Rutas e historias de montaña mas o menos normales, y alguna cosa mas…

jueves, 29 de septiembre de 2011

ASTA Y ZOUD

En Julio del 2010 ascendimos los picos de Astazus desde Pineta. Fué una excursión dura pero muy bonita que me trajo muchos recuerdos. La ruta es sencilla y por buen camino. Sólo un corto tramo de la cresta del Petit Astazu presenta algun problemilla. Las vistas imponentes. Y se hacen dos tresmiles...


GRAN Y PETIT ASTAZU DESDE PINETA


Fecha
VERANO, Sábado 24 de Julio 2010
Asistentes
Encarna, Enric
Zona
Valle de Pineta. Pirineos Centrales. Huesca
Inicio ruta
Aparcamiento de la Zona de Acampada del Valle de Pineta
Final ruta
Recorrido
Aparcamiento-Balcón de Pineta-Lago de Marboré-Collado Swan-Gran Astazu-Collado Swan- Pequeño Astazu- Collado al N del de Astazu-Lago de Marboré-Balcón de Pineta-Aparcamiento
Noche
No
Horario
Total
11 h 50 min
Efectivo
9 h 10 min
Cota (m)
Mínima
1290 (Aparcamiento)
Máxima
3071 (Gran Astazu)
Climatología
Buen tiempo
Nieve-hielo
Neveros residuales (algunos esquivables) en la subida al collado Swan y bajada del collado Astazu
Desnivel (m) (1)(2)
Ascenso
1845
Descenso
1845
Distancia (Km)(1)
13.7
Dific.Física
Alta (el desnivel es fuerte, pero el buen camino del Balcón de Pineta ayuda mucho)
Dific.Orientación
Baja (hasta el lago de Marboré camino, después la ruta es bastante evidente)
Dific.Psicológica
Media en la cresta del Petit Astazu (tramos aéreos). Resto baja
Dific.Técnica
Media en la cresta del Petit Astazu (PD, corto paso de II+). Resto baja
Material
Alta montaña estival. Los crampones y una cuerda de 20 m pueden ser útiles.
Cartografía
Ordesa-Monte Perdido. 1 :25000. Ed.Alpina
Bibliografía
100 Cumbres del Pirineo Aragones. Itin 52. David Atela.Ed.SUA. 1997
Valoración
Preciosa ascensión a dos tresmiles, algo dura, espectacular pero sin grandes dificultades.
Comentarios
La cresta del Petit Astazu es mas fácil de lo que aparenta.
Track (en formato gpx):

(1) A partir del track con CompeGPS Land.  (2) Considerando variaciones mínimas de altura de 2 m



Ha llovido mucho desde mi primera (y hasta ahora única) visita a los picos de Astazus. A principios de Julio de 1977, Santiago, un servidor (los dos 18 años) y dos medio novietas que nos acompañaban sin intención de hacer montaña, llegamos a Gavarnie en un destartalado Citröen 2CV, con unas mochilas inmensas y la cabeza llena de ilusiones. El mismo día subimos hasta la cabaña de Pailla (1780 m, al pie de la cara N de los Astazus) y plantamos nuestra vieja tienda de lona en los alrededores. Por la noche cayó una fuerte tormenta y entró agua en nuestro refugio, mojándose los sacos y parte del equipo.  El día después salió radiante. Dedicamos la mañana a secar cosas, cambiar la ubicación de la tienda y hacer algunos apaños en la misma para mejorar su impermeabilidad. De no haber llovido habríamos ido al corredor Swan, una canal de nieve y hielo de 500 m de altura y dificultad moderada, que separa las vertientes norte de los dos picos de Astazus. Finalizamos las tareas pasadas las 13.00 h. Era tarde para meterse en una vía de nieve, pero no para hacer una de roca. Así que pusimos en las mochilas las cuerdas y el resto del material de escalada, la cantimplora, algo de comida, ropa de abrigo y partimos hacia el espolón  N-O del Petit Astazu .

La escalada fue bien. Sólo nos perdimos un par de veces. Superamos los numerosos escalones rocosos que forman este precioso espolón a buen ritmo y sin problemas. Eran cerca de las 20.00 h cuando finalizamos los mas de 1200 metros de ascensión (500 de los cuales son de escalada hoy acotada como AD+) y alcanzamos los 3015 m de la cima de Petit Astazu. Ahora tocaba bajar por la vía normal de Gavarnie, un itinerario complicado que desconocíamos por completo. La avanzado de la hora nos hizo ir sin remilgos. Guiados por los hitos y aplicando un instinto montañero que entonces aun estaba bastante verde, nos deslizamos por empinadas laderas de nieve, destrepamos a lo sarrio pasos rocosos y corrimos por donde se podía correr. El famoso y temido pasaje de les Rochers Blancs lo pasamos en penumbra y a toda leche. Llegamos a la tienda cuando se cerraba la noche. Las chicas estaban preocupadas y nos metieron una buena bronca, que nos entró por una oreja y salió por la otra… Después de cenar nos tumbamos en la hierba a mirar las estrellas. La silueta de los Astazus cerraba vista hacia el sur y me sugirió una historia que explique a medida que la improvisaba. Su guión era de lo mas vulgar...

Hablaba de dos hermanos gemelos Asta y Zoud que hace muchos, muchos años, guardaban los rebaños de su padre en las praderas del valle de Gavarnie. A los jóvenes no les seducía la idea de pasar el resto de sus vidas vigilando ovejas. Querían ir a la ciudad y abrirse camino. Pero para eso necesitaban dinero. Su padre, que era viudo desde el parto de sus hijos, no quería prestárselo y les prohibió que abandonaran el valle. Así que pasó lo que tenía que pasar… En una de las muchas discusiones familiares sobre el tema, los chicos se encolerizaron mas de la cuenta, y mataron a su progenitor machacándole el coco con una piedra. Después se cargaron el cuerpo a la espalda y, en medio de la noche, subieron hasta lo alto de un acantilado desde donde lo tiraron con la idea de decir que se había despeñado. Pero la cosa les salió mal. Los druidas de Gavarnie, que por eso de ser druidas se enteran de todo lo que ocurría en la valle, estaban al corriente del tema y decidieron castigar a los hermanos. Buscaron el libro de pócimas mágicas y rápidamente prepararon una. Pero incluso con los magos, las prisas nunca son buenas consejeras. Un rebaño de vacas que estaba en los prados, que por entonces habían mas arriba de la cascada de Gavarnie, quedo convertido en una gran y compleja estructura rocosa, que con el tiempo se llamó la Cresta de los Druidas. El error enfureció aun mas a los magos, que repitieron el  conjuro. Esta vez salió bien… Asta y Zoud miraban al lugar donde yacía el cuerpo desmembrado de su padre y prácticamente no se enteraron. En unos instantes quedaron convertidos en piedra en lo alto del acantilado, cuyo perfil paso de horizontal a tener dos un puntas que con los años se llamaron los picos de Astazu...

No se porque la historia no sentó bien a las chicas, que se asustaron y fueron a dormir.  Santiago y yo permanecimos un rato mas mirando la silueta de la montaña. Hoy habíamos visitado a Zoud (que decidimos era la cima occidental). Mañana esperábamos conocer a Asta…

El otro día salió radiante. Madrugamos, preparamos las mochilas y partimos antes de que el sol iluminara la cima de los Astazus. Las chicas nos despidieron con reparos ya que iban a quedarse solas durante dos días, y la noche les daba algo de miedo… “Tranquilas que son de piedra..” les dijimos mientras que nos alejábamos riendo por el bosque. Si todo iba según lo previsto, haríamos el corredor Swan y la cara norte del Monte Perdido, dos de las estupendas ascensiones en nieve.

A diferencia de la cresta N-O de Petit Astazu, el corredor Swan nos dio bastante guerra. La nieve del embudo inferior estaba muy helada, la rimaya del estrechamiento exageradamente abierta y la banda rocosa de la izquierda (que tuvimos que escalar) cubierta de una fina capa de hielo. Finalmente dejamos atrás esta zona y encaramos el ascenso de la canal uniforme (45-50º) que viene a continuación. Hacía rato que el sol daba en la misma y la nieve estaba resbaladiza. Poco a poco fuimos subiendo turnándonos en la pesada tarea de hacer escalones sólidos con la ayuda de nuestros piolets de mango de madera. Fue un esfuerzo eterno… Alcanzamos el Coll Swan poco antes del mediodía. La subida posterior a la cima del Gran Astazu (oriental) la hicimos como quien dice “con las manos en los bolsillos”. Por fin conocimos a Asta…

La gran cantidad y el estado de la nieve nos hizo desestimar bajar por la ruta normal  hacia el lago de Marboré. Preferimos seguir la larga y entretenida cresta que sale al este desde el Gran Astazu. Pasando por el pico de Tucarroya, la arista nos llevó hasta la brecha y el refugio del mismo nombre donde pasamos la noche. El otro día salió lluvioso. Adiós a la Norte del Perdido, que por separado haríamos años después…Desde la brecha descendimos la empinada canal norte de ucarroya, cruzamos la parte alta del Circo de Estaube y, tras pasar por la Horqueta de Allanz, bajamos a Pailla. Poco antes del mediodía nos reunimos con las chicas que nos dieron un frío recibimiento. Por la tarde paró de llover. Recogimos los trastos y volvimos a Gavarnie vigilados por los dos hermanos de piedra, que tímidamente asomaban la cabeza por encima de las nubes…

Treinta y tres años mas tarde se me ocurrido volver a visitar a mis viejos amigos Asta y Zoud. Mi cuerpo y mi mento no son los de entonces. Pero sigue viva la ilusión por ir al monte, cosa  que en compañía de Encarna hago casi cada fin de semana. Además mi mujer no ha hecho los Astazus, lo que supone un aliciente adicional. Planteamos la ascensión como una incursión “rápida” que haremos en el día desde Pineta. El desnivel es importante, pero como que en buena parte del recorrido hay buen camino, y la ascensión no tiene dificultades técnicas, creemos que podremos hacerla sin grandes problemas. A ver que pasa…

Viernes 23 de Julio. Después de una jornada laboral para olvidar, llego a casa a las 17.45 h. Encarna tiene todo preparado. Veinte minutos mas tarde ya estamos en la carretera. Tras parar en Bielsa a cenar, a las 23.30 h llegamos a Pineta. Dejo el coche en el aparcamiento de la zona de acampada (1290 m). Transformamos el interior del vehículo en dormitorio y acabamos de preparar las mochilas. Poco después de las 24.00 h nos vamos a dormir.

Sábado 24 de Julio. Cuando a las 4.00 h suena la maldita alarma del móvil, no se donde estoy. Necesito unos segundos para tomar conciencia de la situación, darme cuenta de que sólo hemos descansado cuatro horas y que tengo la garganta hinchada. Conclusión, dormir media hora  mas… A las 4.30 h nos ponemos en pie. Recogemos las cosas, arreglamos el interior del coche, tomamos un vaso de leche caliente con galletas… A las 5.10 h empezamos a caminar. La noche es negra como la boca del lobo y nos guiamos por la luz de los frontales.

El cielo totalmente estrellado y el ambiente frío (el termómetro del coche daba 4ºC) presagian un buen día. Sopla una brisa suave que aquí resulta hasta agradable, pero que arriba me temo no lo será tanto. Desde el aparcamiento, seguimos la pista que remonta suavemente por la orilla derecha (orográfica) del valle. Caminamos por el interior de un bosque espeso. La oscuridad rota por el haz de las linternas, los sonidos de los animales y el ruido del torrente, dan una sensación de inquietud. Al cabo de 25 minutos (5.35 h, 1410 m) cruzamos un puente sobre el río Zinca, que con gran estruendo se precipita sobre una estrecha garganta. Continuamos llaneando hasta encontrar a la izquierda varios carteles que indican el inicio de los caminos que van al Balcón de Pineta (lago de Marboré) y a la Faja de la Formosa-Collado de Añisclo (5.40 h, 1410 m). Hasta aquí hemos ido a buen ritmo. Ahora toca poner la reductora. Un breve alto para sacarnos ropa  y hacer unas fotografías. Seguidamente entramos en materia (5.45 h).

Los primeros doscientos metros de desnivel transcurren por bosque. La senda se estrecha al cruzar algunas zonas de matorrales y hay varias zonas embarradas. Aparte de esto ningún problema. En menos de media hora dejamos atrás los árboles y alcanzamos la bifurcación donde se separan los caminos de la Faja de la Tormosa-Collado de Añisclo y del Balcón de Pineta (6.14 h, 1625 m). Ya es de día pero no hay demasiada luz. Nos encontramos en una zona de pedreras, al pie de un enorme muro semicircular lleno de paredes desplomadas y empinadísimas fajas de hierba, que forman escalones entre los que se descuelgan espectaculares cascadas. Con un trazado poco marcado, el camino cruza la pedrera de derecha a izquierda y atraviesa un nevero, que, al estar durísimo, preferimos esquivar. Después se inicia un interminable desfile de zig-zags y alguna que otra travesía que, con astucia e inteligencia, permite remontar la pared con comodidad y menos cansancio del esperado. Durante mas de una hora y media subimos a ritmo tranquilo pero constante. Sólo cuando el sol hace acto de presencia hacemos alguna parada fotográfica. Un centenar de metros por delante de nosotros, dos jóvenes empiezan a pagar el haber empezado demasiado fuerte. Y es que aquí es mas importante la maña que la fuerza, y sobre todo, tener paciencia…

A las 7.55 h cruzamos el torrente que baja por la canal por donde se sale al balcón (2250 m). Los dos jóvenes se han parado y les alcanzamos. Nos dicen que van al Monte Perdido. Pero la hora (demasiado tarde) y el cansancio no están a favor de que lo consigan. Tras beber un poco de agua nos despedimos y seguimos subiendo. Desde abajo la canal de salida parece corta, pero no lo es. Sus 250 metros de desnivel plagados de revueltas se hacen largos. Pero si uno es paciente se sube bien. La parada parece que ha revitalizado a los jóvenes que nos alcanzan pero no nos pasan. Cuando nos detenemos para que nos adelanten lo hacen por compromiso y de mala gana. Nos dicen que iban muy bien a nuestro paso… Los últimos metros son espectaculares. La senda atraviesa una pared rocosa por una repisa de un metro de ancho. Después el terreno se allana. Aparecen la norte del Perdido, el Cilindro de Marboré… Salimos al Balcón de Pineta. Sopla un brisa fría que de momento no resulta molesta. Continuamos un poco mas, hasta un gran hito con un palo del que cuelga un tira de banderolas tibetanas. Y nos detenemos… (8.32 h, 2510 m).

El lugar es fantástico, las vistas soberbias, el día fenomenal, estamos solos… ¿Qué mas se puede pedir? Echando cuentas hemos tardado 3h 22min desde el aparcamiento, paradas incluidas. Un horario ligeramente inferior al que indican las guías. Tras cinco minutos largos de parada y unas cuantas fotografías, reemprendemos la marcha (8.38 h). La senda, siempre bien marcada, nos lleva hacia el oeste entre pedreras y neveros residuales. Después de un tramo inicial llano, incluso en ligera bajada, volvemos a subir suavemente. En algo mas de veinte minutos cruzamos la canal por donde desagua el lago de Marboré, cuya exclusa se encuentra unos metros mas arriba (9.00 h, 2575 m). Aquí dejamos el camino para continuar campo a través, siempre hacia el oeste donde vemos, al final del valle, los dos Astazus. Algún que otro hito y huella de paso nos ayudan a seguir un itinerario tan sencillo como evidente. El terreno, siempre cómodo y sin grandes rampas, contribuye a que el caminar sea cómodo y el avance efectivo y sin errores.

A las 9.25 h nos detenemos para desayunar. Estamos a 2575 m. Mas o menos, a la altura del inicio de la vertiente sur del Gran Astazu, que tenemos a nuestra derecha. Encarna tiene molestias en las rodillas. A mi me sigue doliendo la garganta que noto hinchada. ¡Menudo par…! Acompañamos los bocatas con Iboprufeno (ella) y aspirina (yo). Nos lo tomamos con calma y esperamos que los medicamentos hagan su efecto. Continua haciendo frío. Hemos de ponernos mas ropa de abrigo. También aprovechamos para definir exactamente nuestra ruta.  Finalmente, a las 10.00 h reanudamos la ascensión.

Una espolón rocoso que sube  de derecha  a izquierda (NO) paralelo a la cara sur del Gran Astazu, ofrece una vía lógica para acceder al Coll Swan. Primero vamos por las rocas. Cuando estas se ponen tiesas no tenemos mas remedio que coger un nevero alargado que va por encima de las mismas. El sol ha reblandecido ligeramente la nieve y con cuidado se puede ir sin crampones cuando la pendiente no es suave. Mas arriba el terreno gana inclinación y mantener el equilibrio se hace difícil. Así que paramos y nos ponemos los pinchos (10.22 h, 2851 m).

¡Que bien se va con crampones! Tranquilos y sin prisas atravesamos el nevero que tiene unos 300 m de largo. Nuevo alto para sacarnos los pinchos. Después atacamos los últimos metros de subida hasta el Coll Swan, que alcanzamos a las 11.05 h (2968 m). A la izquierda (O) una cresta estrecha, de aspecto poco claro se dirige al Pequeño Astazu (occidental). A la derecha (O) el trapecio rocoso marrón claro del Gran Astazu (oriental) se alza majestuoso. A nuestros pies (N) se abre un corredor Swan, que casi sin nieve me resulta desconocido. Mas abajo las praderas y los bosques de Pailla, donde acampé en el 1977.

Tras una breve parada iniciamos el ascenso del Gran Astazu. Mas o menos vamos por la cresta, alternado repisas y canales pedregosas con pequeños muros donde a veces hay que apoyar las manos (I). El terreno es fácil, pero al estar muy desecho se ha de ir con cuidado. A nuestra izquierda la pared norte se desploma cientos de metros. A la derecha la empinada vertiente sur es algo vertiginosa. Las horas de marcha se dejan notar. Vamos despacio. Los cien metros de desnivel de la cresta se hacen largos. Finalmente la arista se allana. Poco después llegamos al hito de piedras que señala el punto mas alto de la montaña (11.30 h, 3071 m). Mentalmente saludo a mi viejo amigo, “Hola Asta, ¿como estás…?” Y prosigo.., “Yo ya ves, bastante mas viejo, gordo y cano que la última vez que nos vimos… En cambio a ti te veo igual…”

Permanecemos media hora en la cima con dos chicos vascos que han subido desde el valle de Estaube. Mas abajo, aun lejos, vemos gente que se aproxima. Encarna esta maravillada por el paisaje. Además de las vertientes norte del Perdido, del Cilindro y del Marboré, destacan las vistas de los muros y cimas del circo del Gavarnie. Mas alejadas vemos la Munia, las cimas vecinas del circo de Troumouse, el Robiñera, Vignemale, y muchas, muchas mas… Me desplazo unos metros al este para ver la cresta que va al pico y brecha de Tucarroya, por donde bajé con Santiago. ¡Menuda caña! Y no hablemos del espolón N-O del Pequeño Astazu… Me parece mentira que tuviéramos narices de afrontar semejante recorrido por la tarde. Nos concentramos en la cresta que va del Coll Swan al Pequeño Astazu. Se ve corta, pero también estrecha, podrida y muy aérea. Dicen que hay dos pasos curiosos. Ya veremos…

A las 12.00 h iniciamos el descenso al Coll Swan. Mas o menos lo hacemos por donde subimos. Nos cruzamos con tres personas. Curiosamente la bajada nos parece mas sencilla que la subida. Tardamos un cuarto de hora en llegar al collado donde hay gente descansando (12.15 h). Sin detenernos emprendemos el ascenso del Pequeño Astazu.

La cresta es un conjunto de pequeños sube y baja. El recorrido es precioso y disfrutamos de lo lindo. Hay un par de tramos de arista estrecha y con muchos apoyos mas o menos fiables. Pero la estrella es una repisa estrecha de unos quince metros de largo que queda colgada sobre la cara norte. Su pared superior se desploma y acerca a medida que se avanza, hasta el punto que obliga a sacarse la mochila y pasar a agachado o a cuatro patas. Evidentemente, el pasito, de unos 3 metros de largo, coincide con la zona mas estrecha de la repisa… Con la adrenalina aún rebosando por las orejas, dejamos la repisa (cuya continuación es tan evidente como engañosa) para subir a la cresta por un diedro de unos 5 metros de alto. Los dos primeros metros son verticales y algo escasos de presas (II+), después hay donde cogerse… A pie de suelo este tramo no tendría ningún problema, pero con 500 metros de pared por debajo… Pues eso, que uno se lo mira… El recorrido de la crestecilla nos lleva un cuarto de hora. Una tercera parte del mismo ha sido para hacer fotografías. Y es que el lugar se lo vale… A las 12.30 h alcanzamos la estrecha arista que forma la cumbre del Pequeño Astazu (3015 m). ¡Hola Zoud…!

El acceso rápido y sencillo que tiene esta cima desde un collado situado al norte del Coll d’Astazu (al que se sube sin problemas desde el Balcón de Pineta), hace que encontremos varios grupos de excursionistas. A estos hay que sumar algunos de los que estaban en el Coll Swan, que al vernos hacer la cresta decidieron seguirnos. Total, hay mogollón de personal y poco sitio donde ponerse. Pero no hay problema… Con armonía y buen humor nos vamos turnando para hacernos la foto junto al hito cimero. En poco tiempo el cielo se ha cubierto de nubes grises de aspecto amenazador. “Aun nos mojaremos…” le digo a Encarna. Pero la verdad es que nos importa bien poco. Nos sentimos felices por estar aquí, disfrutando de unas vistas insólitas del circo de Gavarnie que, por si solas, justifican el gran esfuerzo físico que supone esta ascensión…

A las 12.55 h iniciamos el descenso. Seguimos la arista hacia el oeste. Antes de que esta conecte con el último resalte de la impresionante cresta N-O (la que Santiago y yo hicimos por la tarde…) bajamos a la izquierda (N) por una ladera pedregosa. Enseguida alcanzamos el collado que hay al norte del de Astazu (13.05 h, 2988 m). Desde el mismo iniciamos el descenso al Balcón de Pineta. Al principio seguimos una huella de paso balizada con hitos, que evita la nieve cruzando pedreras. Pero caminar sobre rocas es duro e incómodo. Tenemos muchos metros de desnivel por delante y se han de economizar fuerzas. Así que probamos la nieve. Esta algo blanda. Sin crampones y con cuidado bajamos por la misma encadenando neveros. A unos 2665 m, bastante cerca del lugar donde desayunamos, nos detenemos para comer (13.40 h). Parece que las nubes quieren irse y vuelve a lucir el sol. Aprovechamos esta circunstancia para darnos un buen descanso tumbados en la hierba. Cuarenta minutos mas tarde (14.20 h) reemprendemos la caminata. Con ligeras variantes seguimos nuestro itinerario de subida. Encontramos mucha gente que sube o baja. Tras pasar por la pared del lago de Marboré (que coso a fotografías), a las 14.45 h llegamos al Balcón de Pineta. Un breve alto para templar las piernas y encaramos la bajada de 1200 metros de desnivel…

Después de dos largas horas de lento descenso (nuestras piernas no dan para mas), en el que avanzamos a bastante gente (algunos van peor que nosotros) y nos cruzamos con infinidad de grupos nacionales y extranjeros que, estoicamente y a pleno sol, suben con enormes mochilas cargadas con tiendas, piolets, cuerdas, etc, llegamos a la pista (16.42 h). Para variar decidimos finalizar la caminata por una ruta distinta de la que seguimos a la ida. Así que tomamos el camino ancho y balizado que lleva a la Pradera de Pineta.

En cerca de veinticinco minutos de agradable caminata, que el cansancio y el dolor de pies y de rodillas nos impiden disfrutar como se merece, nos plantamos en el parking donde esta el coche torrándose al sol (14.45 h). Rápidamente nos cambiamos de ropa y de calzado. Volvemos a ser personas…Al oeste, el imponente muro de hierba y roca por donde hemos subido y bajado cierra el valle. Nadie diría que exista un camino por ahí…

Ya en la carretera, camino de Laspaules, me pregunto cuando volveré a visitar a mis viejos amigos Asta y Zoud. Teniendo en cuenta lo altos y lejos que están, lo veo difícil  si he de esperar otros 33 años. Habrá de ser antes. Que el tiempo sólo pasa para los mortales...


La ruta en imágenes 
(Recomendamos ver como como presentación -mas calidad- . Para ello pulsar en la foto y después el botón "pantalla completa")




EniEn - Julio 2010

3 comentarios:

  1. Realmente espectacular, tengo en mente recorrer el mismo itinerario pero ufff, la paliza hoy también confirmada con la publicación de la reseña es de aupa, así que me guardaré esta hoja y la leeré y reeleré y si no llega el día con esa lectura tengo bastante.
    Espero que vuestras dolencias hayan menguado.
    Felicidades por ese julio de 2010 y por alcanzar el ASTA Y ZOUD.
    1saludo,

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  2. Tenía pensado subir a esas montañas por el mismo intinerario, pero ufff la paliza hoy también confirmada con este repor es de aupa, me guardaré esta reseña y si no subo pues haré la ascensión virtual leyendo y releyendo, felicidades por ese mes de julio de 2010 y por hollar de nuevo los ASTA Y ZOUD.
    Por cierto, bonita narración.
    1saludo,

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  3. Je,je se han disparado dos comentarios, publica el que más te guste o ninguno, ja,ja.
    1saludo,

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