Rutas e historias de montaña mas o menos normales, y alguna cosa mas…

sábado, 12 de marzo de 2011

CON TREINTA AÑOS DE RETRASO...

Julio de 1979. Una vez finalizado el 3er curso en la universidad, y antes de ponernos a trabajar de lo que fuera, Santiago y yo nos tomamos una semana de vacaciones en Pirineos. Del 8 al 10 de Julio vamos a la zona de Luchón, donde escalamos el espolón oeste del Pic Lezat y el Gran Diedro de la cara oeste del Pic Spijeoles. El miércoles 11 le toca el turno al Midi d´Ossau. Dos años antes (1977) y con sólo 18 años, habíamos ascendido la vía Ravier de la cara este de la Punta Jean Santé de esta montaña. Esta vez nuestro objetivo es el Petit Pic d´Ossau por su cresta sur (conocida como arista de Peyreget). El recorrido tiene una dificultad media y lo hacemos sin grandes complicaciones. Desde la cima del Petit Pic la profunda brecha de la Fourche y la torre del Gran Pic se ven impresionantes. No sabíamos que esta travesía es relativamente sencilla. Así que volvimos por donde habíamos subido…

En 1979 la ignorancia nos privó de uno de los mejores recorridos del Pirineo. Pasaron los años.Santiago y yo ascendimos por separado el Gran Pic d´Ossue por su vía normal. Parecía que la edad había apaciguado nuestros ánimos de aventuras en esta preciosa montaña. Pero la vida es una caja de sorpresas. De forma casi casual, el 11 de Julio del 2009 volvimos juntos al Midi d´Ossau para ascender la arista Peyreget del Petit Pic y, esta vez sí, continuar la travesía de la montaña hasta el Gran Pic d´Ossau. Treinta años mas tarde, el sueño inconcluso se hIzo realidad…

MIDI D´OSSAU. TRAVESIA PETIT-GRAN PIC 
Fecha
Sábado, 11 de Julio 2009
Asistentes
Santiago y Enric
Zona
Francia. Pirineo Central
Inicio ruta
Aparcamiento junto la cabaña de Araille (a 1Km del Puerto del Portalet)
Final ruta
Recorrido
Aparcamiento-Refugio Pombie-Coll Peyreget-Cresta Peyreget-Petit Pic-La Fourche-
Las Placas Blancas-Gran Pic (Pointe d’Espagne)- Gran Pic (Pointe de France) – Vía 
Normal-Col de  Suzon– Refugio Pombie- Aparcamiento
Noche
Sí, dormimos en el coche. La salida en si es en el día
Material
1 cuerda 60 m, empotradores y friends variados, cintas largas, mosquetones. En algún
tramo los pies de gato pueden ser útiles (nosotros no nos los pusimos), pero se hace
bien con bota (mejor si no es rígida)
Dificultad
Técnica
BD, algún paso aislado de IV-
Física
Muy Alta
Cota (m)
Mínima
1720 (cruce arroyo)
Máxima
2884 (Gran Pic)
Desnivel (m)
Ascenso
1520
Descenso
1520
Distancia
15.5 Km
Horario
Total
12 h 55 min
Efectivo
10 h 15 min
Climatología
Buen tiempo
Cartografía
“Valle del Tena”, 1:25000, Ed.Alpina, (2002)
Valoración
Magnífico y largo  recorrido con mucha escalada sencilla. Requiere "olfato" para encontrar
el itinerario y estarsiempre atento (muchos tramos sin cuerda o al ensamble). Con mal
tiempo el abandono es largo y complicado.
Comentarios
Todo un clásico de los Pirineos.

RELATO

Miércoles 8 de Julio.  Después de pasar tres días con un trancazo descomunal parece que la fiebre remite. Confío en estar en condiciones para el fin de semana. Envío un SMS a Santiago en el que le propongo intentar la travesía Petit-Gran Pic d´Ossau. La idea se me ocurrió el día anterior por lo noche mientras ojeaba una guía de montaña...

Jueves 9 de Julio. Se confirma mi mejoría, aunque sigo teniendo el pecho muy cargado. Hablo por teléfono con Santiago. Le parece bien ir al Midi. Concretamos quien llevará que y quedamos en encontrarnos el viernes a las 19.00 h en el pueblo de Castellolí.

Viernes 10 de Julio. El tráfico y una opulenta comida de trabajo hacen que Santiago llegue a Castellolí con veinte minutos de retraso y una sospechosa expresión de felicidad. Partimos de inmediato. Llegamos al Puerto del Portalet poco antes de las once de la noche. Aparcamos en un parking repleto de autocaravanas. La niebla se ha apoderado del lugar haciendo descender el termómetro a 8ºC. Sin perder un minuto transformamos el coche para dormir en su interior. Ya en el saco vuelvo a leer la reseña del recorrido que queremos hacer mañana. Cerca de 1600 metros de desnivel, buena parte de los cuales son de escalada.  Algún tramo de III+, mas de III y mucho II, siempre que no se pierda la vía… Unas 12 horas de actividad. Sin posibilidad de escape… ¡Joder! Hace tiempo que ni Santiago ni yo nos metemos en este tipo de fregados y me pregunto si no nos habremos pasado...

Sábado 11 de Julio. Me despierto pasadas las 6.30 h. ¡Nos hemos dormido! Es tarde, pero por ello no vamos mas deprisa.Tal como esperábamos el días es magnífico. Al norte la imponente mole del Midi d´Ossau se muestra desafiante. Recorro con la vista la línea que une las dos cimas de la montaña. Me parece increíble que a estas alturas se me haya podido ocurrir tamaña animalada. Me invade un sentimiento de inquietud y curiosidad. Sería tan bonito que pudiéramos hacerlo…
Tranquilamente recogemos las cosas, desayunamos y preparamos las mochilas y el material que vamos a llevar. Santiago propone llevar una sola cuerda de 60 metros para ahorrar peso. Yo prefiero llevar dos (no tengo claro la longitud del rapel que se ha de hacer para bajar del Petit Pic a la Fourche) pero a regañadientes me dejo convencer. También simplificamos con los trastos de escalada. Finalmente cargamos con 6 empotradores, 5 friends, 6 cintas exprés, 6 mosquetones de seguridad y una decena de cintas planas (la mayoría largas). También ponemos en la mochila los pies de gato (que no utilizaremos), el casco, el arnés, comida, bebida y alguna cosilla mas. La repartición del peso comunitario es sencilla. Mi amigo lleva la cuerda. Yo el material duro. Una vez preparados los petates vamos  con el coche hasta el cercano aparcamiento que hay junto a la cabaña d´Araille (1710 m). Nos ponemos la botas, cogemos las mochilas, los bastones y empezamos a caminar (8.00 h).
Cruzamos la carretera y bajamos unos metros hasta encontrar una pista que cruza el llano de Anéou. La seguimos a la izquierda unas decenas de metros. Después la abandonamos para tomar un camino que, tras cruzar el río, remonta al norte por prados donde pastan caballos, ovejas y vacas, que junto con los numerosos excursionistas, escaladores y turistas que vamos por la senda, hacen que la zona sea un bullicio de actividad. Cuando llevamos un cuarto de hora caminando me doy cuenta de que me he dejado en el coche la cámara fotográfica. ¡Mierdaaaaa! Sorprendido por el olvido dudo entre volver o pasar la responsabilidad del reportaje fotográfico a Santiago, que lleva una pequeña cámara que compró ayer. No estamos para perder mas tiempo. Aunque me jode un montón, opto por la segunda opción…
Tras un ascenso mas o menos suave y directo hacia el norte, el camino gira a la derecha y empieza a trazar grandes lazadas en una empinada ladera herbosa (8.21 h, 1900 m). El ritmo de marcha, hasta ahora ligero, se frena en seco para afrontar las rampas de la senda. Veinticinco minutos mas tarde alcanzamos el collado de Soum de Pombie (8.45 h, 2115 m). Hacemos un breve alto para tomar aire y contemplar el Midi d´Ossau, que como un gran monstruo se alza frente a nosotros. Un descenso a media ladera conduce hasta el refugio de La Pombie (2030 m). Auténtica Meca de la escalada pirenaica, el refugio se encuentra al lado de un pequeño lago y cerca de la enorme pedrera con forma de embudo (Grande Raillère) que baja de la canal-corredor que baja de la Fourche. 
Una cincuentena de metros antes del refugio giramos a la izquierda (9.02 h, 2050 m) e iniciamos el ascenso al collado de Peyreget. Atravesamos en diagonal (O) laderas de hierba y pedreras de bloques de granito. Un par de sarrios mas que acostumbrados a la gente nos observan de cerca y con descaro. Mas arriba encontramos el camino que viene del refugio. Seguimos por el mismo. Tras rodear un pequeño lag, y adelantar un par de grupos de franceses, remontamos una fuerte canal herbosa y alcanzamos sudorosos el collado de Peyreget. La aproximación ha terminado (9.44 h, 2310 m).
Sin forzar el paso hemos rebajado en 25 minutos el horario que dan las guías. Teniendo en cuenta que aún estoy enfriado (toso y moqueo continuamente) este hecho nos da mucha confianza. Desde el collado la vista del Petit Pic y de la cresta de Peyreget es poco tranquilizadora. La cima (situada casi 500 metros mas arriba) se muestra como una estrecha pirámide que culmina un entramado de paredes y espolones de granito. Para llegar hasta la misma se ha de seguir un recorrido bastante rebuscado. Los nervios, la curiosidad y un viento frío del norte hacen que, tras unos minutos de parada, continuemos adelante.
No estamos solos. Unos metros por delante suben dos franceses. Por detrás viene otro gabacho solitario con aspecto de guía. Mas retrasado, un grupo de vascos. Desde el collado seguimos por las laderas herbosas de la izquierda (O),esquivando la primera elevación rocosa de la cresta (Punta Emmanuel). Un subida en diagonal sin senda (algún hito, muy inclinada) nos llevan a un pequeño collado. Después atravesamos una canal, subimos un corto tramo rocoso (I) y alcanzamos un pequeño rellano al pie de las paredes de la cresta. Los dos franceses siguen una línea de hitos que va por la vertiente de la izquierda (O). El francés solitario continúa a la derecha, por una empinada ladera herbosa donde también hay mojones. De los vascos ni idea… Hemos de tomar una de estas dos rutas. Pero no tenemos claro cual. Nos detenemos para comer y consultar la fotocopia de la reseña (10.06 h, 2420 m).
Tras veinte minutos largos de parada reanudamos la ascensión (10.28 h). Seguimos los pasos del francés solitario y remontamos la ladera herbosa. No tardamos en llegar a un rellano de la cresta donde sale un espolón hacia el este. El gabacho, que descansa tumbado sobre una piedra, nos saluda efusivamente. Como parece conocer el terreno le preguntamos por la ruta de ascenso. Nos dice que hemos de bajar un poco y atravesar la cabecera de la canal que tenemos delante. Después seguir subiendo en diagonal (N) por la ladera rocosa que hay a continuación, cuyo aspecto es tan tieso como descompuesto. Observando nuestras caras de extrañeza añade que encontraremos hitos. Tras darle las gracias nos ponemos el casco y nos metemos en faena. Empieza el baile…
Descendemos una treintena de metros, hasta el borde superior del empinado nevero residual que cubre la totalidad de la canal. Ir por la nieve es arriesgado porque está muy resbaladiza. Asi que lo hacemos por la rimaya. El paso es mas incómodo que difícil. La ladera que viene después es tan guarra como indefinida. Zonas de hierba, tierra, pequeños muros, canales y mucha piedra suelta. Nos buscamos la vida en este galimatías, intentando seguir los hitos que, tal como nos dijo el francés, jalonan la ruta. El ascenso en diagonal es fácil, pero delicado por lo empinado y lo descompuesto del terreno. Unas decenas de metros por encima nuestro la cresta forma un desfile de torres y pináculos. No tardamos en encontrar una canal donde todo parece irse abajo. La cruzamos lo mas arriba posible, saltando de piedra en piedra. El terreno nos resulta familiar. Hace treinta años también subimos por aquí. Entonces no fuimos hasta el collado de Peyreget, sino que atacamos la cresta desde el este, directamente desde la Grande Raillère…
El último tramo del ascenso en diagonal transcurre por un terreno mas franco y bastante aéreo. Los pasos de trepada fácil (I-II) se suceden, Placas, canales,pequeños espolones rocosos...  Santiago, que abre la marcha, se detiene continuamente para darme tiempo. Dosificando fuerzas, avanzamos poco a poco por aquellas zonas que requieren hacer menos “cosas raras”. Sin correr y disfrutando cada vez mas de la ascensión, alcanzamos una punta de la cresta mas allá de los pináculos. Bajamos a una pequeña brecha, remontamos una zona herbosa por el lado oeste y nos situamos al pie de un contrafuerte, cuya pared rocosa y compacta se desploma directamente sobre la Grande Raillère, muchos metros por debajo (11.50 h, 2640 m). Sin llegar a ser difícil la ascensión se hace mas seria. Nos encordamos y sacamos el material. De momento los pies de gato se quedan en la mochila.
¡Que bien se va con la cuerda por delante! Remontamos el contrafuerte directamente por una sucesión de placas y pequeños diedros de granito. La escalada es sostenida, aérea, divertida. Menudo ambientazo. Sin querer nos salimos de la ruta (que va algo mas a la izquierda). La dificultad aumenta ligeramente (II+/III). Intento seguir la estela de Santiago, que sube como una moto, y disfruto como un animal. No olvidamos la seguridad. Hacemos reuniones como Dios manda. Montamos seguros intermedios. ¡Que bonito! Después de tres largos de 30 metros salimos a un terreno tumbado y sencillolque precede la llegada a lo alto del contrafuerte.
De  nuevo estamos en el quicio de la arista. Delante (N) una especie de canal-embudo de aspecto engañosamente fácil sube con tendencia a la derecha. Por encima de la misma se alza la pared vertical de la pirámide cimera del Petit Pic. A la izquierda (NO), algo por debajo, vemos una torre que termina en pequeñas agujas cuya forma recuerda una mano leprosa y deformada. Es la famosa “Main de Peyreget”. La continuación de la ruta es clara. No hay mas narices que subir por la canal-embudo. El principio es fácil y vamos al ensamble. Conforme ganamos altura, la canal gira a la derecha y el terreno se hace mas tieso y complicado. Nos aseguramos para superar un pequeño extraplomo (III). Después, un corto flanqueo nos lleva hasta una brecha de la cresta. Cuando llego a la misma Santiago me dice con voz preocupada que no ve clara la continuación de la vía. Se me eriza el espinazo. En boca de mi amigo esto suena pero que muy mal…
El panorama de paredes y cortados es poco alentador. Un hito que hay en la misma brecha indica que la vía pasa por aquí. ¿Pero por donde continua? Santiago no sabe nada. Memorizo la reseña que he leído varias veces y tengo una idea. Desciendo cinco metros por una especie de canal de la pared este y alcanzo una pequeña repisa situada al pie de un canal-chimenea estrecha y vertical que no se ve desde la brecha. Por ahí continua la vía… Monto reunión y aseguro al compadre, que enseguida se reúne conmigo. Tras un breve alto Santiago empieza a subir. La escalada se hace mas difícil (III+/IV), vertical, sostenida, muy aérea… Pero el tío va sobrado. Tras 5 metros de ascenso encuentra un viejo clavo del que se asegura. Mas arriba pone un friend. Después una cinta. Al cabo de 20 metros monta reunión en un pequeño relieve donde hay una instalación de rapel. Ahora me toca a mi. De segundo los grados bajan. Subo deprisa,  sin problemas, disfrutando... 
Continuamos la escalada. La canal pronto pierde verticalidad y se hace mas fácil. No tardamos en alcanzar una repisa pedregosa y poco inclinada. Seguimos caminando por la misma. Pasamos junto una pequeña brecha donde sale una canal que baja a la Fourche. Después llegamos a un rellano al pie del muro final. Lo superamos por una fisura y un par de pasos de placa (I+). Finalmente salimos al semi rellano pedregoso de la cima del Petit Pic d´Ossau (13.10 h, 2807 m). Un pequeño hito de piedras y un palo señalan el punto mas elevado. La casualidad ha querido que treinta años mas tarde (ni un día mas ni uno menos) de nuestra primera y hasta ahora única ascensión, Santiago y yo volvamos a abrazarnos en esta cumbre. Alegría, satisfacción, orgullo, sorpresa… Es difícil describir lo que sentimos. Nos olvidamos de la edad y de los problemas del día a día. Es como si volviéramos a tener 20 años…
Los mismos,en la misma cima,con 30 años exactos de diferencia
La cima es un nido de águilas. Precipicios por todos los lados que se intuyen pero no se ven. El ambiente es severo. Uno se siente alejado del mundo, no solo por la distancia, sino también por la inaccesibilidad del terreno. Cuesta no pensar en la bajada con duda o intranquilidad. Sobre todo si se va por una ruta que uno desconoce, como es nuestro caso. Pero eso vendrá mas tarde. Ahora toca relajarse y disfrutar del momento y del paisaje…
Lo primero que nos llama la atención es, como no, la mole rectangular y oscura del Gran Pic y la profunda entalla de La Fourche que nos separa de ella. Comparada con lo que se estila por aquí, la pared que cae sobre las pedreras de La Fourche no es muy alta (cerca de 200 m de altura), pero parece vertical y complicada. En la base de la misma vemos una zona lisa de color gris claro. Son las famosas Placas Blancas. Hay dos escaladores por encima de ellas. Se ven minúsculos. Lo mismo pasa con los puntitos multicolores que se mueven en la cima del Gran Pic. Estas imágenes dan idea de la dimensiones de la pared que dentro de  un rato habremos de escalar. Sube la adrenalina…
Además del Gran Pic, son notables las vistas de la Punta Aragón, y de otras montañas mas lejanas como el Palas, Balaitous, Vignemale, Sierra de la Partacua, Anayet, Pala de Ip, Collarada, Aspe, Bisaurín y muchas mas. Sorprende la pequeñez del refugio de la Pombie, el tamaño minúsculo de los coches aparcados junto la cabaña d´Araille o la vista del Puerto del Portalet. Al norte destaca la imagen del lago de Bious Artigues.
El día es perfecto. La temperatura agradable. Se esta bien aquí. Pero aún nos queda mucha travesía por delante. Tras permanecer 50 minutos en la cimaq (14.00 h), la abandonamos para iniciar la parte mas incierta de nuestra aventura. Antes de irme doy un último vistazo a estas rocas. No se si algún día volveré aquí y quiero guardar el recuerdo en mi mente. ¡Joder, vuelvo a sentirme mayor!
Descendemos las placas finales y llegamos a la brecha donde sale la canal que suponemos baja a La Fourche. Digo suponemos porque sólo vemos los primeros 30 metros de la misma. Mas allá parece quedar cortada sobre las pedreras que se ven bastante mas abajo. Empinada. Hiper podrida. No nos seduce nada la idea de tener que bajar por ahí. Pero no vemos ninguna alternativa lógica.

Empiezo a descender procurando no tirar piedras (algo realmente difícil). Unos cinco metros antes del lugar donde la canal se corta, encuentro a la derecha una instalación de rapel. Santiago se reúne conmigo. Discutimos sobre si hemos de ir hasta una mierda de instalación (4 cintajos y un clavo) situada en unas rocas que hay 8 metros mas abajo, o rapelar desde aquí. No tengo nada claro que lleguemos abajo con una doblada de 30 metros (que es lo que nos da la cuerda). Pero aún veo peor destrepar hasta la siguiente instalación. Finalmente decidimos lanzar el rapel desde aquí. No puedo evitar recordarle a mi amigo que con la cuerda que dejamos en el coche ahora no tendríamos ninguna duda. Pero el único que no lo tiene claro soy yo. El esta convencido de que no habrá ningún problema porque es un recorrido bastante habitual. El razonamiento no me convence. Me siento  nervioso e inseguro. Vamos, que estoy cagao de miedo. Esto sorprende a Santiago, que con paciencia y humor toma las riendas de la situación. Uno de los hechos que siempre nos ha caracterizado es que cuando uno baja el otro sube. Hoy no es una excepción…

Cuando mi amigo empieza a bajar por la cuerda tengo un nudo en el estómago. Así que llega al borde del cortado y desaparece tras el mismo no puedo aguantarme mas. Pregunto voz en grito si la cuerda llega hasta abajo. La respuesta tarda en llegar pero es tan clara como tranquilizadora. “Llega bien a una canal donde hay otra instalación” Respiro aliviado. La tensión baja pero no me relajo del todo. Me toca el turno. Bajo poco a poco pero sin parar. Una vez en el borde del cortado veo dos cosas. La primera es a Santiago veinte metros mas abajo empotrado en una pequeña canal con la cámara de fotos en la mano. La segunda es que la canal tiene continuidad hasta La Fourche, aunque deberemos hacer otra doblada de cuerda. Mucho mas relajado me concentro en controlar el nudo machard y bajar sin dar tirones por la pared…
El segundo rapel tiene mucha menos emoción. La única pega es que la instalación es un poco cachumbrosa. Dejamos una cinta por si acaso. Sin nada especial que contar descendemos 20 metros por la cuerda. Ahora la canal se tumba, abre y pasa a ser pedregosa. Recuperamos la cuerda y nos encordamos para ir al ensamble. A tramos caminando, a tramos con algún pequeño destrepe, llegamos a la pedrera de la Fourche (14.35 h, 2705 m). La que para mi era la parte mas chunga e inquietante de la travesía queda atrás. Estoy convencido de que lo que viene será mas fácil y evidente…
La Fourche es un lugar muerto, mineral, sobrecogedor… Paredes por delante y por detrás. A los lados un vacío que no se ve pero se intuye. Intento imaginarme lo que debe ser estar aquí cuando amenaza tormenta. Un buen marrón… Sin detenernos pero sin correr (si lo hacemos el corazón se acelera y parece que va a salir por la boca) remontamos la pedrera y nos situamos al pie de la pared NO del Gran Pic. Seguimos el límite de la tartera hacia la izquierda (N). Enseguida llegamos al extremo derecho de una zona de losas lisas e inclinadas de color claro. Las Placas Blancas. 
Monto reunión sobre un friend. Santiago inicia el largo de cuerda. Se han de atravesar las placas de derecha a izquierda por su borde superior. Las guías dicen que es más fácil de lo que parece. Un viejo clavo y una cinta pasada alrededor de un saliente permiten asegurar la travesía ligeramente ascendente de una quincena de metros. Santiago cruza las placas rápidamente y sin problemas. Despuès continua por una canal-diedro vertical durante doce metros mas, y alcanza un pequeño rellano donde monta el relevo. Me avisa de que ya puedo salir. Desmonto rápidamente la reunión e inicio la escalada. La placa es lisa y tiene unos 60º de inclinación. Con pies de gato sería hasta fácil. Pero con bota rígida no lo es tanto. Por suerte algunas fisuras y pequeños relieves, permiten superar el paso con alguna incomodidad. Cuando llego  a la canal-diedro el II+ que dan las guías me parece mas un III. En cambio, el resto de la subida , aunque vertical, la encuentro mucho mas fácil.
Ya en la reunión, mi amigo parte de inmediato. De nuevo “el maestro” asciende como un cohete y disfrutando de lo lindo. Da gusto verle escalar. Pocos minutos mas tarde me dice que ya ha llegado y que puedo subir. La tirada empieza con una canal-diedro muy vertical. Las guías le dan III+, pero hay buenas presas y la graduación me parece exagerada. Después el terreno se tumba y es fácil. Enseguida llego a la reunión situada en un rellano al pie de una zona de terrazas, canales y pedreras. De acuerdo con la descripción de la reseña se acabaron las grandes dificultades. Ahora se trata de ir buscando los hitos que aprovechan las zonas mas asequibles de la muralla. Eso si, sólo hay una ruta. Salirse de la misma puede comportar un notable aumento de la dificultad. Así que afinamos nuestro olfato y continuamos la ascensión.
Tenemos suerte. Sólo nos liamos en una ocasión en la que curiosamente voy de primero. Nos damos cuenta del entuerto y reculamos antes de que la cosa se ponga demasiado fea. El resto es una mezcla de caminar, trepar, y escalar con dificultades de I-II grado (ocasionalmente algún corto paso de III) por un terreno complejo y entretenido, donde se echa bastante mas tiempo del previsto. Conforme subimos las vistas del Petit Pic, de la canal por donde bajamos a La Fourche, y sobre todo, de su pared y espolón norte, se hacen mas impresionantes. Menuda montaña. Sentimos un optimismo progresivo. Este llega al límite de la euforia cuando salvamos la pedrera y muros fáciles que hay antes de la cresta. Después sólo hemos de recorrer una arista corta, sencilla y poco inclinada. Enseguida llegamos a la cima sur y principal del Gran Pic, también conocida como Punta de España (16.10 h, 2884 m). 
Estamos jodidos pero muy contentos. No podemos quitarnos la sonrisa de los labios. La subida ha sido larga, agotadora pero muy reconfortante. Sólo en el primer rapel del Petit Pic lo he pasado mal, y por una cuestión mas psicológica que real. El resto de la ascensión un maravilloso disfrute. La cumbre esta amueblada con un pequeño hito de piedras situado junto a un vivaque. Sentados en la pared del mismo bebemos, comemos, bromeamos...A tomar por el saco la falsa modestia. Nos sentimos orgullosos de nosotros mismos y no paramos de echarnos flores el uno al otro. No estamos solos en la cima. Los componentes de una cordada de dos franceses que ha subido no sabemos por donde, y otra de tres vascos que lo ha hecho por la vía clásica de la pared norte (con una dificultad similar a nuestra ruta) también exhiben grandes sonrisas de oreja a oreja. Parece que es un mal que afecta a todos los que llegan hasta aquí...Y es que el Midi d´Ossau no deja indiferente a nadie. No tiene ninguna ruta sencilla. Incluso la vía normal (por donde bajaremos) es larga, aérea, expuesta y con largos tramos de trepada, que en algunos lugares alcanza el II+ (siempre que no te salgas de la ruta). 
El panorama complementa y mejora notablemente el del Petit Pic, quedando muy realzado por la luz de tarde. He leído que es de los mejores y mas extensos del Pirineo, superando al de muchos tresmiles. No sabría decir si es así, pero ahora me parece el mejor paisaje del mundo. No hay nada como sentirse feliz. Se positivizan y minimizan todos los problemas. Tanto es así que no nos preocupa en absoluto ni la hora, ni el descenso. Recogemos la cuerda y guardamos parte del material en la mochila. Nos dejamos puestos los arneses y alguna cinta y mosquetones, por si acaso… Evidentemente no nos sacamos el caso. Tras permanecer casi tres cuartos de hora en la cima (16,53 h), dejamos la Punta de España, pero no para iniciar el descenso. Ahora vamos a la otra cima del Gran Pic, la Punta de Francia.
Un sendero nos permite recorrer rápidamente y sin problemas la corta cresta que une las dos cimas. Una vez en la Punta de Francia (17.00 h, 2878 m), nos hacemos las fotos clásicas y de rigor. También nos concedemos un breve alto para ver un paisaje que presenta como principal novedad, una vista impresionante del Petit Pic, en cuya cima hay las dos pequeñas figuras de los escaladores que han salido de su pared norte. Menuda montaña y menuda pared…
Finalmente, a las 17.05 h abandonamos la cumbre, y ahora si, emprendemos el descenso por la vía normal. Hasta la base de la pared el recorrido tiene unos 550 metros de desnivel. La primera parte discurre por una senda que baja al NE en continuos zig-zags por la empinada pedrera de Le Rein de Pombie (que ocupa la parte superior del Gran Pic). Es un tramo largo y muy fácil, que yendo de subida se hace eterno. Llegando al final de la tartera, la senda flanquea a la izquierda por encima de las canales de la pared. Trras doblar un contrafuerte alcanza un pequeño collado señalizado por un indicador de metal, que es vital si hay niebla. Hemos descendido mas de 200 metros de desnivel y nos encontramos en el Portillón (17.28 h, 2650 m). Aquí finaliza la tercera de las chimeneas que caracterizan la ruta normal.
La tercera chimenea es la mas larga, pero también la mas fácil. Cuando hay gente las caídas de piedra son habituales y peligrosas. Hoy esta desierta. Descendemos relajadamente y sin mirar continuamente hacia arriba. Mas que chimenea se trata de una canal ancha y bastante vertical. Se baja de derecha a izquierda aprovechando una línea de fisuras. Encontramos algunos pasos de trepada fáciles (I/II grado) pero que al estar colgados piden cuidado. De hecho en buena parte del recorrido de la vía normal del Midi d´Ossau una caída tendría malas consecuencias. Tras perder 90 metros de desnivel (17.45 h, 2560 m) dejamos atrás la tercera chimenea. Entonces descendemos hacia el este, en parte caminando, en parte destrepando, por gradas, canales y laderas de piedra y roca, Vuelven a aparecer tramos de senda y hay algún que otro pasito curioso.  Como la corta canal estrecha y ligeramente desplomada que se baja en diagonal, donde un par de viejas clavijas de hierro (una de las cuales está doblada hacia abajo) proporcionan una ayuda relativa.
Sobre los 2450 metros de altura llegamos a lo alto de la segunda chimenea (18.05 h). Es el tramo mas difícil de la vía normal.Consiste en una pared o chimenea (según se escoja) vertical de algo menos de 30 metros de alto. La dificultad se mantiene en el II+. De subida es aconsejable hacer una tirada de cuerda. De bajada puede destreparse (como sugiere Santiago y como hice yo la otra vez que vine). Pero es mucho mejor hacer un rapel. Nos encontramos con las dos cordadas que vimos en la cima de la Punta de España, que han montado su cuerda y están bajando por la misma. Cuando finalizan pasamos nuestro perlon por la instalación y nos dejamos deslizar hasta la base de la chimenea (18.15 h, 2420 m). Recogemos la cuerda pero la dejamos a manos, ya que pronto la volveremos a utilizar.
Seguimos bajando por la senda. Tras un tramo en diagonal ligeramente descendente dejamos a la derecha un desvío del camino que dobla un espolón rocoso y se dirige a la pared. Bajamos en lazadas por una canal amplia y muy empinada donde, una vez mas, hemos de hacer algún pasito curioso. Después cruzamos la canal y remontamos unos metros hasta doblar un espolón rocoso. Enseguida encontramos la repisa donde finaliza la primera chimenea (18.25 h, 2350 m). Unas clavijas de hierro invitan a bajar por un diedro vertical. La base de la pared está cerca, la tentación es grande y de nuevo Santiago propone el destrepe. Pero yo no tengo ganas de complicarme la vida. Así que montamos un nuevo rapel de 20 metros de alto, que nos deja  en una canal pedregosa donde empieza la vía normal del Midi d´Ossau (18,36 h,2330 m). Ahora si que podemos decir que se han acabado definitivamente las dificultades.

Nos detenemos para sacarnos los cascos, los arneses y guardar todo los chismes en las mochilas. También picamos alguna cosa. Desgraciadamente no nos queda agua… Santiago delira por unas cervezas. Yo por una fuente… Ante la desesperación del “cagaprisas” de mi amigo, me tomo las tareas de ordenación y guardado del material con toda la calma del mundo. Hay nos queda poco por hacer y no nos espera nadie. Entonces, ¿para qué correr?
Son cerca de las siete de la tarde (18.58 h) cuando nos cargamos los petates en la espalda e iniciamos un largo descenso que primero ha de llevarnos hasta el refugio y después al coche. Para alcanzar el camino que lleva al pie de la pared hemos de bajar lo que queda de canal. En el inicio de la misma hay un escalón rocoso de unos cinco metros de alto que nos exige hacer un último paso de destrepe. Yo voy detrás de Santiago y sin querer desprendo una roca que baja directa hacia mi amigo. Lo aviso. Tiene tiempo de evitar que le de en la cabeza, pero le impacta en la rodilla. Me disculpo mientras el pobre hombre se friega la pierna con expresión de dolor. Por suerte el incidente no tiene consecuencias. Reanudamos el descenso a ritmo normal. Enseguida cogemos el camino. Ahora si que se acabaron los problemas…
La senda nos lleva al N-E por un estrecho cordal herboso hasta el Coll de Suzon (19.15 h, 2127 h). Dejamos a la izquierda el camino que baja hacia Bious (N) y tomamos el que va al S-O. Un largo flanqueo descendente por debajo de las paredes de la montaña. El cruce de la enorme pedrera de bloques de la parte inferior de la Grande Raillère. Una breve subida. Después llegamos al refugio de La Pombie (CAF). Aquí hay una fuente y se impone un pequeño descanso (19.50 h, 2030 m).


A diferencia de otros refugios del Pirineo, este no ha experimentado cambios ni ampliaciones. Esta igual que cuando lo conocimos por primera vez, en el año 1977. Sigue habiendo el mismo ambiente, acentuado por la hora y el hecho de que es sábado. Por todas partes grupos de gente, la mayoría escaladores, que estudian las paredes o preparan ingentes cantidades de material de cara a la escalada de mañana. Francés, vasco, catalán, algo de inglés… Los idiomas denotan el cosmopolitismo de los que visitan el Midi d´Ossau para escalar sus numerosas paredes, donde se concentran las vías en granito mas largas y difíciles del Pirineo. También hay excursionistas, niños e incluso algún perro, pero no dejan de ser una minoría al lado del colectivo de “spidermans”…
Me gusta estar aquí, bebiendo agua fresca, disfrutando del ambiente y de las vistas de la cresta de Peyreget, del Petit y del Gran Pic. Rememorando el día de hoy. Intentando recordar aquella tremenda escalada que hicimos hace 32 años en la vía Ravier de la cara sudeste de la Punta Jean Sante. Pero Santiago no comparte mi afición. El hombre sigue teniendo prisa. Tanta que se levanta y parte hacia el camino que lleva al Coll de Soum de Pombie. Yo aun estoy unos minutos embebido en el ambiente del Midi. Después me cargo el monstruo a la espalda y, con cierta pena, sigo los pasos de mi amigo (20.00 h).


La última parte de la excursión la hacemos por separado. Cuando llego al collado de Soum de Pombi me detengo para contemplar por ultima vez el Midi. Después de un “hasta la próxima”, empiezo a bajar por el camino. Lo que resta de excursión no tiene historia. Sin correr pero a buen ritmo desciendo por el camino pasando entre rebaños de vacas, ovejas y caballos, y cruzándome o adelantando a algunos grupos de montañeros. A las 20.55 h llego al coche. Santiago, que ha llegado unos minutos antes, esta enganchado al teléfono. Llamo a Encarna, que se sorprende de la duración de la salida y de que hayamos acabado tan tarde. Cerca de 13 horas, mas de 1500 metros de desnivel, 15.5 Km de recorrido… No esta nada mal. Al relajarnos los músculos empiezan a acusar el esfuerzo. Un dolorcito aquí, un tironcillo por allá… Esperemos que no sean los primeros síntomas de unas agujetas monumentales…
Después de cambiarnos de ropa y colocar de cualquier manera los trastos en el maletero, iniciamos el viaje de viuelta. Tras un infructuoso intento de cenar en Sallent de Gallego, nos detenemos en el Hotel Sarao del pueblo de Escarrilla. La cena es mas que correcta en calidad y cantidad y bien regada con cerveza. El establecimiento queda apuntado en mi lista de favoritos. Son cerca de las 23.00 h cuando volvemos al coche. Habíamos pensado buscar un lugar tranquilo para dormir y continuar el viaje de vuelta mañana por la mañana. Pero me siento fresco y bien despierto. Así que decido ir tirando y parar cuando me pueda el sueño. La carretera desierta, el ambiente fresco, las ganas de llegar a casa… Todo contribuye a que, sin proponérmelo conduzca sin parar. Llegamos a Castellolí pasadas las dos de la madrugada. Santiago, que ha venido durmiendo todo el rato, se despierta sorprendido y me felicita efusivamente por mi “hazaña”. Pasamos sus cosas a su coche, nos despedimos y cada uno continua viaje hacia su casa.


Llego a Begues a las tres de la madrugada. Estoy muy cansado pero no tengo sueño. Encarna me recibe sorprendida. Le explico como ha ido todo. Lo mucho que hemos disfrutado y lo contentos que nos ha dejado nuestra travesía circular al Midi d´Ossau. Pasadas las cuatro de las madrugada me vence el sueño y por fin consigo quedarme dormido…


No recuerdo mis sensaciones tras mi primera ascensión al Petit Pic d´Ossau. Pero estoy seguro que fueron mucho menos intensas que las que he experimentado al repetir esta escalada treinta años mas tarde. Por haberla hecho y compartido con mi amigo y compañero de toda la vida. Por lo bien que lo he pasado. Por la enorme satisfacción que me ha reportado. Por todo ello me considero un hombre de suerte. Me pregunto si será posible repetir alguna otra ruta. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde. Así que, ¿por qué no…?
EniEn - Julio 2009

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