Rutas e historias de montaña mas o menos normales, y alguna cosa mas…

jueves, 27 de enero de 2011

EL GIGANTE OLVIDADO

Quien mas quien menos, ha pasado aventuras en la montaña. Os presentamos un escrito del 2003, que relata una de las nuestras. La experiencia fue tan intensa que, a pesar de haber trascurrido cerca de 8 años, la recordamos con todo detalle... 

TRAVESIA DEL TUC FEIXANT DE LA TALLADA (2003.06.22)

El Tuc Feixant de la Tallada (2955 m) es una enorme flecha rocosa que, a caballo de los valles de Mulleres y Salenques, se dirige  hacia el cielo. La mayoría de excursionistas pasan bajo esta bella montaña sin fijarse demasiado en ella, concentrados en la ascensión mucho mas fácil y aburrida del cercano Tuc de Mulleres. Las cosas serian distintas si fuese 45 metros mas alto. Pero la geografía, a veces injusta, decidió que no formara parte de la grey de los tresmiles y lo condenó a ser un gigante olvidado.
La cima tiene dos vías "normales" que ascienden desde los valles de Mulleres y Salenques. Su encadenamiento es un itinerario precioso, pero también muy duro por el desnivel y el terreno en que se desarrolla, casi enteramente sin camino. En Junio de 1988 intenté esta travesía con unos amigos. Partimos de la boca sur del Túnel de Viella con un cielo plomizo. Tras recorrer la primera parte del valle de Mulleres, y superar el gran zócalo de roca, hierba y nieve, llegamos a una cubeta donde se inicia una estrecha e inclinada canal helada que sube al collado de la Tallada. Allí nos cubrió la niebla y empezó a lloviznar. Sin visibilidad ascendimos por el corredor, alcanzando el collado con mas lluvia y algún trueno. Nos quedaban mas de 300 metros de desnivel hasta la cima. Pero ni que hubieran sido 50. Teníamos la tormenta encima... Así que a toda prisa nos fuimos para abajo. Como acostumbra a ocurrir, no sólo no llovió, sino que llegamos al coche con sol radiante y muy mal humor...Paso el tiempo y casi olvidé el Feixant. Años mas tarde, volví a la zona y quise intentarlo de nuevo, esta vez con Encarna...
Domingo 22 de Junio del 2003. Salimos de Laspaules a las 6.10 horas. Ton se queda en casa. La salida de hoy no es para perros... Cuarenta minutos mas tarde aparcamos junto a la entrada de la boca sur del túnel de Viella (1650 m). Poco después empezamos a caminar. Son las 7 de la mañana y el sol ya ilumina las cimas de Mulleres y del Pico de la Gerbosa . Es algo tarde, pero la previsión meteorológica es buena y es el día mas largo del año. Calculamos que la excursión durará unas 10 horas como mucho. Por lo que antes de las 18.00 h estaremos de vuelta en Laspaules, esperando a Jose y Susana. Nuestros amigos y vecinos de Begues  vendrán con sus hijos para pasar el puente de San Juan. 
Tomamos una pista que asciende suavemente por el lado derecho (N) del valle de Mulleres. Al fondo del valle vemos la parte alta de la gran muralla rocosa del Tuc Feixant (e). La visión es sobrecogedora, pues no se aprecia ningún punto fácil para subir. De hecho sólo hay uno y desde aquí no se ve. Tras una rato de caminata llegamos a la curva donde sale el camino del Mulleres. Seguimos por el mismo. Atravesamos el bosque y salimos a un prado antes de la Pleta de Mulleres (1700 m, 7.25 h). El valle continua (E) por el Pla de l'Aiguamoll, una zona plana y herbosa donde el río serpentea formando balsas y humedales. Después gira a la derecha (N), empieza a subir. A la izquierda se eleva un enorme zócalo de hierba y placas de granito, que finaliza en las pedreras situada bajo los paredones del Tuc Feixant. Nuestra vía de ascenso supera este zócalo por la derecha (O) de una profunda canal que baja del collado de la Tallada, que intuimos pero no vemos. 

Dejamos el camino del Mulleres y, haciendo equilibrios, cruzamos un primer ramal del río. Continuamos por el llano, esquivando humedales, barrizales y pequeños riachuelos. Mas adelante volvemos a hacer acrobacias en otro cauce mas caudaloso y ancho que el primero. La pendiente se inclina poco a poco. Seguimos el río hasta encontrar el torrente que baja de la profunda canal del zócalo del Feixant. Lo cruzamos y continuamos subiendo por su orilla derecha (O), tapizada de rododendros, hierbas altas y algún pino negro El terreno se hace incómodo.  A la fuerte inclinación se suma la dificultad de tener que atravesar una vegetación densa que nos llega hasta la cintura. Mis piernas sufren algunos cortes y ralladuras. Empiezo a arrepentirme de haber venido con unas mallas finas y cortas… 

Tras unos minutos en los que luchamos mas que caminamos, llegamos a la entrada de una pequeña canal que corta una banda rocosa.Un minúsculo riachuelo baja por su centro.  Trepamos fácilmente por las placas de granito y  alcanzamos la parte superior de la barrera. Proseguimos recto hacia arriba, cerca del borde de la profunda canal por un terreno con fuerte pendiente de hierba y placas de granito. Las vistas crecen. Vemos buena parte del valle de Mulleres y el refugio homónimo situado bajo la pirámide del pico de la Gerbosa. El sol cae a plomo. Intentamos caminar sin prisas, manteniendo las piernas relajadas. Pero la inclinación y las irregularidades del terreno nos lo pone difícil. Algún que otro hito confirman nuestra línea de avance. De todas maneras vamos por terreno conocido. Por aquí subí y baje en el 1988. 

A unos 2300 metros se acaba la hierba, la inclinación disminuye ligeramente y entramos en una pedrera de grandes bloques. Las bastas y oscuras murallas de granito del Tuc del Mig de la Tallada y del Tuc Feixant parecen cercanas. Al pie de las mismas hay unos neveros donde un nutrido grupo de sarrios parecen mirarnos con curiosidad. Remontamos penosamente la pedrera y alcanzamos el borde inferior de una cubeta nevada (aprox 2400 m, 9.45 h). Esta cerrada por las paredes del Tuc Feixant, a la derecha, y del Tuc del Mig de la Tallada, a la izquierda. Entre ambos se abre el profundo corte del collado de la Tallada. Una estrecha y, vista de frente, muy inclinada canal de nieve conecta la cubeta con el collado. Está sumida en la sombra, tiene una altura de unos 200 metros y su aspecto es mas siniestro que acogedor. Una verdadera delicia por la que habremos de subir… 

En el 1988, la niebla me impidió conocer este lugar, por lo que es todo un descubrimiento. Algún hito y una vieja huella de paso que se dirige a la canal, nos indican el camino. Esta claro que hace tiempo que nadie pasa por aquí. Ni el sol que ilumina parte de la cubeta, ni el cielo azul contra el que se recortan las paredes, ni el murmullo de un arroyo que se cuela por la pedrera, contribuyen a humanizar el lugar. Nos sentimos solos y desamparados… 

Paramos a desayunar en una losa de granito que sobresale de la nieve. Encarna está tensa y no aparta la mirada de la canal. Nunca ha hecho algo parecido. Compruebo el estado de la nieve. Donde da el sol está blanda, pero en las sombras la bota apenas deja marca. Toca calzarnos los crampones, sacar el piolet y guardar los bastones. La cara de mi mujer es un poema. Y no mejora cuando me ve saca rde la mochila un cordino de 30 metros, junto a unas pocas cintas y mosquetones. Mientras la ato, le digo que la canal no es nada difícil, pero que que así irá mas tranquila. La pobre no está nada convencida… 

A las 10.20 h iniciamos la andadura hacia el collado. Nuestro paso es lento y cauto. Los primeros metros son poco inclinados y aprovecho para aleccionar a Encarna. Que afiance bien un pie antes de avanzar el otro, que no los junte para evitar tropezar con las correas de los crampones, que antes de dar un paso clave y se apoye bien en el piolet… 

Atravesamos la cubeta por su izquierda y nos situamos en el eje de la canal. Aquí la nieve esta dura. La pendiente aumenta progresivamente hasta los 40-45º. Hay algún breve tramo de hielo. Encarna avanza bien pero insegura. Decido subir haciendo tiradas. Tallo una pequeña plataforma  para ella se acomode y sigo ascendiendo sin que ella me asegure (no sabe hacerlo). Sólo le pido que cuide de que no se enrede la cuerda. Al final del largo vuelvo a hacer otra repisa, hundo el piolet en la nieve y aseguro el ascenso de mi mujer. Esta maniobra es lenta pero le da seguridad y sube mas tranquila, que es de lo que se trata. 
En una subida interminable remontamos la estrecha lengua de nieve helada. El último tramo es el mas estrecho y espectacular. Se acaba la nieve y aparece  una inclinada masa de barro que haría las delicias de un masoquista. Finalmente alcanzamos el collado de la Tallada (11.35 h, 2621 m). Al otro lado una gran pala nevada baja hacia el valle de Salenques. Estamos cansados pero radiantes de alegría. Felicito efusivamente a Encarna y la animo diciéndole que lo que queda es fácil y sin problemas. Ni me imagino lo mucho que me equivoco...
Nueva y merecida parada en el collado. Comer, beber, descansar… La cima aún esta lejos. Son 325 metros de desnivel por terreno empinado pero sin complicaciones. Dejaremos aquí las cosas y subiremos sólo con la chupa, los bastones y la máquina de fotos. 
A las 12.00 h iniciamos el ascenso. No hay senda clara, pero sí huellas de paso y bastantes hitos. Subimos por el borde de la cresta oriental, erca del borde del precipicio de la cara norte. Abajo queda la cubeta y la canal por la que hemos ascendido. El terreno es fácil pero entretenido. Hierba, piedra suelta y zonas de grandes bloques rocosos. El avance es lento y rebuscado. Nos situamos a la altura de la cima del Tuc del Mig de la Tallada (2791 m). Admiro su corta y accidentada cresta oeste que baja hacia el collado y que, según las guías, es su vía normal. Me sorprende los muchos corredores estrechos y verticales corredores que hay en la pared norte. En invierno se transforman en estrechas lenguas de hielo por las que transcurren algunas vías de escalada. 

La subida es y se hace larga. No nos impacientamos. Mantenemos un ritmo lento y regular. Queremos llegar arriba lo menos cansados posible porque el descenso será largo. Pero no podemos imaginarnos cuanto…   
Ya muy arriba, esquivamos algunos pequeños neveros. Después atravesamos a la izquierda (O) para alcanzar una corta arista de grandes bloques. La superamos con una sencilla trepada que nos deja en la cumbre del Tuc Feixant (13.00 h, 2955 m). Llegar hasta aquí nos ha costado 6 horas. Las guías dan 4-5 horas sin paradas. No lo hemos hecho tan mal...


Es difícil explicar lo que siento. Alegría y satisfacción por haber subido con Encarna, 15 años después de mi primer intento. Ilusión porque esta cumbre me abra la puerta a nuevas ascensiones que antes no me atrevía a plantearme. Preocupación por una bajada que desconozco totalmente...
También recuerdo a las personas. Anna y Toni, compañeros del intento del 1988. Santi y Luisa que realizaron esta ascensión en 1987 y me enviciaron en ella. Jose Antonio y Susana, que estarán pasando calor en Begues y que esta tarde subirán a Lapaules. Ton, que sólo y aburrido estará esperando nuestro regreso detrás de la puerta… Encarna también esta contenta y alucinada por la ascensión. Dice ques lo mas difícil que ha hecho nunca… 
El paisaje es una pasada. El día claro y sin nubes acentúa los contrastes y permite ver detalles que en otras condiciones no serían apreciables. La situación de esta cima permite una visión increíble de gran parte del macizo de la Maladeta, y especialmente la vertiente del glacial de Tempestades, destacando los picos de Ballibierna, Rusell, Margalida, Tempestades, Aneto y Maladetas. También vemos relativamente cercanos los picos de Mulleres, Gerbosa y Forcanada, así como el Montardo y el macizo de los Besiberris. Y hay muchos mas…

Del itinerario de descenso sólo veo la primera parte, formada por una ladera de neveros y pendientes de hierba y piedras , que finaliza en un balcón herboso donde se encuentra el pequeño lago de la Tallada. El tramo posterior de bajada al valle de Salenques es toda una incógnita, y es el que mas me preocupa… 


Tras permanecer 20 minutos en la cima, iniciamos el descenso. La pendiente es fuerte y fácilmente se desprenden piedras al pasar.  Bajamos despacio y con gran cuidado. A las 14.00 h llegamos al collado. Parada para comer y, sobre todo, hidratarnos. Acabamos con toda el agua ya que encontraremos mas abajo. Tras dar una última mirada a la canal por donde subimos (que ahora esta bañada por el sol), comenzamos el descenso por la vertiente sur..
La pendiente del nevero que baja desde el collado es algo inclinada. La nieve reblandecida no aguanta y sufrimos un par de caídas sin consecuencia. Pronto la inclinación disminuye y bajamos rápidamente y sin problemas. Mas abajo encontramos una segunda pala mas pendiente que la primera. La esquivamos por la derecha (O), por un cordal de hierba y rocas. Sin mas problemas alcanzamos el lago de la Tallada (14.50 h, 2290 m). 
Durante toda esta bajada hay algo que me desconcierta. No vemos hitos ni nada que se le parezca. Pero lo mas grave es que aquí, junto al lago, tampoco hay ninguno. El terreno es virgen, sin trazas de senda o huellas de paso que indiquen por donde seguir bajando. Hasta el fondo del valle de Salenques hay mas de 600 metros de desnivel por terreno muy complicado y lleno de cortados, prados empinados y bosques colgantes, donde un error de itinerario puede tener graves consecuencias. Enfrentar esta bajada sin senda y sin conocer la zona es jugar a la ruleta rusa... Se impone un alto para estudiar que hacer...
Nos detenemos junto el lago y consultamos el librito de Josep de Tera "Excursions de la Maladeta" (que decidí traer a última hora) donde se describe esta ruta. También el plano de la Alpina. A nuestra derecha (O), unos metros mas abajo del lago, hay una zona de meandros y humedales, en cuyo extremo se inicia un barranco por el que baja un torrente bastante caudaloso. Es el Barranc Blanc o de la Tallada. El mapa marca un sendero que desde el extremo de los humedales baja unos 60 metros de desnivel por la derecha (O) del barranco, antes de cruzarlo y descender por la otra orilla (izquierda, E) hasta el fondo del valle. Según el libro de Josep de Tera, para bajar puede seguirse el barranco, o flanquear a la derecha (O) y seguir hacia abajo por el lomo de la montaña. 
En cualquier caso, hemos de situarnos en el extremo de los humedales.Así que vamos hasta ese punto. Una en el mismo seguimos sin ver ningún hito o similar. Pero hay algo que podría ser una antigua huella de paso. Parece que se dirige a la derecha (O) y después baja por el lomo terriblemente inclinado de la montaña. Inmediatamente descartamos la ruta del barranco (llena de cortados con cascadas de agua) y empezamos a bajar por la derecha siguiendo la huella de paso. Desgraciadamente, ésta pronto se pierde y continuamos hacia abajo por el mismo lugar, conectando inclinadas fajas de hierba con algún que otro pino. Conforme descendemos mi preocupación va en aumento. No veo nada clara la continuidad del terreno, que cada vez es mas pendiente, escarpado y complicado. Además Encarna, que esta muy y le duele la rodilla, baja muy despacio y se retrasa.
Tras bajar unos 300 metros de desnivel, llegamos a una amplia repisa herbosa. Esta cortada por la derecha (O) y por delante (S). Sólo podemos ir a la izquierda (E). Lo hacemos hasta a un punto en que la pared sobre el Barranc de la Tallada, nos barra el paso.  Los malos augurios se han cumplido. Buscamos una posible vía de descenso. Nada. No hay mas que cortados. La única opción  sería rapelar por una hendidura vertical de unos 30 metros de alto para alcanzar unas pendientes herbosas, que parecen bajar al fondo del barranco (no es seguro). Pero nuestra cuerda es corta...


Consulto el reloj y el altímetro. Las 15.10 h, 2000 metros de altura. El corazón y la mente van demasiado deprisa. Hemos de descansar y serenarnos para poder pensar. Sin ser dramática, nuestra situación es difícil y complicada. Ni sabemos por donde se baja, ni encontramos como hacerlo. Podríamos ir al oeste para probar si las fajas herbosas tienen continuidad y llegan hasta el valle. Pero será incierto y agotador. Necesitamos una alternativa segura...


Finalmente nos rendimos ante la evidencia de que la mejor solución es volver sobre nuestros pasos, hasta el lago de la Tallada, observando el terreno por si nos hemos saltado alguna senda o similar… cosa que dudo. Si no encontramos ningún itinerario fiable de descenso, no tendremos mas remedio que continuar subiendo hasta el collado de la Tallada y descender por la canal de nieve de esta mañana. Representa remontar cerca de 700 metros de desnivel y bajar 1300. Además, la nieve de la canal estará chunga al haberse reblandecido con el sol. Quedan 6 horas de luz y estamos muertos. Así que decidimos tomarnos el asunto con filosofía. Buscaremos un lugar resguardado para vivaquear en los alrededores del lago de la Tallada. Mañana subiremos con las primeras luces al collado y bajaremos la canal con la nieve endurecida… ¡Menudo movidón!

Entonces pensamos en Ton, que está solo en Laspaules. Y en Jose Antonio y Susana que subirán y no nos encontrarán. Intentamos llamarlos, pero el móvil no tiene cobertura. La situación se complica por momentos. El rostro de Encarna es una mezcla de cansancio, desencanto y temor. Pero se mantiene serena. Al igual que yo, su máxima preocupación son  nuestros amigo, nuestro perro y  que estamos en el coño del mundo, mas solos que la una, y que nadie lo sabe. Marrón, marrón...

Subimos unos pocos metros y vuelvemos a probar con el teléfono. Esta vez da llamada. Consigo oir a Susana, pero ella no a mí. Cabreado lo intento varias veces con el mismo resultado. Cambiamos de posición para mejorar la cobertura. Esta vez hay suerte y, con alguna dificultad, consigo hablar con Jose Antonio. El corazón me da un vuelco cuando me dice es que no vendrán. Entonces le explico lo que pasa, donde estamos y lo que vamos a hacer. Inmediatamente cambia de opinión y me dice que se vienen a Laspaules (tienen llave del apartamento). Agradecido y emocionado le doy las gracias y corto la comunicación. Ahora ya estamos tranquilos. Podemos dedicarnos en cuerpo y alma a resolver nuestro problemilla…

Tras una breve parada, a las 15.45 horas iniciamos el ascenso. Cae un sol de justicia que nos hace sudar de lo lindo. No se si es por el calor, la tensión o las dos cosas que tengo la garganta seca e inflamada. A cámara lenta remontamos los inclinados pasajes de hierba y placas rocosas por los que no hace tanto descendimos. De pronto suena el teléfono. Es José Antonio. Esta muy preocupado y quiere asegurarse de que estamos bien. Lo tranquilizo y quedamos en llamarnos a las diez de la noche. Después desconecto el teléfono para ahorrar batería. Volvemos a estar solos, pero no desamparados...

Proseguimos nuestro lento ascenso. Caminamos uno tras otro, sin mediar palabra, por el borde derecho (O) del Barranco de la Tallada. Curiosamente tenemos menos sensación de cansancio que cuando bajábamos. Mis cinco sentidos se centran en estudiar el terreno circundante en busca de algún indicio de senda. El otro lado del barranco parece practicable. Hay unas inclinadísimas pendientes de hierba que, aunque no las vemos en su totalidad, parecen descender hasta el bosque del fondo del valle. Incluso me parece distinguir un hito sobre una roca… ¡Si pudiéramos pasar al otro lado!  Pero, ¿cómo y por donde hacerlo...?

Entonces recuerdo el mapa de la Alpina y la línea a trazos de color rojo que comunica el valle con el lago de la Tallada. Saco el plano de la mochila y vuelvo a consultarlo. Efectivamente, marca una senda que baja primero por la derecha (O) del barranco y,  a unos 2140 m, lo cruza para continuar por el lado opuesto, en un trazado que podría ir por las pendientes herbosas. Si esto es verdad, debe haber un punto de paso y, teniendo en cuenta la lectura del altímetro (2150 m) debe estar cerca...
Miramos y miramos hasta descubrir una estrecha repisa de hierba (en algunas zonas no tiene mas de un palmo de ancho). Desde donde estamos, baja fuerte en diagonal hasta un pino situado a unos 10 metros de distancia, que esta colgado de la pared del barranco. Como no veo que hay después decido ir a investigar. Le pido a Encarna que espere y desciendo con cuidado por el paso. ¡Premio! Mas allá del pino la repisa continua primero en bajada y después horizontal, hasta unas losas inclinadas que finalizan en el lecho del torrente. Evidentemente no se trata de una senda, pero con cuidado y un poco de pericia se puede bajar. Y lo mas importante, de ser necesario podríamos volver atrás…
El conjunto del paso, de unos 50 metros de longitud, es aéreo y queda bastante colgado. Debería atar a Encarna, pero decido no hacerlo. Es mejor no dar demasiada importancia al lugar, que por otra parte es mas impresionante que difícil. La llamo y empieza a bajar poco a poco, apretando la boca y sin mirar para abajo. Alcanza el pino, recorre el resto de la cornisa y se reúne conmigo al inicio de las losas. Ahora viene la parte mas técnica. De nuevo me adelanto. Aprovechando pequeñas muescas y relieves, bajo por la roca losas hasta situarme unos 4 metros sobre el torrente. Sólo queda descender una placa de granito lisa y mojada, y no se como hacerlo. Al final opto por la solución mas simple y me deslizo sentado hasta llegar el borde del agua. Cruzo el torrente, dejo la mochila y los palos, y vuelo atrás para indicar a Encarna como bajar. Lo hace estupendamente. Poco después nos sentamos en el otro lado del torrente. 
El primer paso hacia la “salvación” ha sido superado. 16.40 h,  2130 metros. La altura coincide con el mapa en el punto de cruce del torrente. Como que no hay ningún otro lugar practicable, concluyo que hemos encontrado el paso clave de la ruta de descenso. Celebramos nuestro éxito con una breve parada y un litro de Redoxón Forte acabado de preparar, que nos sabe a gloria. A nuestro alrededor todo es un espectáculo bello y salvaje. La fuerza del agua que se precipita en cascadas por el torrente, se ajusta a perfección a la grandeza de esta vertiente abrupta e inhóspita. A través del estrecho ángulo que forman las paredes del barranco, vemos los bosques del fondo del valle de Salenques. Se abre una luz de esperanza y  empezamos a pensar que a lo mejor nos salvamos del vivac...

Tras diez minutos de parada, volvemos a la carga. Bajamos 10 metros por la orilla izquierda (E) del torrente. Un prado extremadamente inclinado escapa del barranco ascendiendo en diagonal a un collado poco marcado situado unos 40 metros mas arriba. La travesía de este prado es el paso mas arriesgado de la excursión. Los pies resbalan a la mínima y las manos solo pueden cogerse en la hierba. Lo peor es que el prado baja hasta  un cortado que cae directamente sobre la parte superior de una gran cascada. Simplemente encantador...Cuando llegamos al collado el corazón va a tope y la adrenalina sale por las orejas. Pero ha valido la pena... Se puede seguir bajando en diagonal a la izquierda (E) por inclinadas pendientes de hierba colgadas e interrumpidas por pedreras y canales. Por suerte hay el día es muy seco. Con lluvia o humedad este descenso sería peligrosísimo...
La hierba está muy alta y oculta las irregularidades del terreno. Vamos con gran cuidado, pero no podemos evitar resbalones y pasos en falso en agujeros que no hemos visto. Encarna, normalmente recatada, profiere maldiciones cada vez que da con los huesos en el suelo. Yo, que tampoco me quedo corto, descargo la tensión sobre la curia romana y el Dios que los ampara…Mas abajo cruzamos una pedrera y encontramos dos piedras colocadas sobre una gran roca. ¿Será un hito? Esta posibilidad se confirma con dos nuevos hallazgos. Ahora estamos seguros de ir por buen "camino"… Después llego hasta una gran roca aislada que también tiene un hito. Lo reconozco. Fue el que nos pareció ver desde el otro lado del barranco, dando pie a la idea de bajar por aquí. Miramos la otra vertiente y localizamos el lugar desde donde nos tuvimos que volver. Menudo sítio...
Encontramos un hito mas. Después se acaban las indicaciones… Un nuevo flanqueo herboso a la izquierda (E), mas corto y fácil que el anterior, nos deja en otro colladito. Bajamos al fondo de una canal por donde descendemos hasta que queda cortada por una gran roca que forma un gran agujero. Entonces volvemos a la derecha (O) y, con un nuevo paso adrenalínico, alcanzamos el fondo de una nueva canal estrecha y rocosa. Mas abajo se ensancha y pasa a estar cubierta por la hierba. Después se diluye en un bosque que parece bajar regularmente hasta el fondo del valle de Salenques. Ahora si que vemos clara la bajada. ¡Estamos salvados!

Poco a poco, pero sin problemas, alcanzamos el límite superior del bosque de avellanos y abedules. Estos árboles tienen las ramas muy bajas e impiden el paso. No hay mas remedio que ir enlazando claros del bosque. Este recorrido, sinuoso y rebuscado, nos lleva otra vez a la derecha, hasta las inmediaciones del Barranco de La Tallada. El río Salenques parece cercano y cada vez estamos mas animados. Pero las cosas rara vez salen como uno quiere... Conforme nos acercamos al fondo del valle la vegetación se vuelve mas densa e incordiante. La hierba deja paso a las zarzas y a las ortigas, que ocultan troncos y pedreras. Son momentos difíciles y de gran sufrimiento. Voy delante. Mis piernas (llevo unas mallas cortas) reciben  multitud de cortes y picaduras. Encarna también tiene su dosis de naturaleza... Nuestro avance es muy lento,ya que hemos de comprobar el terreno a cada paso para evitar meter el pie en un agujero entre las rocas. En algunos tramos, esta vegetación dolorosa nos llega hasta casi el pecho, y hemos de hacer contorsiones y piruetas para no acabar llenos de heridas y abones… 

La tortura dura cerca de una hora. Es lo tardamos en recorrer, dando infinidad de vueltas y rodeos, una distancia de unos 500 metros en línea recta. Finalmente, a las 18.45 h llegamos al camino que recorre el valle de Salenques. La incertidumbre ha finalizado.


Nos invade una intensa sensación de cansancio.  Necesitamos parar. Sabemos que muy cerca hay una pequeña área de picnic. Decidimos ir hasta allí y darnos un merecido descanso. Cinco minutos mas tarde llegamos al lugar situado bajo los árboles y junto al río (1620 m, 18.55 h). Aquí el camino de divide, pudiéndose bajar por las dos orillas del valle. Nos sentamos en un banco, intentamos reponer algo de fuerzas y nos hidratamos. Intento comunicarme con Jose Antonio, pero no hay cobertura. Tras diez minutos de parada, pasamos ala otra orilla (S) por un puente y, con paso tranquilo, descendemos el valle por el GR 11. Caminar por un camino nos parece un lujo asiático...

A las 19.40 h llegamos al Puente de Salenques, donde la carretera N-230 cruza el río cerca de su desembocadura en la presa de Baserca (1460 m). Por fin conseguimos hablar con nuestros amigos y les ponemos al corriente de nuestra nueva situación. Se alegran mucho y nos dicen que están en Benabarre, por lo que aún les queda algo mas de una hora de viaje. 
Pero la excursión no ha terminado. Nos queda recorrer 3.5 Km de carretera en dirección al túnel de Viella. Sin duda, este trozo es el peor de toda la excursión. Caminamos a ritmo de paseo, sin prisas, pero así y todo se nos hace duro y, sobre todo, muy pesado. Las piernas, llenas de heridas y abones, me duelen muscular y superficialmente. La planta de los pies esta escocida. La espalda se queja bajo el peso de la mochila… Tenemos muchas ganas de llegar Pero el trayecto es largo, y aunque nos esforzamos en evadirnos de los problemas y caminar de forma automática y sin forzar el paso, poco a poco nos gana la desesperación…

Finalmente, a las 20.30 horas llegamos a la entrada del túnel y al tan anhelado coche. Los últimos rayos de sol iluminan las cumbres. Sin entretenernos nos cambiamos de calzado y emprendemos el viaje de retorno a Laspaules, donde llegamos a las 21.15 horas. Al abrir la puerta de la casa Ton sale disparado en dirección a la calle para hacer sus necesidades. Ha estado mas de 15 horas solo y sin orinar… Eso si que es un record… 
Jose Antonio, Susana y los niños aún no han llegado. ¡Paradojas de la vida! Hace seis horas que les decíamos que tendríamos que mal dormir al raso, y hemos llegado a Laspaules antes que ellos. Me siento culpable por haberlos hecho subir. Pero no me arrepiento ya que nosotros habríamos hecho lo mismo. Sin duda, la tranquilidad que nos dio el saber que estarían en Laspaules, que se encargarían de Ton y, sobre todo, que supieran donde y como estábamos, y que llegaríamos al otro día por la mañana, nos permitió actuar con serenidad y salir  del atolladero. Por tanto dedicamos esta ascensión, posiblemente la mas bonita y difícil que hasta ahora hemos hecho juntos Encarna y yo, y este relato, a estos grandes amigos…

Pero no basta con dedicar. Cuando diez minutos mas tarde que nosotgros, los susodichos llegan a Laspaules, nos vamos a cenar al Hotel-Residencia del pueblo, donde dimos cuenta de unas cervezas, una botella de vino y una comida tan buena como cuantiosa. Evidentemente pagamos nosotros... Después vino el sueño reparador.


En total fueron cerca de 1700 metros de subida y otros tantos de bajada, recorridos durante 13.5 horas, casi enteramente fuera de camino. Una excursión durísima que nos dejó algunas secuelas. Tres días después Encarna aún tiene agujetas y yo las piernas hinchadas como  consecuencia del sol, los cortes y las picadas de las ortigas. Así y todo nos sentimos muy contentos y satisfechos de la aventura del Feixant... A ver si nos recuperamos pronto. Que se acerca el próximo fin de semana y queremos volver al monte, aunque eso sí, teniendo muy claro el itinerario de la excursión.
EniEn- Junio 2003

3 comentarios:

  1. Una de las montañas más bonitas que he visto... y con caracter. A Dios pongo por testigo que algún día caerá :)

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  2. Infierno, Diablos,Agudes, Balcells,Travesany, Rodó, Balandrau, Guara, Meige i tantes altres.Guardo molt bons records i ganes de tornar-hi

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  3. Hola, ante todo felicidades por el blog, hace un tiempo que lo sigo y me a dado alguna que otra idea leyendo vuestras aventuras.

    El motivo que me a decidido a escribir es que el otro día estuvimos en los Ballibierna y desde allí se veía el Feixant, el caso es que estuvimos hablando con mi compañero que se leía poca cosa de esa cima pero que tenia una pinta estupenda.

    Una vez en casa he estado buscando alguna información del Feixant (por si suena la flauta algún día) y he llegado hasta aquí,me leído el reportaje de cabo a rabo, menuda aventura, pero lo que mas me a gustado es la forma de explicarlo, me he metido tan dentro de la historia que parecía que estuviera yo allí.

    Felicidades por saber mantener la calma en esos momentos y por saber explicarlo con tanto sentimiento.

    salu2

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