VEINTISIETE GRAPAS

PARON POR REPARACION...

Tras unas cuantas semanas de inactividad el blog vuelve a funcionar. Y lo hace con una crónica muy somera del motivo de este alto. Algo que podríamos llamar como "parón por reparación". Cosas que pasan...

¿Tal vez fue forzando una subida imposible con la BTT? ¿O a consecuencia de uno de esos tremendos estornudos que a veces me salen? Ni idea… Hace 5 o 6 años descubrí un bultito fofo en el ombligo. Enseguida pensé que era una hernia, pero al no molestarme no le di importancia…

Con el tiempo el bultito creció. A veces dolía un poco. Finalmente fui al médico… Me dijo que cuando me fuera bien se habría de “reparar”, curiosa manera de llamar una intervención quirúrgica… Al no percibir gravedad ni urgencia, y no apetecerme someterme a una operación que (según me habían informado) sin ser complicada tiene una recuperación lenta, molesta y algo dolorosa, decidí postergarla. Seguí haciendo montaña sin grandes problemas…

En Febrero del 2014 volví al médico para un control rutinario. El bulto ni había crecido ni me daba molestias. Todo debería seguir igual… Pero el doctor no lo vio así. Tras una inspección larga y concienzuda me sorprendió al pedirme un TAC abdominal. Había algo que no le gustaba… Dos semanas mas tarde volví a visitarme llevando en un CD los resultados de la prueba… Tras observar en el ordenador las imágenes del TAC, el médico giro la pantalla y me expuso la situación…

En la parte central de la barriga, de arriba abajo, el grosor de la musculatura de mi pared abdominal era muy pequeño, apenas 1 o 2 mm. Esta finura era la causa de que una pequeña parte del intestino hubiera salido hacia afuera a nivel del ombligo formando la hernia. Lo malo es que esta situación podía repetirse y salirme otra hernia mas arriba. Mal rollo… “Y esto como se soluciona?”, pregunte preocupado… Con tono serio y profesional el doctor dijo, “reforzando la musculatura de la pared abdominal con una malla que cubra toda la barriga”. Y añadió, “igual que en la reparación normal de hernia pero implantando una prótesis (malla) mas grande” . Finalmente la guinda, “ el único inconveniente es que la incisión, y por tanto la complejidad de la operación, también será mayor”. “ ¿de que tamaño estamos hablando?”, pregunte con un hilo de voz. Tras divagar un poco contesto, “unos 20 cm, mas o menos…” ¡Jodeeeer….!

A diferencia de la vez anterior, el médico no quería retrasar la “reparación”. Si hacia algún esfuerzo inconveniente la hernia podría estrangulase, algo que sería bastante malo, sobre todo si estábamos perdidos en medio del monte… Las 4 o 5 semanas de baja y los 2 o 3 meses de recuperación posterior me cogieron mal y por sorpresa. Así que, tras comprometerme a evitar ejercicios físicos que pudieran favorecer un rápido agravamiento de la dolencia, acordamos retrasar la intervención a finales de año.

Las desgracias nunca vienen solas. Unos días mas tarde, y también en un control rutinario, a Encarna le diagnosticaron otro problema físico que, al igual que a mí, durante un tiempo le requería no forzar el cuerpo y, sobre todo, evitar golpes y caídas. La edad no perdona… Estaba claro que en los próximos meses habríamos de calmar nuestras actividades. Senderismo y ascensiones sencillas y sin riesgos objetivos. Con alguna excepción, lo fuimos cumpliendo…

El pasado 15 de Diciembre tuvo lugar la  “reparación”. Aparte de un inoportuno constipado, que estuvo a punto de hacer aplazar la operación, todo fue según lo previsto. Los cinco días de ingreso fueron duros y eternos, mejor no entrar en detalles… Cuando, a media mañana del viernes 19, dejé el hospital era el hombre mas feliz del mundo. Volvía a casa con un cicatriz de un palmo cerrada con 27 grapas y un montón de recomendaciones que se resumían en una palabra: reposo.

La siguiente semana fue Navidad. Comer, beber (no tenía limitaciones) y no moverme… ¡A engordaaar…! El 30 de Diciembre me sacaron todas las grapas. Según el médico, ya podía ir a buscar el diario, pero no especificó donde… 

Inauguré el año nuevo con mi primer paseo por los alrededores de Begues. Fue breve, pero acabé muy cansado… Los días siguientes seguí con las vueltecillas matutinas. En compañía de Encarna y de Pot empecé a alejarme del pueblo, repitiendo recorridos que habíamos hecho muchas veces. Cada día me movía mejor y mas deprisa. Nuestras rutas se alargaron, llegando a las cimas de los alrededores de Begues : Montau, Sotarro, Desfeta, Agulles y, finalmente, la Morella.  El 14 de Enero me dieron el Alta. Lo celebramos yendo a Sant Llorenç del Munt (conduciendo yo) para subir el Montcau desde el Coll d’Estenalles. Y el 15 a trabajar… Los primeros días sólo por la mañana, después a jornada completa…

Hoy 3 de Febrero, mes y medio después de la reparación, me siento bastante bien. La barriga aun está hinchada (tardará bastante en recobrar su normalidad) y he de llevar una potente faja. Pero tengo una movilidad casi completa (aun voy algo tieso) y sin apenas molestias. Camino a buen ritmo. Incluso empiezo a saltar y a correr. Y en un par de semanas espero dar una primera vuelta en bici (sin forzar…). No me puedo quejar…

En cuanto a excursiones poquita cosa… Varias caminatas sin historia por el Garraf, un par de rutillas intrascendentes por Montserrat y una matinal al Cogulló de Cal Torre (un Cent Cim situado entre Igualada y Manresa). Ilusiones muchas. Planes ninguno. Simplemente ir haciendo sin prisas pero sin pausas. Todo llegará…

 EniEn - Febrer 2015