupan los valles y reducen la visibilidad. El cielo se ha cubierto y, aunque hace menos frío que cuando salimos (2ºC), lo notamos mas. Evocando la predicción de la meteo, queremos creer que el tiempo no irá a peor. Pero la verdad es que no lo vemos demasiado claro…
Abandonamos la senda para ir hacia el oeste, por el cordal de la sierra. Este queda cortado al sur,. Al norte hay una suave pendiente cubierta por un bosque muy tupido. Buscamos a la izquierda (S) el borde de la pared. Ahí la vegetación es menos espesa. Caminamos mejor y mas deprisa. Pronto los arbustos llegan hasta el mismo cortado y nos obligan a adentrarnos en el bosque. No hay camino, ni senda. Nos buscamos la vida como podemos, con un trazado sinuoso que intenta, y no siempre lo consigue, encuentra los mejores pasos. Miramos de no alejarnos demasiado de los cortados. Si es posible nos movemos a pocos metros de los mismos. Es mas cómodo…
A mitad de travesía de este primer sector de la sierra, nos detenemos para desayunar (10.20 h, 1737 m). Tenemos el cortado a una decena de metros. La masa boscosa nos protege del viento, pero no del frío. De repente, un grupo de buitres leonados emerge del abismo a escasos metros de nosotros y vuelan en círculos a nuestro alrededor. Estamos en sus dominios y nos seguirán durante buena parte de la excursión. El tiempo sigue chungo, pero de momento no nos preocupa demasiado…
 
Tras 20 minutos de parada reanudamos la caminata (10.40 h). Un tramo en ligero descenso por terreno mas despejado, nos lleva a un amplio collado (10.56 h, 1760 m). Desde el mismo puede bajarse al sur campo a través (no hay camino, pero tampoco cortados). Es la única escapatoria de la ruta. Atrás queda la primera elevación de la sierra (Cap de Plan de Riba), la única que no es abrupta y que tiene abundante vegetación. A partir de aquí la excursión cambia el carácter. El cordal se transforma en una cresta cada vez mas pelada. La arista se agudiza progresivamente hasta formar un estrecho filo entre los cortados de la cara sur (izquierda) y las inclinadas pendientes de hierba, rocas y pinos de la cara norte (derecha) que además está salpicada de nieve. Este primer tramo de cresta finaliza en la cima del Pical Ras, que parece engañosamente cercana…
La combinación de cielo plomizo, frío y nieve en la cresta, encarece la excursión. Si no llueve (que con esta temperatura será nieve) podremos recorrerla con cuidado pero sin grandes problemas. Si empieza a nevar (lo que según la meteo no debe ocurrir hasta media tarde) la situación se complicará notablemente. Todos pensamos lo mismo, pero nadie dice nada. Seguimos adelante…
El terreno nevado no tarda en hacer acto de presencia. Intentando esquivarlo vamos por el filo de la cresta. Subimos y bajamos un desfile de cotas rocosas que gana altura paulatinamente. Los pasos de trepada se hacen mas continuos, pero son sencillos. A la izquierda (S) hay un buen tajo. A la derecha (N) una ladera herbosa, nevada y cada vez mas vertiginosa, se inclina a pasos agigantados, perdiéndose un montón de metros mas abajo.
 
La parte “cómoda” finaliza cuando alcanzamos una punta muy elevada señalizada por un hito (11.20 h, 1795 m). Después la cresta se estrecha y hace muy aérea. Técnicamente es fácil, pero la roca esta algo podrida y se han de vigilar los apoyos. Durante un buen rato avanzamos con mucho aire a cada lado. Trepamos y destrepamos, hacemos travesías, salvamos pequeñas brechas. La nieve complica el avance por la ladera norte, obligándonos a ir por la arista. Pero no nos importa. Así la ruta es mucho mas bonita, distraída, y también impresionante…El principal inconveniente es el cielo, que sigue amenazante. Los buitres van y vienen, sigilosos, vigilantes…
 
 
Dejamos atrás el tramo mas estrecho y colgado. La arista se ensancha. La ladera norte es menos tiesa e impresionante. Continuamos superando escalones y puntas rocosas, hasta alcanzar la cima del Pical Ras (11.45 h, 1807 m). El frío es intenso. Sopla algo de viento. Parece que de un momento a otro haya de empezar a nevar. Pero no ocurre. Detrás nuestro queda un buen tramo de cresta, prácticamente el mismo que nos queda por delante. De paisaje prácticamente nada…
 
 
Hacemos unas cuantas fotografías y seguimos adelante. Desde la cima se ha de bajar una fuerte pendiente de hierba y roca medio cubierta por la nieve. Los pasos son delicados. Llevamos botas de trekking y resbalan mas de la cuenta. Prudencia. Tranquilidad. Alcanzamos una brecha muy marcada. La arista continua magnífica, espectacular, poco difícil. Posiblemente es el tramo mas bonito. Algún cortado nos obliga a pisar nieve mas de lo que nos gustaría. También hay varios pasos en roca con algo mas de dificultad. Nos olvidamos del cielo, de los buitres, de cuanto falta para llegar… Concentración. Cuidar donde y como se pisa. Estar atento del que va por delante y del que va por detrás. Ayudarle si hace falta. Somos un equipo…
Una horrible valla oxidada, clavada en la misma cresta, anuncia la proximidad del Pas de Castellnou. Mas allá del mismo vemos la elegante punta rocosa del Cap de Carreu. Una travesía- descenso por nieve nos ahorra las últimas puntas de la arista y nos lleva hasta el collado. De nuevo estamos entre los pinos. Nos detenemos junto al paso-puerta de la cerca. Baja el nivel de adrenalina. Caras sonrientes. Relajación. Alguna que otra broma. San Pedro se ha portado bien. Nos sentamos en el suelo de hierba y hacemos una merecida parada (13.05 h, 1687 m).
Durante la comida hablamos de lo que vamos a hacer. La idea inicial era subir al Cap de Carreu y continuar cresteando hasta el Pas de la Ce. Pero el día no está para grandes cosas y tememos haber agotado el crédito de la no-precipitación. Así que optamos sólo por el Cap de Carreu y dejamos el resto de la cresta (que es un buen cacho) para otra ocasión mas favorable.
 
La última cumbre del día es tan rápida como sencilla. A las 13.38 h iniciamos el ascenso. Un corto tramo de bosque, seguido de una ladera de hierba, piedras y algo de nieve nos deja, 10 minutos mas tarde, en la cima del Cap de Carreu (13.48 h, 1738 m). Se repite la situación del Pical Ras. Frío, viento, pocas vistas…La arista continua hacia el oeste. Elegante, larga, recortada… Toda una tentación. Pero no para hoy. Volveremos otro día… 
 
 
Tras 5 minutos escasos de permanencia en la cima nos vamos para abajo (13.53 h). Un descenso rápido y con algún culetazo, nos devuelve al Pas de Castellnou (14.00 h). Salvamos la valla por el paso-puerta. Al otro lado, un camino bastante marcado (hitos) nos lleva, primero con un descenso en diagonal (SO), y después con una bajada mas o menos directa (S, tramo de senda poco claro) hasta la casa de Cal Girvàs (14.30 h, 1443 m). Aquí finaliza la pista que viene de Boixols Las nubes se han abierto, el cielo tiene manchas azules y hasta luce un tímido sol. Siempre pasa lo mismo. Paradojas del tiempo…
 
  
Cinco minutos de parada y continuamos por pista. La caminata es larga (unos 5 Km) pero muy  tranquila. Las vistas de las paredes que caen desde la cresta que hemos realizado y, sobre todo, la buena compañía, hacen que sea hasta agradable. Tardamos una hora en llegar a los coches (15.32 h). Poco después iniciamos el viaje de vuelta. En el cielo, un numeroso grupo de buitres sobrevuela los escarpes de la Serra de Carreu. Hasta pronto amigos…

Nota: Las fotografías sin marca EniEn son de Carme

EniEn- Febrero 2011