Este invierno ha sido prácticamente nulo en salidas de alta montaña. El tiempo, el trabajo y, sobretodo, el estar de reformas bricolageras en casa, han tenido la culpa. Nos queda el consuelo de revisar nuestros relatos de excursiones de otros años pensando que vendrán épocas mejores... Uno de los escritos que hemos releído recientemente trata de una actividad tan curiosa como original que realizamos en Abril del 2007, cuando se nos ocurrió acampar en la cima del Puigmal. La experiencia fue dura, bonita y estimulante. De esas que se recuerdan con una sonrisa...
Como que la ruta de ascensión del Puigmal desde Nuria es archiconocida y esta muy bien descrita en infinidad de guías y entradas de Internet, no ponemos el acostumbrado cuadró técnico de la excursión. La verdad es que no sabríamos que escribir en algunos de los apartados del mismo. Fue una actividad difícil de catalogar, que aconsejamos realizar si se dispone del equipo adecuado y si se tiene un mínimo espíritu romántico y aventurero. Dormir en tienda, con nieve y absolutamente solos, en lo alto de una de las montañas mas elevadas y frecuentadas de nuestra geografía, no fue nada del otro mundo. Pero tuvo mucho encanto. Durante unas horas, nos hizo sentirnos un poco diferentes y algo mas vivos. Estuvo muy bien...
Hotel
Puigmal. Categoría de mil estrellas y una luna. Una sola habitación,muy reducida.
Cuarto de aseo enorme, pero sin sanitarios, ni agua corriente. Vistas
fantásticas…
Acampar
con nieve en la cima del Puigmal es una experiencia gratificante, diferente… Lo
importante es la noche, no lo que se hará mañana. Al igual que una suite exclusiva,
la estancia no es nada barata, y no hablo sólo de dinero. Aparte del equipo
adecuado (que vale lo suyo), se ha de vencer la aprehensión que podamos sentir ante el
hecho de dormir en altura sobre nieve, y tener moral para acarrear una pesada
mochila durante mas de 900 metros de desnivel. Habitual del vivaque en mis años
mozos, la edad me ha vuelto gordo y comodón, alejándome de estas prácticas
montañeras. Hace algún tiempo se me ocurrió rememorar alguna de las veladas que
antaño pasé en una cima, collado, cresta o pared, sin mas techo que un cielo
unas veces nublado, otras tormentoso, otras tapizado de estrellas. De esta
manera surgió el proyecto “Hotel Puigmal”…
Viernes
20 de Abril 2007. La
semana ha sido de las que mejor olvidar. Estamos sin plan para el fin de semana,
con el coche medio averiado y con un compromiso inexcusable para mañana por la
mañana. Queremos salir.¿Pero como y donde? Tenemos una idea. ¿Y si pusiéramos
en práctica lo del “Hotel Puigmal”? Dicho y hecho. Un minuto mas tarde estamos consultando
los horarios de Renfe y su combinación con el tren cremallera que va de Ribes
de Freser a Nuria. Mañana sábado llegaríamos a las 16.40 h, un poco tarde, pero
podría valer…
Sábado
21 de Abril, 12.00 h.
Las enormes mochilas están preparadas. La canguro de Ton (nuestro perro)
avisada… Cargamos los trastos en el coche y partimos hacia la estación de
Sants. El cabrito del Nissan va bastante bien. Así que decidimos arriesgarnos… Con
algún que otro tirón, y sin pasar de 100
Km/h llegamos a Ribes de Freser bajo un intenso chaparrón. Tras comer en un
bar, continuamos hacia Queralbs. En el aparcamiento de la estación del tren
cremallera sopesamos las mochilas. ¡Es horrible! Con tamaña carga nos será
imposible alcanzar la cima del Puigmal antes de que se haga de noche.
Rápidamente reconsideramos la impedimenta. Dejamos en el maletero comida, las
fundas de vivac, un piolet, ropa, las raquetas y otras cosas. Pero los petates nos
siguen pareciendo monstruosos (alrededor de 13 Kg). El tren se acerca. No hay
tiempo para aligerar mas. Resignados partimos a toda prisa hacia la estación en
medio de una fina lluvia. “Total, si el tiempo sigue así acabaremos en la zona
de acampada del Santuario…”, pienso para mi mismo…
A
las 15.51 h llegamos a Nuria (1965 m). No llueve, pero parece que vaya a
hacerlo de un momento a otro. La niebla cubre las partes altas de las montañas.
Se oye algún trueno… Hay poca gente en el santuario. Nadie en la montaña. Tenemos
la sensación de que vamos a meternos en un lío. Pero en ningún momento pensamos
en cambiar de plan. Me sorprende ver a Encarna tan poco preocupada… Dice que
confía en mi “buen juicio”. Yo no…
Hacemos
un breve alto para acabar de ajustar los mochilones, dejar a mano las capelinas
e ir al aseo. A las 16.00 h empezamos a caminar. Hasta la cima del Puigmal hay algo mas de 900 metros de desnivel, la mayoría con nieve. Habremos de superarlos en menos
de 4 horas si queremos plantar la tienda con algo de luz. Con el muerto que
llevamos en la espalda sólo podemos caminar de una manera: despacio. El
problema es que no vamos sobrados de tiempo y que nuestra forma física (sobre
todo la mía) deja bastante que desear. Queremos subir por la archiconocida ruta
de la Coma de l´Embut. Esperamos encontrar una buena traza y no arrepentirnos
de haber dejado las raquetas en el coche.
La
primera parte del recorrido esta seco. Tardamos 20 minutos en alcanzar el poste
señalizado donde se separan los caminos que van al Puigmal, uno por la Coma de l´Embut,
el otro por el Collado de Finestrelles (16.20 h, 2050 m). En los picos de
Torreneules el cielo está negrísimo. El chaparrón es inminente… Hacia el
Puigmal las nubes también son continuas pero algo mas claras. Nos miramos sin
decir nada. No hace falta. De momento no llueve. Eso es lo único que nos
importa. Continuamos subiendo (SO) hacia el inicio de la canal de l´Embut
(16.35 h, 2160 m). Ahí comienza la nieve. El camino sube por la ladera situada
a la derecha de la canal y se ve seco. Pero preferimos ir por el fondo de la
canal. El recorrido es mas bonito, y hay mas huellas…
Los
primeros pasos por nieve son esperanzadores. Nos hundimos menos de lo esperado. La subida es razonablemente cómoda y fácil. Nos hemos acostumbrado a las
mochilas y notamos menos su peso. Pero como dice el refrán, “poco dura la
alegría en la casa del pobre”. Al ir ganando altura la nieve se hace abundante
y pastosa. Frecuentemente nos hundimos hasta la rodilla, a veces mas… Hay muchas
huellas, pero son de bajada y no van bien. Nos turnamos en cabeza. La verdad es
que ir detrás de Encarna no me libra de hundirme, pero me descansa y relaja…
Tras
superar los tres estrechamientos de la canal llegamos al inicio de la Coma de
l´Embut (17.30 h, 2420 m). Delante nuestro se alza la cara NE del Puigmal. Mas
o menos por su centro sube una línea de huellas en un recorrido directo y
pendiente de mas de 400 m de desnivel. Otras trazas siguen el torrente de la
Coma de l´Embut y, tras dejar atrás el rellano elevado donde se encuentra el
pluviómetro, inician el ascenso hacia el cordal septentrional del Puigmal. Nos
detenemos en una isla de rocas y estudiamos la situación. El cielo continua
chungo. La parte alta del Puigmal esta tapada por la niebla. La nieve esta
hecha una mierda. No hay una puñetera traza que nos vaya bien... En estas
condiciones las dos rutas serán problemáticas. Decidimos subir por las mas
directa pensando que, si se desata la tormenta, será mas rápida de bajar. Un
criterio como cualquier otro…
Por
una vez la suerte nos sonríe. Mientras sudamos la gota gorda, y nos dejamos los
ánimos y alguna cosa mas remontando la ladera inacabable y pastosa, el tiempo
mejora. Las nubes se abren. De cuando en cuando incluso luce un sol blanquecino. La
vertiente por donde nos movemos está formada por rampas empinadas separadas por
tramos menos pendientes. Al final de cada escalón acostumbra a haber un palo de
colores que sobresale de la nieve. Cuando llegamos a uno nos proponemos alcanzar el próximo en un tiempo que nunca
cumplimos. Pero esto es lo de menos. Lo importante es encontrar un método para
mantener vivo el interés y la moral.
Poco
a poco nuestro ritmo se apaga,. Las paradas se hacen mas continuas. Los relevos
en la cabeza mas habituales. Jadeos, ahogos, mocos, toses, algún que otro
“joder vaya subidita”… El peso de la mochila, la calidad de la nieve, la
ansiedad por que el reloj corre demasiado deprisa… Todo pasa factura al físico
y al coco. Pero seguimos hacia arriba hipnotizados por la línea del cordal que,
como si jugara al escondite con nosotros, aparece y desaparece entre las nubes.
A
las 19.35 h alcanzamos el cordal cimero (2895 m). La niebla impide ver nada. Un
viento helado y cortante nos obliga abrigarnos sin pérdida de tiempo. Con la tranquilidad
de conocer bien la ruta (la hemos hecho muchas veces) continuamos hacia el
oeste (derecha sin visibilidad. Un corto tramo horizontal y en ligero descenso, nos lleva al
pie de un pequeño escalón rocoso que superamos en diagonal. Unos metros mas y
casi nos esmorramos con una de las cruces de la cima de un solitario Puigmal
(19.45 h, 2911 m). La subida ha durado 3h 45min, algo menos de lo que habíamos
previsto. Estamos contentos y mas que satisfechos por haber sido capaces de
llegar. También muy aliviados de que se haya acabado el esfuerzo. De las muchas
veces que hemos ascendido esta montaña, esta es la mas curiosa, original y,
posiblemente, solitaria. Una gozada…
No
hay tiempo que perder. El reloj vuela. Pronto empezará a anochecer. Nos hacemos
una fotografía y buscamos un lugar para acampar. La cumbre esta libre de nieve
y tiene dos paravientos que nos irían bien. Pero descartamos esta opción por
estar demasiado a la vista. Preferimos algo mas apartado, aunque esté nevado y
sea algo mas incómodo. Retrocedemos sobre nuestros pasos unos metros, hasta el
pie del pequeño escalón. Entonces seguimos al norte, como si fuéramos al collado
d´Err. Antes de que la ladera empiece a bajar encontramos una zona mitad
pedregosa, mitad nevada, estrecha, razonablemente horizontal y medio protegida
por una cornisa de nieve. Teniendo en cuenta la hora, las condiciones y que hay
poco para elegir, nos damos por satisfechos. Además el lugar está bastante
disimulado. Difícilmente nos verán los madrugadores que mañana suban por la vía
normal. Son las 20.05 h. Nos encontramos una quincena de metros por debajo de
la cumbre y a unos 50 metros de distancia en dirección N-NE.
Dejamos
las mochilas e iniciamos los preparativos. Primero agrandar la plataforma
nevada con la pala, aplanar el suelo en lo posible y eliminar las piedras mas
molestas, algo que solo conseguimos parcialmente. Después montamos la pequeña
tienda. Al carecer de una estructura auto-portante su estabilidad depende de los
tensores, que hay que fijar bien. El piso hace inservibles las piquetas, que utilizamos a modo de anclas de bloqueo entre las piedras, que por suerte
hay de sobras.
En mas tiempo de lo habitual, pero con menos problemas de
los que esperábamos, conseguimos un montaje digno que a mi me parece bastante
seguro. A Encarna no tanto… Para tranquilizarla le recuerdo que la meteo
anunciaba una noche serena y con viento suave. Sin sobresaltos que pongan a
prueba nuestro garito… Debería haberme callado. Como si alguien hubiera oído, rompe
a nevar con intensidad. En pocos instantes el suelo se vuelve blanco y la
superficie de la tienda se cumbre de puntos blancos. La cara de Encarna es un
poema… Diez minutos mas tarde la precipitación cesa tan bruscamente como
empezó. El episodio nos deja pensativos y algo preocupados por lo que ha de
venir. Pero como que nada podemos hacer, nos encogemos de hombros confiando en
la fiabilidad de nuestro pequeño refugio de nylon.
El
tiempo pasa volando. El día se apaga. Encarna, que tiene las manos y los pies
helados, se mete en la tienda para organizarla por dentro mientras intenta
entrar en calor. El habitáculo, que ya es escaso con un montaje correcto, ha
quedado muy reducido al no haberlo fijado el suelo. Entrar en el mismo es como
retroceder en el tiempo y volver al útero materno…
Mientras
que Encarna “amuebla la casa” yo aprovecho las últimas luces del día para mejorar
la sujeción de la tienda, fundir nieve y hacer algunas fotografías. Poco a poco
la niebla se diluye. Aparece un cielo oscuro con un resquicio de luna y alguna
tímida estrella. El paisaje es soberbio e irreal. Las montañas nevadas, iluminadas por una claridad lechosa y azulada, contrastan
con la negror de los valles donde aparecen multitud de luces. Se mantiene un
viento suave y helado. El frío es intenso. También reconfortante. Hacia tanto
tiempo que no tenía estas sensaciones…
Abrigado
con mi plumífero, con las extremidades calientes y el espíritu sobre excitado,
camino unos metros hacia el norte, hasta el lugar donde la ladera se desploma
hacia la Coma de l´Embut. La vista del valle y de los montes de Nuria es
soberbia, familiar pero diferente. Intento hacer un fotografía. Pero la luz es muy escasa y la imagen queda
movida. Y pensar que por ahorrar 200 g dejé el pequeño trípode en el coche… Oigo
a Encarna renegar y quejarse por el intenso dolor de sus manos que vuelven a
entrar en calor. La consuelo diciéndole que es buena señal. Me contesta de con
un gruñido. “Pobrecilla”, me digo a mi mismo, seguro que nunca imaginó que
algún día se vería en una situación así...
Tras
una larga espera conseguimos que el minúsculo fogón transforme la nieve en agua
casi hirviente y podamos hacernos una sopa. ¡Que bien entra la condenada!
Encarna ha “recuperado” las manos y está mas animada. Incluso sale de la tienda
para cenar conmigo. Se ha cerrado la noche y la oscuridad es casi completa.
Llego la hora de irse a dormir. Recogemos y ordenamos las cosas en el minúsculo
ábside de la tienda antes de entrar en la misma. Primero ella. Después yo.
Retorciéndonos como gusanos en un agujero escaso, nos metemos en los sacos de
plumas y entramos en calor. Si no fuera por el piso pétreo e irregular que nos
tortura la espalda, culo y cintura, se estaría de cine. La sensación de soledad
y el silencio son absolutos. Sólo el rumor de las paredes de la tienda agitadas por alguna ráfaga de viento, rompe la paz del momento. No tengo sueño y hay
buena cobertura. Así que llamo a mi hermano y a un amigo del trabajo. Alucinan
cuando les digo donde estamos. También nos dicen que nos faltan algunos
tornillos…Después ojeo un librito de poesía que nos han regalado en la estación
de Querlabs. Enseguida me quedo dormido…
La
noche transcurre sin mas incidencias que algunas ráfagas de viento y una
escapada nocturna para “cambiar el agua de las olivas”. Cuando me despierto el
sol ilumina la parte superior de la tienda, cuya superficie exterior está
totalmente escarchada. El resto del agua que fundimos ayer y quedó en el pote
de aluminio, está hecha un cubito. Y eso que estaba en el avance de la tienda…
La noche ha tenido que ser muy fría, pero no nos hemos enterado. El único
problema han sido la incomodidad del suelo…
Nos
hacemos los remolones dentro del saco. Paramos la oreja pero no oímos a nadie.
Aún es pronto para que la cima reciba visitas. Esperamos a que el sol ilumine
bien la tienda para levantarnos y salir al exterior. Son las 9.00 h. El día es
perfecto. Decidimos desayunar en la cumbre. Cogemos dos zumos, un paquete de
bizcochos y subimos en diagonal hacia el sur por la ladera de losas que tenemos
delante. En un par de minutos estamos en la cima, ¡pero no solos! Dos
esquiadores franceses con pinta afierada nos miran con asombro. “¿De donde
salen estos dos sin mochila, con las botas medio abrochadas y la comida en la
mano?” parecen preguntarse. Les explicamos que hemos dormido ahí al lado. Nos
felicitan por la iniciativa y se interesan por como se nos ocurrió la idea y
como hemos pasado la noche. Después nos dicen que han subido desde la estación
de esquí de Puigmal 2000 (Cerdanya francesa) en 1h 10 min !!! Sin comentarios…
Tras hacernos una fotografía, desayunamos y volvemos a la tienda. La desmontamos, recogemos los trastos y preparamos las mochilas. Antes de ponernos en marcha nos tumbamos un buen rato al sol, contemplando las montañas de Nuria desde nuestro privilegiado balcón. Posiblemente, otros en nuestra situación haría rato que estarían recorriendo las crestas nevadas del Pic del Segre, Finestrelles, etc. Pero no sentimos ni deseo ni necesidad de ello. Hemos venido a subir y dormir en el Puigmal, no a hacer la Olla de Nuria, ni nada parecido. Nos sentimos felices y satisfechos. Por hoy ya está bien. Nos cargamos el muerto a la espalda y, chino chano, bajamos tranquilamente a Nuria cruzándonos con montañeros y esquiadores que se dirigen a la cima. Para redondear el día sólo falta una buena comida. Y esto es fácil de arreglar...
La ruta en imágenes
Tras hacernos una fotografía, desayunamos y volvemos a la tienda. La desmontamos, recogemos los trastos y preparamos las mochilas. Antes de ponernos en marcha nos tumbamos un buen rato al sol, contemplando las montañas de Nuria desde nuestro privilegiado balcón. Posiblemente, otros en nuestra situación haría rato que estarían recorriendo las crestas nevadas del Pic del Segre, Finestrelles, etc. Pero no sentimos ni deseo ni necesidad de ello. Hemos venido a subir y dormir en el Puigmal, no a hacer la Olla de Nuria, ni nada parecido. Nos sentimos felices y satisfechos. Por hoy ya está bien. Nos cargamos el muerto a la espalda y, chino chano, bajamos tranquilamente a Nuria cruzándonos con montañeros y esquiadores que se dirigen a la cima. Para redondear el día sólo falta una buena comida. Y esto es fácil de arreglar...
La ruta en imágenes
(Recomendamos ver como como presentación -mas calidad- . Para ello pulsar en la foto y después el botón "pantalla completa")
EniEn - Abril 2007
Enveja sana (o no tan sana). Quin relat tan bonic! Gràcies
ResponderEliminarDid you κnow that many people who hаvе
ResponderEliminaralready beеn charged using a DUI are in a рosition to beat the chаrgeѕ?
You mаy be in a pоsition tο leѕsen оr dіѕmіsѕ your
chargе, if the аuthoritieѕ failed to follow сertain procеѕѕеs.
Ιt reallу is signifiсant to speak with а DUI defense attoгney
to cоmprehend уοur options. To bе аble to have your situation еvaluated by an attorney tоday total а free DUI evaluation.
http://kekoglobal.tk/index.php?do=/blog/129/the-ρenalties-for-ԁui-cases-can-be-expensіve-аnԁ-sevеre-severаl-аreas-may-s/ & criminal lawyer in troy michigan
Que arte tienes para redactar!
ResponderEliminarEl dia 25/05/2017 dormiré en este hotel con 2 amigos mas, es luna nueva y si no hay nubes esperamos ver la vía láctea.
como siempre digo:
La montaña es mi poesía.