Después de la excursión del sábado al Tarbesou, el domingo tendría que haber sido tranquilo. Pero no fue así. Una vez mas nos lo montamos para acabar hechos polvo. Eso sí, haciendo unas actividades tan variadas como originales...
TURO DE MONTAU y FIRA DE LA CANDELERA
Domingo 6 de Febrero. Nos levantamos tarde. Desayunamos tarde. Y nos decidimos tarde a hacer alguna cosa... Por la tarde tenemos que ir a Molins de Rei, a echar una mano a los compinches del CEM en la paradita de bocatas que han montado en la Fira de la Candelera. Como no tenemos mucho tiempo, volveremos a intentar encontrar una ruta directa de ascenso al Turó del Montau (Cent Cim y la máxima altura de la zona de Begues) por su cara S-E. Nos ponemos ropa vieja y las botas de faena. Metemos agua y un par de cosas en la mochila. Cogemos los bastones, el GPS y la cámara de fotos. Y probamos suerte…
Para no perder tiempo vamos con el coche hasta el Begues Park. Aparcamos al inicio de la Avinguda de Sadurní. Poco después empezamos a caminar (11.48 h, 350 m). Tal como anunciaba la meteo, el día es espléndido. Seguimos la Avinguda hasta su final en el extremo norte de la urbanización. Continuamos en subida por las calles Tajo y Turia. Cuando esta última gira a la izquierda, tomamos a la derecha una bocacalle. Enseguida se convierte en un camino ancho que deja las casas atrás y se adentra (N-O) en una canal boscosa de la cara S-E del macizo del Montau.
Tras un inicio prometedor, el camino se estrecha y gana inclinación. Aparecen los primeros obstáculos en forma de árboles caídos y pequeños arbustos que se esquivan sin problemas. Poco después la senda gira levemente a la derecha y entra en un angosto barranco tomado por la vegetación. El avance se complica. Las zarzas y su amigos, los arbustos pinchosos, aparecen en escena. El camino se pierde y con el nuestras esperanzas de encontrar una ruta mínimamente aceptable. Pero no por ello renunciamos al Montau. Abandonamos el barranco por una zona rocosa que hay a su derecha (orográfica). Después subimos, siempre al norte, en busca del cordal del macizo. Una vez mas, nos meternos en líos…
No hace falta decir que no hay sendas, ni huellas de paso, ni nada que se le parezca. Remontamos la ladera por donde podemos y nos deja la vegetación, con la que mantenemos un duro combate cuerpo a cuerpo. El ascenso, absolutamente “jabalí”, nos mantiene ocupados durante un buen rato. Finalmente, pinchados, arañados, con el cuerpo lleno de hojas duras, pequeñas ramas y otros restos de flora montañera, que nos provocan picor y malestar, alcanzamos la pista que recorre el cordal (12.52 h, 604 m). Tras un breve alto para liberarnos en lo posible de los cuerpos extraños y beber un poco de agua, continuamos por la pista hacia el oeste. Enseguida llegamos al Pla de Montau y a la caseta de vigilancia forestal donde, como siempre, paramos y nos hacemos unas cuantas fotografías. Continuamos. Bajar, subir y llegamos a lo alto del Turó de Montau (13.20 h, 658 m).
Lo mejor de esta cima son las vistas del macizo del Garraf (S) y de Montserrat (N). Lo peor, la cima en sí... Una torre de alta tensión, una vieja cuba oxidada, un edificio que alberga una estación de no se que, la propia pista… Este es el mobiliario que acompaña al poste geodésico y la cruz de metal situadas en el punto mas alto. Para acabarlo de arreglar, al sur y muy cercano, se abre el enorme corte de la cantera, que no se ve pero si se intuye. Con todo, es una cumbre emblemática y muy visitada, y mas desde que la FEEC la declaró Cent Cim…
Estamos solos. El sol cálido, brillante. La temperatura agradable, sin viento. El rumor lejano de la civilización. Se está bien…Permanecemos unos minutos disfrutando de la tranquilidad de este lugar. Una vez mas (y ya son unas cuantas) hemos fracasado en el intento de encontrar una ruta de ascenso razonable que, partiendo de Begues, sea alternativa al aburrido recorrido que transcurre íntegramente por pista. Estamos seguros de que ha de haber un modo de remontar, sin pincharse en exceso, esa ladera cubierta de vegetación densa y salvaje. Pero no sabemos por donde. No nos desanimamos. Seguiremos intentándolo…
A las 13.35 h abandonamos la cima. La idea es volver por la ruta normal. Hoy ya hemos tenido una buena ración de pinchos. Pero el hombre dispone y no se quien dispone… Llegados al Pla de Montau, tras dejar atrás la caseta de vigilancia, pasamos al lado de una antigua pista que baja al sur. La conocemos de otras veces. Sabemos que finaliza un poco mas abajo, en una torre de alta tensión. Como es pronto decidimos acercarnos e investigar. Poco antes de la torre, a la izquierda, vemos un hito que antes no estaba. Detrás del mismo, oculto tras las matas, sale un camino que no habíamos visto. Esta bien marcado, demasiado. Casi sin bajar se interna (N) en la ladera boscosa. Lo seguimos con una mezcla de intriga y escepticismo. Finaliza en un par de minutos, en la entrada de la mina de Montau (lo dice una pintada en la pared) en cuyo interior (según explica otra pintada) se encuentra l’Avenc del Fum. Entramos en el túnel. Es largo y se interna en la montaña. No llevamos linterna. Cuando ya no se ve nada nos damos la vuelta. De nuevo en el exterior buscamos la continuidad del camino. Nada de nada. Otro intento fallido.
Volvemos a la antigua pista. No se porque bajamos hasta la torre y exploramos sus alrededores. Tras investigar sin éxito dos huellas de paso, vemos una tercera que baja hacia el sur. Parece algo mas pisada. La seguimos, convencidos que acabará como las otras. No sólo no se pierde, sino que en una roca encontramos un rastro que podría ser una marca de pintura verde. Continuamos bajando. Otra marca mas clara. Y otra mas. No hay duda. Por aquí va un viejo camino. ¿Será el que buscamos? A ritmo lento iniciamos un descenso detectivesco. Empezamos a poner hitos. La senda sigue al sur, por un espolón rocoso bastante marcado, y pasa por la Penya del Migdia. Las marcas, viejas, casi imperceptibles, se suceden. A veces en las piedras. Otras en los árboles. Varias veces perdemos el rastro. Paciencia… Reculamos hasta la última marca y seguimos buscando hasta volver a dar con el camino. Conforme bajamos la vegetación se hace mas espesa. Volvemos a pelearnos con los pinchos. Hoy acabaremos hechos un mapa…
Ya muy abajo, cerca de la urbanización, el rastro se pierde definitivamente. Pero la ruta esta clara. Seguimos poniendo hitos hasta pocos metros de las primeras casas. Entonces giramos a la derecha y vamos en busca de un torrente, por el que salimos la calle Turia (15.11 h, 416 m). Al final lo hemos conseguido. La ruta directa al Montau es un hecho.
Con la esperanza de dar con el inicio de la antigua senda, hacemos algunas indagaciones en busca de marcas verdes. No encontramos nada. Es tarde y nos sentimos muy cansados. Chino, chano, bajamos por las calles de la urbanización. Notamos los arañazos y los pinchos que se nos han clavado en las manos. Pero estamos contentos. A las 13.45 llegamos al coche. Pocos minutos mas tarde estamos en caso dándonos una ducha y preparándonos una comida rápida. Hemos de recuperar fuerzas. Aun queda mucho día por delante, y sospechamos que no será precisamente descansado…
No conocíamos la Fira de la Candelera y nos sorprende su extensión. Hay gente y tráfico por todas partes. Durante una hora circulamos por las calles atestadas de Molins de Rei buscando donde aparcar. Finalmente, cuando empezamos a estar hasta el gorro, se produce el milagro y logramos dejar el coche. Después viene la segunda parte de la historia. Encontrar la parada del CEM en medio del bullicio de la feria. Vagamos sin éxito de aquí para allá. Parece que se repite la historia de la subida al Montau, sólo que aquí hay gente en vez de pinchos. Finalmente encontramos a Jordi y le pedimos ayuda. El hizo esta mañana su turno de butifarrero y amablemente nos guía hasta la parada del CEM. Ya en la misma (18.00 h) Carme, que actúa de encargada, nos entrega un delantal y distribuye las tareas. Yo me dedicaré a cortar y triturar tomate. Encarna se las verá con la plancha. Somos siete y de momento hay poco que hacer. Pero pronto cambiarán las cosas…
Seis horas mas tarde, tras haber agotado todas las existencias de butifarra, lomo y cansalada, y limpiado y recogido los tratos, que hemos cargado en la furgoneta de Carles, nos despedimos y vamos en busca del coche. Estamos reventados. No se cuantos bocatas habremos preparado. Un montón. Nos han dicho que ha sido un turno tranquilo, pero la verdad es que no hemos parado. ¡Como come la gente de Molins!
Pasan unos minutos de las doce y media cuando llegamos a casa. Encarna tiene hambre (con toda la movida sólo se ha comido medio bocata) y se zampa una taza de leche con madalenas. Yo me fundo una cerveza. Después nos vamos a la piltra. El cansancio hace que nos cueste dormir. ¡Menudo día de pinchos (no morunos) y butifarras! Pero ha estado bien… Y de aquí a pocas horas de nuevo en pie para ir a trabajar. Que ganas tengo de jubilarme…
EniEn-Febrero 2011
Hola!
ResponderEliminarYo crecí subiendo montones de veces al Montau desde Begues Park, y unas cuantas haciéndolo por la vía directa. Los 3 "caminos" que habéis hecho los he hecho miles de veces, con sus pinchos, arbustos y ramas. Me ha hecho muchísima ilusión encontrar esta iniciativa vuestra y sería fantástico reabrir algunos de estos viejos caminos.
Si queréis contactar conmigo, no lo dudéis.
Saludos.